Comercio y Negocios

Momento crítico en la prensa nacional

La prensa nacional atraviesa por uno de sus momentos más críticos, no sólo por el impacto de la economía, sino por las concepciones equívocas que no toleran las diferencias y pretenden amordazar, otra vez, a la libertad de expresión, reconoció Beatriz Pagés, presidenta de la Fundación José Pagés.

Al entregar el Premio José Pagés Llergo 2002 en diciembre pasado, la periodista indicó que «hay quienes quisieran convertir a los periódicos y a los semanarios políticos en un almanaque de elogios y frivolidades». Expuso que algunos desearían hacer desaparecer la prensa y acabar con la conciencia y con uno de los contrapesos más eficaces de los desvíos y desvaríos del poder.

Ante el jurado calificador, Beatriz Pagés señaló que México vive la paradoja de experimentar una democracia sui generis donde se confunde el respeto a la división de poderes con ingobernabilidad.

«El país, y la prensa en especial, sufren los costos de tener una democracia imberbe cuya inmadurez e inseguridad le hace tener al poder la piel delgada, intolerante a las picaduras de la realidad y proclive, por ende, a dar golpes autoritarios», apuntó.

Mencionó que no se trata de disculpar a la prensa de sus excesos, tampoco se pretende sugerir que el periodista sea un juez superior arropado por la impunidad que pudieran darle las reglas de la profesión.

«No se intenta colocar al periodismo y al periodista al margen de la necesidad que tiene de evolucionar, de optimizar su calidad ética y profesional. Simplemente se pretende subrayar que no se ha escogido el mejor camino para transformar las relaciones prensa–gobierno», anotó.

Subrayó que «ni la persecución física, psicológica o jurídica, ni el evidente desprecio hacia quienes disienten, ni la indiferencia, ni la autocensura a la que son empujados los propietarios de los medios son el recurso más inteligente para modernizar y transparentar un vínculo natural e inevitable, entre gobierno y medios de comunicación».

Por ello, advirtió, es una aberración considerar al periodista como enemigo del político o al político enemigo del periodista. «Un peligroso engaño que puede desembocar en la cancelación de importantes garantías individuales y derechos humanos.» Pagés comentó que la ruptura medios-poder o el abandono gubernamental de los medios de comunicación comienza a pagarlo la prensa misma y más aún la sociedad y el país.

En ese sentido, refirió que actualmente hay periódicos en quiebra que están en venta, los cuales podrían ser adquiridos por personas que carecen de toda autoridad ética y moral para convertirse en líderes de opinión. Este tipo de transacciones, apuntó, permite que los representantes de la ilegalidad se adueñen de la conciencia nacional, por lo que el periodismo y la comunicación antes que un negocio, tiene obligaciones de Estado.

Por eso, el siglo XXI exige una auténtica revolución de contenidos de los medios masivos de comunicación pero la nueva centuria también demanda regímenes democráticos que no pretendan convertirse en dictaduras y de medir su poder coartando la libertad de expresión, puntualizó.

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