Ciencias Alternas

Purim: Unión en la Luz

Esther escribió esta historia en un manuscrito conocido como la Meguilá de Esther que se lee en el mundo entero en Purim. Sin embargo la Kabbalah le da una “Luz” distinta a esta historia

Dr. Moisés Matamoros Muñoz

Purim podría ser el clásico cuento de la Cenicienta, con algunas repercusiones cósmicas. Como todo en Kabbalah, los protagonistas de la historia literal son códigos para conectar con las fuerzas invisibles de energía positiva que impregnan al universo en este momento.

Érase una vez un rey que se llamaba Ajashverosh que reinaba sobre Persia en el siglo III A.E.C.

La historia empieza con un gran banquete que el rey organizó en su palacio. La mujer del rey, la reina Vashtí, era conocida por su extraordinaria belleza. Aquella noche, el rey, en su deseo de impresionar a sus invitados con la belleza de su mujer, la llamó para que asistiera a la fiesta, pero ella rechazó la invitación y desapareció del reino.

Buscando una nueva reina, el rey ordenó a sus hombres que viajasen por todo el reino en búsqueda de las más hermosas doncellas, para que luego él pudiese verlas y escoger a la más bella y convertirla en su esposa y la nueva reina.

En esos tiempos, vivía una hermosa mujer llamada Esther. Ella habitaba en una pequeña región con su tío Mordejai. Esther sabía que ser la reina de Persia sería muy bueno para su pueblo, y como además era espectacularmente bella, se preparó a sí misma para ser llevada ante el rey.

Cuando el rey vio a Esther, dejó de buscar y la convirtió en la nueva reina de Persia.

Un día, mientras pasaba en frente de las rejas del palacio, Mordejai oyó a dos guardias que tramaban una revolución con el propósito de matar al rey Ajashverosh. Mordejai informó a Esther, y los rebeldes fueron capturados y ejecutados. Mordejai salvó la vida del rey.

El rey tenía un consejero llamado Hamán. Este consejero era ambicioso de poder y conspirador. A Hamán no le gustaba nada el pueblo de los israelitas, especialmente Mordejai. Cuando Hamán viajaba por las ciudades, esperaba que la gente hiciese una reverencia ante él, ya que era el segundo al mando del rey. Mordejai se negaba a hacer la reverencia.

Para ganarse el favor del rey y librarse de Mordejai y su pueblo, Hamán ideó un plan para matarlos a todos. Hamán usó su lengua afilada y manipuló la mente de Ajashverosh, convenciéndole de que la gente del pueblo de Mordejai le causaría problemas y que debía sellar una petición para destruirlos. El rey autorizó el genocidio, y las cartas se escribieron y se enviaron a todas las provincias de Persia con el sello del rey.

Hamán hizo un sorteo para elegir la fecha que iniciaría el genocidio. El trece de Adar (el mes de Piscis) fue el día seleccionado para la exterminación masiva del pueblo. Recuerda esta fecha.

Cuando Mordejai se enteró, se rasgó las vestiduras en señal de duelo, se vistió con tela de saco y se fue a llorar ante la puerta del rey.

Cuando Esther se enteró del comportamiento de su tío, le envió nuevas ropas, pero él las rechazó y le envió un mensaje diciéndole que fuera ante el rey y suplicara por la vida de la gente de su pueblo.

La ley en Persia en ese momento era muy estricta: nadie podía acercarse al rey a menos que fuera llamado; esta ofensa se castigaba con la pena de muerte. Esther contestó a su tío diciéndole que la gente del pueblo debía ayunar por tres días, que ella haría lo mismo, y después de los tres días se acercaría al rey. Estos tres días de ayuno se llevaron a cabo durante Pésaj.

Después de estos tres días, Esther se presentó ante el rey, quien se puso tan contento de verla que extendió su bastón real y le preguntó si podía concederle alguna petición. Esther les pidió al rey y a Hamán que se reunieran con ella al día siguiente en su vivienda para celebrar un banquete que ella iba a preparar.

Cuando Hamán dejó el palacio aquella noche, vio a Mordejai. Era tal el odio que le tenía, que decidió que la mañana siguiente pediría permiso al rey para ahorcar a Mordejai públicamente en una horca de 15 metros de altura.

Esa misma noche el rey no podía dormir y pidió escuchar los archivos en los que se registraban los eventos diarios sucedidos en palacio. Entonces el rey se dio cuenta que muchos años atrás, Mordejai informó al rey acerca del complot para derrocar al reino y matar al rey. Mordejai salvó la vida del rey y nunca fue recompensado por su lealtad.

