Ciencias Alternas

Soltar es un acto de amor

Soltar es permitirte volver a tu centro, es no juzgar ningún tipo de experiencia; soltar trae consigo siempre bendiciones escondidas

Dr. Moisés Matamoros Muñoz

Bien dice el mundo espiritual que negar es someter, aceptar es transformar. A propósito de la reciente festividad de Día de Muertos, podemos hoy detenernos a pensar sobre las “muertes” a las que hemos estado llamados a vivir en el tiempo que llevamos de vida. Porque constantemente estamos renovando, y eso implica morir: dejamos morir el día terminado para dar paso al que sigue, dejamos morir el descanso realizado para emprender un trabajo, o viceversa, dejamos morir el trabajo para dar paso al descanso.

Es común, y muy de humanos, aferrarse a algo y no querer soltarlo. Pero nos hace más imagen y semejanza de Dios dejar ir para darle la bienvenida a algo nuevo que puede traer mayores beneficios y recompensas de las que el ego puede hacer mención que están lejos de nuestro alcance.

Merece la pena distinguir entre “quiero cerrar”, “puedo cerrar” o “debo cerrar” porque cada expresión implica un nivel de conciencia. Cuando la voluntad se coloca como propósito evolucionar, en automático llega el anhelo de desear eliminar todo aquello que no es necesario para el crecimiento personal, por libre albedrío se elige la opción: quiero hacerlo. Cuando hay una disyuntiva, la alternativa genera duda y solo se confirma la posibilidad de hacerlo, tal vez no hay la certeza absoluta pero se sabe que es posible: puedo hacerlo. Y por último, cuando ya se pasó por estos dos niveles anteriormente, no queda otra alternativa más que la de la obligación, o único recurso: debo hacerlo, y debo hacerlo porque ya no puedo más, porque necesito decir ¡basta!; la invitación es que nadie tenga que llegar a ese momento extremo, sino que mucho antes se pueda tomar la decisión correcta.

En este camino de aprendizaje se asume que si “pierdes”, no pierdas la lección, ¿realmente perdiste? Ante los ojos de Dios nada se pierde, no falta nada, es el ego el que impide que haya una claridad sobre lo que somos y lo que representamos en este plano terrenal. Viene entonces la oportunidad de resignificar, reorientar el sentido, volver a mirar desde una perspectiva de alegría y esperanza ante un suceso que pudo haber causado tristeza o malestar, pero que de la mano de la Luz, puede tener todos los elementos para el renacimiento.

Al leer este artículo decreta “me doy permiso de ver la muerte/las pérdidas como un aprendizaje”, todo está en tu conciencia, y nada te puede impedir este despertar, excepto tú mismo. En todos cabe la posibilidad de ampliar la misión limitada de la razón, por eso en ocasiones olvidamos quiénes somos, pero a Dios nunca se le olvida.

Hoy es un buen día para no tener miedo al fracaso y para dejar que verdaderamente Dios se haga cargo. Es un buen día para permitir que Dios nos mueva de la zona de confort donde estamos. Porque si ante la circunstancia que me preocupa porque me genera pérdida, estoy paralizado, quiere decir que estoy en un lugar cómodo. Cuando me pregunto, me respondo y encuentro motivos para no repetir historias, estoy en el camino correcto.

Hoy decreta “regreso a la felicidad» pero en el trayecto pregúntate qué tan dispuesto estás a hacerlo al modo de Dios, y no al tuyo. Si estás bajo el control de querer controlar, estás ante un obstáculo que tendrá que ser removido por tu libre albedrío. Eso no es optar por ser feliz, soltar es permitirte volver a tu centro, de lo contrario el exceso de pasado o de futuro no te permitirá vivir tu hoy.

Soltar es no juzgar ningún tipo de experiencia. Sin duda las hay de mayor impacto, como pudiera ser la pérdida de un ser querido, la separación con una pareja, la pérdida de empleo, etc. En el mundo espiritual no te dicen que está mal sentirse mal, pero te invitan a transmutar ese malestar por un APRENDIZAJE, una enseñanza que te permita entender el ¿para qué?, si sigues viendo solo el porqué de las cosas, será mucho más tardado que te des cuenta de todo, y puede que en el camino haya más pruebas que se encaminen al sufrimiento.

