Comercio y Negocios

Malasia busca grandes negocios con México

A pesar de ser un país que apenas estableció relaciones diplomáticas con el gobierno mexicano en 1974 y que ni siquiera tenía una embajada residente aquí hasta 1992, Malasia ha entablado una cantidad impresionante de lazos comerciales y económicos con México.

De hecho, la suma del intercambio combinado entre ese país del sudeste de Asia y el nuestro sobrepasó los 2,100 millones de dólares en 2002, y según prevé el embajador malasio en México, Mohammed ab Halim ab Arman, esta cifra podría duplicarse en pocos años.

«Las conexiones comerciales entre las dos naciones se establecieron mucho antes que se formalizaran las relaciones diplomáticas», afirmó en entrevista reciente con Protocolo.
«El hecho de que ambas economías experimentaron una apertura comercial al principio de los ochenta ayudó a aumentar el intercambio bidireccional. A la vez, los dos países fueron socios del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), que luego se convertiría en la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo cual facilitó en forma significativa el proceso de trueque.»

Asimismo, señaló que la entrada de México al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Estados Unidos y Canadá en 1994 sirvió para impulsar el intercambio con Kuala Lumpur y hasta dio luz a la primera inversión malasia aquí: una planta para el procesamiento del aceite de palma en Michoacán en 1995.

Unos años después, la empresa malasia de Dunham Busch, un líder mundial en la manufactura de aire acondicionado, abrió una fábrica en Monterrey con una inversión inicial de seis millones de dólares, y Eagle Tractors, también con sede en Kuala Lumpur, invirtió 6.5 millones de dólares en una planta en la capital de Nuevo León.

Más recientemente, una firma malasia de electrónica estableció una planta maquiladora en Baja California para la producción de semiconductores y otras piezas para computadoras, para lo cual invirtió casi 40 millones de dólares. «Los empresarios malasios vieron a México como un buen lugar para invertir, pues tiene acceso tanto al mercado norteamericano como al latinoamericano», explicó el embajador Ab Halim.

«Ya que estaba en crecimiento el intercambio bilateral, la inversión en México era un paso natural por seguir.»

Interés compartido

Los inversionistas mexicanos, con la vista puesta en el mercado de la Cuenca del Pacífico, también han empezado a probar las aguas económicas en Malasia, aunque con un capital mucho más modesto que sus contrapartes aquí.

Hace tres años, el gigante siderúrgico Hylsa, en conjunto con una empresa alemana, firmó un acuerdo de asociación preliminar con los herrajes de Nusantara en la provincia oriental de Malasia de Sabah para proporcionar el equipo y tecnología para la producción de briquetas de hierro esponja.

Asimismo, Cemex, el productor mexicano más grande de cemento, está ahora explorando posibilidades de abrir una planta al sur de Kuala Lumpur.

«Malasia tiene una economía fuerte y estable, y estamos geográficamente en un punto ideal para el acceso comercial a otros países del sudeste de Asia», enfatizó Ab Halim. «Por esto, es lógico que los empresarios mexicanos quieran invertir en Malasia para diversificar sus mercados.»

Un nuevo orden mundial

Pero el hecho de que México sea el socio número uno de Malasia en América Latina en términos comerciales y de inversión tiene tanto que ver con la política como con las cuestiones económicas.

El primer ministro iconoclasta de Malasia, Mahathir bin Mohamad, ha sido defensor ávido de las naciones en desarrollo, y ha rechazado enfáticamente la intermediación de Europa y Estados Unidos.

Además, como un abogado estridente de una división más justa de la riqueza global y el rechazo total del modelo uno-tamaño-ataque-todos neoliberal del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha trabajado para el desarrollo de los contactos directos entre Malasia y las naciones que él juzga como socios potenciales en el forcejeo de crear un nuevo orden mundial.

Durante los años de inclinación política mexicana más izquierdista al principio de los ochenta, Mahathir decidió que había encontrado a un aliado digno en la batalla por la justicia global en nuestra nación. Ciertamente, ambos países pertenecían al Grupo de los 77, organismo que apoyó a las naciones del hemisferio sur, así como al aún más proactivo G-15.

Malasia y México adoptaron posiciones comunes dentro de varios foros internacionales en cuanto a muchos asuntos delicados como fueron la renegociación de la deuda externa, la estabilización de los precios globales de los productos básicos, y la necesidad de que los países ricos asuman más responsabilidad dentro de los debates medioambientales.

El sentido de compañerismo ideológico de Mahathir con México se manifestó abiertamente en 1991, cuando el líder asiático pagó una visita estatal a nuestro país, junto con una comisión de más de cien ministros, dignatarios, empresarios, consejeros y periodistas.

Siete años después, el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León correspondió a la cortesía (aunque con un entourage mucho más pequeño) cuando voló a Kuala Lumpur para asistir a la sexta cúspide del Foro de Cooperación Económica Asia– Pacífico (APEC).

El presidente Vicente Fox y Mahathir se encontraron en Los Cabos durante la última reunión del APEC en octubre pasado, y el primer ministro malasio aprovechó la oportunidad para invitar a su colega mexicano a visitar Kuala Lumpur en 2003. Hoy en día, el embajador Ab Halim dijo que la amistad entre su nación y México está tomando nuevos ímpetus.

El pasado mes de septiembre, un grupo de empresarios malasios estuvo en México con el fin de estudiar una posible coinversión en el ramo del hule. Y durante la primera mitad de este año, la embajada espera organizar una exhibición de empresas grandes de Malasia.

Ab Halim está también tratando de incrementar el intercambio cultural, académico y atlético.

«La amistad entre nuestros dos países es muy fuerte, pero siempre puede crecer más», afirmó el diplomático. «Estamos convencidos que esta relación es de beneficio mutuo.»

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