Cuando Hamán llegó por la mañana con la intención de pedir permiso al rey para matar a Mordejai, el rey le pidió consejo a Hamán acerca de cuál sería la manera más apropiada de honrar a alguien que encontró el favor del rey. Hamán, asumiendo que era él mismo quien iba a ser honrado, dijo que se debería permitir a ese hombre llevar la corona y las vestiduras del rey, montar en el caballo del rey y pasearse por todas las calles de la cuidad, proclamando que es un privilegiado del rey.

El rey Ajashverosh aceptó la idea y le dijo a Hamán que diera este honor a Mordejai. Enfurecido, Hamán cumplió las órdenes del rey.

Esa misma noche era la del banquete que la reina Esther había preparado para el rey y Hamán. El rey estaba tan encantado con ella, que le preguntó de nuevo si podía concederle alguna petición. Esta vez la reina Esther pidió a su marido que le salvara la vida a ella, a la gente de su pueblo y a su tío Mordejai, a quien el rey había honrado esa misma mañana. El rey estaba horrorizado ante la idea de que la vida de su reina y de su querido Mordejai estuviera en peligro y demandó saber quién era el responsable de esto. Esther contestó que era Hamán.

Hamán se arrodilló ante el rey y suplicó por su vida, pero el rey ordenó que Hamán fuera ahorcado en la misma horca que él había preparado para Mordejai. Mordejai fue proclamado el nuevo consejero del rey.

Sin embargo, la orden de genocidio no podía ser simplemente revocada, entonces el rey ordenó que los israelitas fueran informados y armados para luchar en su defensa. Debido a su conocimiento de las herramientas kabbalísticas de unidad, los 72 Nombres de Dios, y su entendimiento de los ciclos cósmicos del calendario kabbalístico, los israelitas de Persia triunfaron sobre el ejército persa. Ellos despertaron el poder de los milagros disponible en el mes de Adar/Piscis. Más aún, ellos fueron capaces de alterar su destino.

Esther escribió esta historia en un manuscrito conocido como la Meguilá de Esther que se lee en el mundo entero en Purim. Sin embargo la Kabbalah le da una “Luz” distinta a esta historia.

La historia kabbalística de Purim:

Hamán era la décima generación de Agag אגג, el último rey de la nación de Amalek, עמלק la cual se menciona varias veces en la Biblia. Cuando el rey Shaul fue proclamado primer rey de Israel, una de sus primeras responsabilidades como rey fue destruir a la nación de Amalek. Su error fatal fue permitir que el rey Agag viviese por un día antes de matarlo. En ese último día antes de su muerte, el rey Agag fecundó a una mujer, que dio continuidad a la semilla de Amalek. Hamán era la continuación de Amalek, era el alma reencarnada del rey Agag; por ese motivo está escrito en la Meguilá: “Hamán haAgaguí, el Agaguita”, porque él era realmente el rey Agag. Mordejai era la reencarnación de Shaul.

De acuerdo con la sabiduría kabbalista, la nación de Amalek representa la duda. Por lo tanto, la historia de Purim es realmente la historia de la batalla y victoria sobre nuestras propias dudas.

Esther dijo a Mordejai que ella no podía provocar un cambio en el 1 por ciento para anular el decreto, a menos que hubiera un cambio en la causa, el reino del 99 por ciento (Zeir Anpín). Ella sabía que la única manera de cambiar el destino era crear unidad y compartir en nuestro mundo del 1 por ciento (Maljut).

Así que Esther dijo a Mordejai que reuniera a la gente y que les hiciera ayunar durante 72 horas, dar caridad y compartir los unos con los otros. El propósito del ayuno era para cortar el Deseo de Recibir para Sí Mismo y los actos de dar caridad y de compartir eran para despertar la energía de misericordia y unidad.

Mordejai reunió a la gente de su pueblo y les enseñó cómo usar los 72 Nombres para conectarse con la Luz. Cada persona dio regalos a los pobres y luego se dieron muchos regalos los unos a los otros para activar la frecuencia de energía espiritual conocida como la Luz de la misericordia. Las acciones realizadas por la gente del pueblo fueron lo suficientemente poderosas como para conectar el reino del 1 por ciento (Maljut) con el del 99 por ciento (Zeir Anpín) y crear un milagro.

Los sabios kabalistas explican que cada año del 13 al 15 de Adar desde el momento de la creación, la misma energía que fue revelada para Mordejai y Esther aparece. Para que nosotros podamos conectarnos con ese poder, seguimos la fórmula: la Meguilá, la caridad y el dar tres monedas de plata, el banquete, las bebidas y los disfraces. Pero lo más importante es nuestro deseo de eliminar la duda de nuestro pensamiento y en su lugar, inyectar constantemente certeza.

Fuente: www.kabbalah.com

@moises.matamoros

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