Ciencias Alternas

Aprecia tu camino de perfección

Escucha a tu alma, contacta con aquello que tu alma desea revelar en el mundo; mientras hagas el intento de escuchar a tu alma y revelarlo en el mundo, estás en el camino correcto

Dr. Moisés Matamoros Muñoz

La palabra “imperfección” a menudo tiene una connotación negativa: una grieta o defecto en el sistema que debe remediarse, ocultarse o evitarse a toda costa. Pero las imperfecciones realmente son una parte muy necesaria e importante de nuestra existencia. De hecho, ¡están tan perfectamente diseñadas por el Creador que en realidad no se pueden considerar imperfecciones!

Lo que hace que algo sea “perfecto” o no es solamente nuestra percepción. Sin embargo, la mayoría de nosotros todavía se esfuerza en alcanzar esta idea de perfección, ya sea en la manera en que nos vemos a nosotros mismos, a la gente que nos rodea o el rumbo de nuestra vida. Y a menudo nos cuesta aceptar cuando las cosas no se ven o no marchan tal y como queremos. Esto puede hacer que nos sintamos frustrados, deprimidos, inseguros o indefensos. ¿Cómo nos deshacemos de la mentalidad perfeccionista y comenzamos a aceptar una vida imperfecta?

1. Despréndete de cómo “deben ser” las cosas y confía en que el universo busca beneficiarte. Es fácil concentrarse en una o dos áreas de nuestra vida que no parecen funcionar y obsesionarnos con mejorarlas. Comenzamos a pensar que sabemos cómo deberían ser las cosas al punto que olvidamos que hay una fuerza superior que sabe más que nosotros. Creemos que sabemos cómo se ve una vida perfecta, pero en realidad el Creador ya ha diseñado la vida perfecta para nosotros, solo que esta no coincide con la imagen que tenemos en nuestra mente.

Cada desafío u obstáculo en el camino proviene del Creador para nuestro beneficio, aun si no podemos verlo en el momento. No somos los únicos responsables por la situación en la que nos encontramos. Hay una fuerza que dirige nuestra vida y crea situaciones que son perfectas para nosotros. No existe la pareja perfecta, el hijo perfecto o el empleo perfecto; solo existe aquello que es perfectamente diseñado para ti.

Deja de compararte a ti mismo, a quienes te rodean y a tu vida con lo que tú consideras que “debería” ser. Todo lo que llega a ti es para el beneficio de tu alma. Tu responsabilidad es descubrir qué es; tener suficiente conciencia, curiosidad y amor propio para mirar cada desafío y preguntarte: “¿Cómo puedo convertir este desafío en un regalo?”.

2. Esfuérzate por hacer que las cosas sean mejores, no perfectas. Todo lo que existe en este momento está perfectamente diseñado para nosotros, pero eso no significa que no debamos cambiar y avanzar. De hecho, ese es el mismísimo propósito: nuestros desafíos nos impulsan a hacer cambios positivos. Estamos destinados a esforzarnos por mejorar las cosas, pero no por la meta de la perfección.

Un esfuerzo sano es querer transformarse, crear cambio y avanzar hacia algo diferente; mientras que la perfección es una búsqueda inútil por eliminar algún defecto que percibimos. Cuando buscamos el cambio con una mentalidad saludable, es inspirador y nos conecta con el universo.

3. Concéntrate menos en lo que careces y aprecia más lo que posees. Es natural compararnos con otras personas. Con el auge de las redes sociales, es más fácil que nunca tener acceso a miles de otras vidas. A veces nos creemos las hermosas imágenes que vemos y asumimos que todos los demás son perfectos y que nosotros somos los únicos con imperfecciones. En realidad, todos tienen diferencias y eso es lo que nos hace los seres más perfectos.

En lugar de concentrarte en aquello que los demás tienen y tú no, considera a todas las personas que son menos afortunadas que tú. Recuerda todos los regalos y bendiciones que tienes en tu vida y que sueles tomar por sentados. Esto es lo que despierta el aprecio y nos lleva a la plenitud.

4. Acepta que estamos destinados a tener diferencias hermosas y únicas. A medida que crecemos, solemos estar condicionados para ocultar nuestras diferencias. Queremos encajar, evitar que nos molesten y deseamos agradar a las personas. Ya sea que lo reconozcamos o no, acostumbramos mantener este comportamiento a lo largo de nuestra adultez y esto puede hacer que seamos muy duros con nosotros mismos.

