Ciencias Alternas

Superar nuestra negatividad

En cada acto bondadoso que le ofrecemos a alguien más, y con los simples actos de mejoramiento de nuestro comportamiento superamos la versión previa de nosotros mismos y elevamos al mundo entero en el proceso

Dr. Moisés Matamoros Muñoz

Ciudad de México, 5 de junio de 2023.— Mientras avanzamos en nuestro camino espiritual, muchos de nosotros en determinado momento cometemos el error de creer que el estilo de vida espiritual no toma en cuenta al mundo de la fisicalidad. Pero si este fuese el caso, ¿entonces por qué estamos aquí? Una persona puede sentarse en la cima de una montaña a cantar y orar todo el día, todos los días, toda su vida. ¿Esto la hace espiritual? No lo sé, pero algo en lo que personalmente creo es en que cuando lleguemos allá arriba, primero nos preguntarán: ¿Cómo hiciste del mundo un lugar mejor durante tu tiempo en la Tierra? ¿Cómo compartiste con tu prójimo? ¿De qué manera mejoraste la vida de los demás al formar parte de ella?

Si la espiritualidad se define como la superación de la fisicalidad, entonces primero debemos aprender a superarnos a nosotros mismos. El trabajo espiritual consiste en superar el egoísmo y en su lugar elegir ser generoso. Consiste en superar el juicio y en su lugar elegir ser misericordioso. Consiste en subir la escalera hacia la mejor versión de nosotros mismos, ascendiendo escalón por escalón.

El gran regalo de la fisicalidad es que nos provee los medios para hacerlo. Piénsalo. En Pésaj, usamos una comida física, el Séder, como una manera de hacer contacto con Biná y alcanzar total libertad espiritual.

En Shavuot, usamos la Torá física para tocar la Luz de la inmortalidad. Esto no solo ocurre en las festividades, ocurre todos los días. Revelamos la mayor Luz celestial a través de nuestras acciones físicas, por ejemplo: cada vez que ayudamos a un vecino con sus compras, hacemos voluntariado en un refugio local, enviamos un correo electrónico amable, abrazamos a un amigo o le sonreímos a un desconocido.

La porción llamada Behaalotjá, que significa (¡ya lo sabes!) “superar”, nos invita a superarnos desde nuestras prioridades. Y recuerda, en cada acto bondadoso que le ofrecemos a alguien más, y con los simples actos de mejoramiento de nuestro comportamiento superamos la versión previa de nosotros mismos y elevamos al mundo entero en el proceso. Lo que determina el resultado de cómo será nuestra vida no son solamente nuestras acciones, sino también nuestros pensamientos mientras las realizamos.

La comida hecha por una madre siempre sabrá mejor porque fue hecha con amor. Un negocio que inicia inspirado por una verdadera pasión y deseo de compartir suele ser más exitoso que los que son hechos para enriquecerse rápidamente. Y sí, los niños que son concebidos en un momento de genuina conciencia espiritual e intercambio de amor verdadero desde luego que son almas especiales.

La invitación es estos días es: fíjate en tu propia rebeldía. No me refiero literalmente que tú seas alguien rebelde en tu hogar o tu trabajo. ¿Qué no funciona en tu vida? ¿Cuáles son las áreas en las que las cosas tienden a descontrolarse? Ahora, remóntate al inicio y pregúntate si tu conciencia estaba en un estado de compartir cuando todo el proceso inició. Pero ¿sabes algo? La buena noticia es que siempre podemos cambiarlo. Siempre podemos mejorar el futuro con simplemente ser mejores aquí y ahora.

Como podemos ver, a veces no tenemos que cambiar nuestras acciones. Solo necesitamos que nuestras intenciones sean puras de corazón. Con un deseo de compartir como la fuerza motivante detrás de todo lo que hacemos, seguramente crearemos mejores horizontes para nosotros y los demás.

La separación y la desunión son la desafortunada ilusión de este mundo. Podemos caer fácilmente en la trampa de pensar que nuestro dolor es más importante que el dolor de otro.

Pero ¿acaso el hambre de nuestro hijo es más grave que el hambre del hijo de otro padre? ¿Acaso los problemas que enfrentamos son más serios que los problemas que enfrentan otras personas del otro lado del planeta? Para entender mejor esto, te pregunto: “¿Te preocupas solamente si tu pie está lastimado pero no cuando tu mano lo está?”. ¿No es tonto asumir siquiera un segundo que solo nos preocupan ciertas partes del cuerpo pero no otras? ¿Acaso no todos estamos de acuerdo en que cada parte del cuerpo —ojos, corazón, piernas, pulmones, manos— es de vital importancia? En este sentido, ¿el dolor de nuestro prójimo deja de ser dolor nuestro? ¿Las necesidades de alguien en la otra punta de la ciudad no son nuestras necesidades?

Durante este mes de Géminis, la velocidad nos permite comunicarnos como nunca antes. Podemos entender que efectivamente todos somos uno y podemos ver el gran poder y responsabilidad en esta verdad. Géminis nos permite entender que en realidad tampoco hay diferencia entre nosotros y el Creador.

Los gemelos del mes de Géminis están aquí para enseñarnos que cuando estamos ante un espejo, no solo vemos nuestro propio reflejo, sino el reflejo del mismísimo Creador. La misma Torá nos dice en Génesis 1:27, “Dios formó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo formó; varón y hembra los formó”.

Este es el secreto del mes de Géminis. Somos capaces de ver finalmente que no hay brecha, espacio o diferencia entre nosotros y nuestro prójimo. No hay brecha, espacio o diferencia entre nosotros y la divinidad. Nosotros somos nuestro prójimo. Nosotros somos el Creador. De esto podemos entender nuestro gran poder y nuestra gran responsabilidad. Podemos entender que nos conviene amar a los demás, ya que estamos compartiendo con nosotros mismos. Esta gran revelación ocurre en este mes cuando reconocemos que dentro de nosotros habita el Creador. A partir de ahora, no queda espacio para el miedo, la duda, ni ningún tipo de odio hacia uno mismo. Todo lo que hay es un amor innegable por los demás, por nosotros mismos y por el Creador, ya que genuinamente todos somos uno.

Fuente: www.kabbalah.com

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