Se trata de estar más abierto que los juicios, se trata de ser proactivo y no reactivo, se trata de ver hacia un horizonte lleno de posibilidades. Estar por encima de los juicios es complejo, pero no imposible. Me sucede a menudo escuchar a muchas personas que se quejan del clima, y con malas palabras se expresan del calor, del frío, de la lluvia, de la humedad, etc. Pareciera ser que nunca se le da gusto a nadie. Sin embargo eso que hacemos de quejarnos de algo que no tiene mayor interacción con nosotros que el contacto que logra en el momento de estar expuestos. Insultar el clima es estar perdido del centro de vida, enojarse con el mensajero evita ver el mensaje. La tarea es no perderse en estas calamidades que solo obstaculizan acercarse al único y verdadero propósito.

La sabiduría de saber soltar trae consigo siempre bendiciones escondidas, es decir, hay cosas que no podemos ver aún manifestadas en el mundo físico, pero que están en espera de poder ser mostradas. Únicamente desocupando la mente y el corazón para dar cabida a nuevos comienzos es que podrán manifestarse milagros a través de las experiencias de dolor.

Es importante tener presente que dejarse ayudar y guiar siempre es positivo, pues no hay camino donde estorbe un mentor. Saber escuchar la apreciación de alguien más permite integrar en cada espacio de la conciencia una alternativa de cómo observar todo. Es bueno saber que no estamos solos, que justo cuando más abatidos estamos por la tristeza, siempre hay una estrella en el cielo que anochece. Nuestra tarea es permitir que esa estrella nos guíe al encuentro definitivo con la Luz.

Ser compasivos y misericordiosos trae consigo una cascada de paz para evitar enojos y rencores. Se requiere un corazón humilde para saber aceptar lo que no se puede cambiar y valor para cambiar lo que sí se puede. En esto se esconde el secreto de tener un corazón sencillo, un corazón verdaderamente amoroso. El problema con juzgar es que las cosas rara vez son lo que parecen. Vemos que alguien hiere a los demás, pero no vemos cuán heridos estuvieron alguna vez, esto es falta de compasión. Vemos a quienes actúan como tontos y no nos detenemos a pensar que la mismísima definición de tonto incluye a alguien escaso de conocimiento o razón.

La visión no viene de los ojos. El ojo en sí mismo es como un lienzo en blanco que recibe imágenes en blanco y negro y al revés. Nuestra mente luego las endereza y crea los efectos visuales. ¿Qué significa eso? Nuestra mente percibe lo que vemos y, por lo tanto, la mayoría de las veces vemos con prejuicio. Todo, desde lo que vivimos en nuestra niñez hasta lo que ocurrió hace dos minutos, indica cómo vemos y cómo juzgamos a alguien o a algo en el presente.

Hay incontables historias sobre sabios que simplemente no podían ver negatividad en los demás. Por ejemplo, si alguien comía sin modales y tragaba sin masticar, un sabio pensaba: “Debe estar comiendo con tanta prisa porque debe ir rápido a algún lugar para ayudar a alguien”. No importaba lo que veían con sus ojos, lo justificaban con su mente y su conciencia como un acto hecho con el propósito de servir a la Luz. Al hacerlo, mantenían su corazón abierto, sus pensamientos positivos y su alma en sintonía con la Luz. Ya que el Creador también hace concesiones con nuestras acciones. ¿Acaso esto no es soltar y dejar ir?

Hay una energía presente en el universo actualmente que puede ayudarnos en este proceso de ser más misericordiosos y emitir menos juicio. Usemos nuestra mente para ver de manera correcta lo que podemos estar viendo al revés. Usemos los ojos para ver con misericordia en lugar de juicio. En vez de crear una película en nuestra mente que muestra a las personas en blanco o negro, apliquemos la conciencia para ilustrar nuestras visiones con colores gloriosos y hermosas almas que solo irradian intenciones positivas. De este modo encontraremos vida en la muerte y recompensas en las pérdidas.

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Acerca del autor

Hugo Martínez

Diseño Gráfico

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