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Celebra “con mucho chocolate” embajada belga en México el día del rey

Preside Antoine Evrard su primera fiesta nacional como titular de la Embajada de Bélgica en México

Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán para la revista Protocolo Copyright©

Antoine Evrard, embajador de Bélgica. Revista Protocolo Copyright©
Antoine Evrard, embajador de Bélgica. Revista Protocolo Copyright©

Cacao salado y agrio para botanear mientras se hacía tiempo de espera para escuchar al nuevo embajador de Bélgica, Antoine Evrard… ¡Sí, leyó usted bien!, chocolate salado y agrio; y no solo eso… ¡estaba delicioso!, junto con una cerveza belga, desde luego, era el acompañamiento ideal para una tarde soleada, marco idóneo con el que la embajada de ese país europeo, celebró el día de su rey.

Eso apenas era el inicio… Después, momentos antes del discurso del embajador, en cada mesa, tipo periquera, apareció, “mágicamente”, una enorme charola de chocolates. ¿Gusta qué se la retire para que pueda estar más cómodo? Preguntaban amablemente los meseros, pero casualmente, nadie quería que quitaran tan suculento manjar, por lo que todas las respuestas, fueron negativas; alguien tuvo la osadía de decir: “no se preocupe, joven, aquí los cuidamos muy bien”.

El sermón del diplomático anfitrión fue muy breve pero la frase final fue la más emotiva: “¡Salud, más cerveza y más chocolate!”; y parece que sin decirlo dos veces, todos calmaban sus ansias y por fin disfrutaron de tan suculento postre: “México le dio el chocolate al mundo, pero Bélgica lo perfeccionó”, dijo una de las invitadas en su plática.

Previamente, a diferencia de los tradicionales bufés o la degustación de bocadillos que suelen ofrecer en celebraciones de otras embajadas, los chefs prepararon al gusto de los invitados risotto; mientras que en otra área había pedazos de jugosa carne de res para hacerse un emparedado con pan a elegir y condimentos.

“No cabe duda, embajador nuevo y joven y como tal, innovador en las fiestas”, dijo otro asistente; mientras que su acompañante señaló: “yo me espero a la comida, pues vendré a la reunión que se hará por la noche únicamente con la comunidad belga radicada en México”, lo que inconscientemente esta persona no había notado, es que en su mano tenía dos chocolates para comérselos.

El festejo en México del día del rey de Bélgica tuvo un detalle chocolatero y por ende… muy tentador.

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