El movimiento de individuos y de grupos de personas de un país a otro, o de una región a otra, ha sido una constante de la historia
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| Al centro, Margarita Zavala al inaugurar la Semana Nacional de Migración |
La presidenta del DIF Nacional y esposa del presidente de México, Margarita Zavala, y la secretaria de Relaciones Exteriores, embajadora Patricia Espinosa Cantellano, inauguraron la Semana Nacional de Migración 2010.
Durante el acto la canciller mexicana destacó la decisión de reflexionar sobre la situación que enfrentan los migrantes en su calidad de miembros de familias, ya que pone de relieve algunos de los retos más humanos de dicho fenómeno.
Subrayó que el movimiento de individuos y de grupos de personas de un país a otro, o de una región a otra, ha sido una constante de la historia, a tal punto que quizá no sea exagerado decir que todos somos, en algún sentido, descendientes de migrantes.
Y sostuvo que lamentablemente ha sido también una constante el riesgo que éstos se enfrentan durante sus travesías y, en muchos casos, en las comunidades en que se asientan. La vulnerabilidad en el camino o la hostilidad en el destino han sido, desde las épocas más remotas, parte de la experiencia de los migrantes.
De acuerdo con los cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones, en la actualidad hay más de 200 millones de migrantes en el mundo, es decir, 3 por ciento de la población global.
La dimensión del fenómeno es una de las razones por las que en años recientes la migración se ha transformado en un tema central de la agenda política internacional, con un énfasis creciente en los derechos humanos.
México es un país de origen, tránsito y destino de migrantes. Patricia Espinosa afirmó que los mexicanos “comprendemos el significado de la migración y de ahí ha surgido nuestra determinación por asegurar que las amenazas que enfrentan los migrantes sean combatidas y que sus derechos humanos sean cabalmente respetados dentro y fuera de nuestro país”.
Los derechos humanos implican deberes de Estado, consecuentemente la responsabilidad central, aunque no exclusiva, en cuanto al respeto de los derechos de los migrantes, recae en los órganos de gobierno, sentenció la canciller mexicana.
Revista Protocolo