En realidad, nuestros defectos son los que nos hacen interesantes, únicos y valiosos. Nuestras diferencias no son imperfecciones. El trabajo que estás destinado a hacer en este mundo y la Luz con que fuiste hecho para revelar solo se puede lograr siendo tú mismo. ¡Tú eres el único que puede hacerlo!

Los seres humanos no están en el mundo para ser perfectos, el Creador ya tiene infinidades de ángeles perfectos en el Cielo. Estamos destinados a tener vidas imperfectas aquí en el mundo físico, superar nuestros desafíos y esforzarnos, fallar y levantarnos nuevamente. El mundo fue hecho para ser imperfecto, y a partir de esa imperfección podemos encontrar Luz, transformación y cambio.

5. Recuerda cada día que tu alma es perfecta e ilimitada. Dondequiera que miramos, somos bombardeados de mensajes: carteleras, publicidades en redes sociales, anuncios en la televisión; todos diciéndonos cómo vernos mejor, cambiarnos, ser más exitosos, más felices. Tan solo compra este producto, toma esta píldora, toma este curso. El mensaje que recibimos una y otra vez es que no somos suficientes. Pero aceptarnos tal y como somos es un enorme primer paso en nuestro crecimiento espiritual. Comienza con una verdad simple: nuestra alma es ilimitada.

A menudo creemos que necesitamos “adquirir” sabiduría, fuerza o bondad; pero esto ya está en nuestro interior. El proceso de la vida es descubrir y revelar las partes de nuestro ser que ya poseemos. Eres poderoso tal y como eres hoy, en este instante. Lo único necesario es eliminar los velos que ocultan parte de tu Luz. Todo el trabajo espiritual y la transformación en realidad no “suman” nada a tu esencia, tan solo revelan el poder que ya se encuentra ahí. Ninguna otra persona puede darte algo que tú no poseas ya.

Eso no significa que no haya cosas que quieras cambiar sobre ti mismo. Para hacerlo de una forma fuerte, sana, poderosa y duradera, recuerda cada mañana que no solo eres digno, sino que también posees mucho más dentro de ti de lo que todavía puedes comenzar a entender. Ámate por completo. Dedica tiempo en aceptar que tu alma es perfecta, ilimitada y llena de Luz.

6. Dedica menos energía a lo que los demás piensen de ti. Cuanta más energía, pensamientos o angustia invirtamos en lo que los demás piensen de nosotros, más oscurecemos nuestra alma, esencia y poder; lo cual los hace más inaccesibles.

A veces nos convencemos a nosotros mismos de que debe importarnos lo que los demás piensen. A medida que asumimos más responsabilidades en la vida, el ego nos engaña para pensar que nos debe importar lo que opinen de nosotros nuestros jefes, clientes, amigos o cónyuge. El peligro de caer en este modo de pensar es que crea una cortina sobre nuestra alma y le imposibilita revelarnos toda esa gran Luz interna.

La manera de ser más seguros de nosotros mismos es no darle importancia. Si no te importa lo que los demás piensen de ti, puedes concentrarte en conectarte con el Creador y revelar Luz en el mundo al callar todo el ruido externo. Es como tener un campo de fuerza a tu alrededor porque tienes mucha claridad. Cuando estás haciendo lo que debes hacer sin distracciones, te sientes seguro de ti mismo.

Presta menos atención a lo que cualquiera piense de ti. Es un callejón sin salida. Cualquier nivel de preocupación por lo que los demás piensen de ti no solo es una pérdida de tiempo sino que también oscurece el poder de tu esencia.

7. Concéntrate en aquello que sea agradable a tu alma y te ayude a revelar tu Luz única. Un árbol crece porque tiene una naturaleza innata de crecer, no porque le interese lo que los demás árboles opinen de él o porque quiera ser el mejor árbol de todos. Tiene un propósito y cumple con ese propósito. Cada uno de nosotros, también, tiene un propósito espiritual; y nuestro trabajo en la vida es seguirlo y revelar esa Luz única en el mundo.

Artistas como Miguel Ángel o Leonardo da Vinci no pintaban por logros o reconocimiento, sino porque sus almas necesitaban revelar esa belleza. Solo tú puedes lograr las cosas que viniste a hacer aquí. ¡Nadie más puede hacer lo que tú puedes! No tiene que ser una gran pintura o escultura. Podría ser tan simple como cultivar un jardín o ser buen padre o madre para tus hijos.

Escucha a tu alma. Contacta con aquello que tu alma desea revelar en el mundo. Mientras hagas el intento de escuchar a tu alma y revelarlo en el mundo, estás en el camino correcto.

Fuente: www.kabbalah.com

Países que nos están viendo

ALIANZAS