Comercio y Negocios

Motivación, emotivación o inspiración. ¿Qué necesitamos en tiempos de crisis?

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Por Helios Herrera

Lo que realmente quiere saber el empresario es ¿qué tengo que hacer para que mi equipo haga lo que tenemos que hacer y generemos el resultado adecuado?

¿Cómo motivar a nuestro personal en tiempos de crisis?, es sin duda alguna la pregunta recurrente en todas las entrevistas con medios de comunicación que me han hecho en los últimos tres meses.

Lo que realmente quiere saber el empresario es ¿qué tengo que hacer para que mi equipo haga lo que tenemos que hacer y generemos el resultado adecuado? ¿Cómo inspiro, cómo muevo su voluntad hasta llevarlo a la acción?

Tendremos que clarificar el tema en aras de que los líderes empresariales no cometan errores en la implementación de programas motivacionales no calibrados redundando en pérdida de recursos.

A mi parecer, existen tres conceptos reguladores en cuanto a la motivación de personas, los tres relacionados con el tema, pero no necesariamente homologados en cuanto al concepto específico de cada uno:

•    Motivación
•    Emotivación
•    Inspiración

Motivación: “Motivos y Acción”, el estudio de la motivación es el estudio de las razones (conscientes o no) que un individuo, grupo o masa social tiene para hacer lo que hace y para hacerlo como lo hace. Un consultor en motivación no es necesariamente el orador entusiasmado que genera “vivas” en el auditorio; sino que, más profundamente, el que ayuda a la corporación a vincular los motivos del individuo a las acciones que la empresa necesita que éste ejecute.

Por supuesto la motivación tiene que ver siempre con necesidades insatisfechas y tiene un campo de estudio y acción profundo y altamente rentable en proyectos de largo plazo.

Emotivación: Tal vez sea este concepto el que más posesionado está en el colectivo, implica justamente la estimulación sistemática de la corteza cerebral en aras de despertar la emocionalidad del individuo hasta lograr generar un cambio en la química cerebral a través de la liberación de específicas sustancias neurotransmisoras (como la adrenalina o la endorfina, entre muchas otras) que permiten literalmente “dopar” (dopamina) al individuo hasta que la percepción cognitiva y racional de determinada situación puede ser modificada (para bien o para mal).

Así pues, un proceso emotivacional enaltece las emociones del individuo hasta convencerlo de que puede hacer cosas que, en condiciones normales, no podría. Estamos emotivados cuando un orador nos transmite con pasión su mensaje de optimismo, al grado de que nos convence (nos convencemos) de que podemos hacer cosas extraordinarias, lo mismo que estamos emotivados cuando nuestro equipo va ganando y el ambiente en el estadio es proclive a la euforia casi irracional.
Por supuesto, estamos emotivados cuando un asaltante nos amenaza a media luz en el estacionamiento y nubla nuestra razón haciéndonos hacer cosas que en nuestro estado normal… no nos atreveríamos siquiera a intentar.

“¡Ponte de pie! ¡Apláudete a ti mismo! ¡Grítame con pasión que tú puedes!, ¡no te oigo!, ¡más fuerte, ¿quién va a ganar?!…” Es éste el tono de la emotivación.

Cuando estamos emotivados sentimos cosas, experimentamos estados físicos (más que solamente mentales), que generan un nivel de adicción químico; así pues, los fanáticos de un equipo pueden ser ejecutivos respetables y de altísimo nivel pero “perder el estilo” en el clásico, lo mismo que las grandes congregaciones religiosas estimulan la emotividad en sus sesiones atribuyendo a la presencia de Dios las sensaciones y sentimientos experimentados en la sesión, de tal suerte que el individuo realmente se siente bien (o mal) en esos ritos.

Inspiración: De acuerdo con la tradición de la cultura hebrea, inspiración significa literalmente “recibir el aliento de un dios”. Creo que la forma más descriptiva de explicarlo es recordando mis clases de buceo en las que el instructor te obliga, a 20 pies de profundidad a sacarte el regulador de la boca para compartirlo con otra persona en caso de emergencia, de tal forma que los dos están respirando el mismo aire.

“Recibir el aliento de un dios” (de ahí el concepto “palabras de aliento”) tiene que ver con recibir digamos la conclusión fría, razonada, pensada de una persona que sabe más que nosotros respecto a una realidad específica justo cuando nuestro grado de emocionalidad no nos deja ver cognitivamente lo que en verdad está sucediendo.

Así pues, en un partido “a medio perder” un entrenador puede hablar con sus jugadores en el intermedio y hacerles ver lo que se ve desde la banca; dotar de información objetiva y fresca a cada jugador respecto a qué se está haciendo (bien o mal) y cómo se está haciendo, compartiendo el proceso mental a través de palabras… compartiendo el aliento. Claro es suponer que además, deberá cerrar su discurso con algunos elementos pasionales que generen las endorfinas necesarias para arengar a su grupo y que salgan estimulados a ganar (los emotivara de cierre).

Establecido el marco referencial:

La motivación tiende a estar directamente relacionada con necesidades no satisfechas y con la ley de efecto, es decir, por evitar perder o procurar ganar, mientras que la emotivación, genera conductas indiscutiblemente irracionales, cercanas al límite real del individuo, descubre fronteras desconocidas e inimaginables para el mismo pero es, por su naturaleza, una técnica de alto impacto y corta, muy corta duración; la inspiración en cambio, es la convergencia exacta entre el hemisferio cognitivo —primero te muestro lo que yo veo y tú no puedes ver porque estás emocionado— y el hemisferio emocional (y luego te llevo emocionalmente a una modificación conductual).

Ante la situación de crisis que nos ocupa, me atrevo a armar la conclusión:

1.    La crisis económica real está superada, las economías han tocado fondo y empiezan a resurgir, pero las secuelas emocionales en la gente siguen a flor de piel.

2.    Ante la crisis, la gente no necesita motivación, los motivos-acción para hacer lo que tienen que hacer son por todos conocidos, trabajas por la manutención de tu familia, por la colegiatura, la ropa, etc. La gente sabe perfectamente cuáles son sus necesidades insatisfechas.

3.    Los procesos emocionales, las conferencias o talleres de corta duración y alto impacto serán de extraordinaria utilidad para romper el círculo vicioso de depresión y sobre estrés que el equipo viene cargando, pero:

4.    Realmente lo que los equipos de trabajo necesitarán para salir de la crisis es “Aliento de Dios”, necesitarán inspiración, que una voz calificada y respetada (interna o externa) les ayude a ver lo que el estado emocional adverso no les permite ver, las estrategias de inspiración incluyen un manejo cognitivo, lógico, argumentado y bien soportado, más un discreto impulso emocional.

5.    El equipo lo conforma la suma de individuos, de voluntades y de conductas, por supuesto la sinergia que se construye con la suma de cada individualidad estimula y emociona, pero nunca será un motivador ni siquiera suficiente inspiración. A nuestros líderes empresariales recomiendo:

6.    Los equipos requerirán para su reconstrucción INSPIRACIÓN: datos, argumentos lógicos, sustentos reales y tangibles que expliquen desde la óptica de la empresa cómo es que la situación adversa será o está siendo superada, “aliento de dioses” que les permita respirar otro aire menos viciado al que se respira cotidianamente desde hace algunos meses en la empresa, se establece un programa de acción a mediano plazo con elementos:

•    Comunicación corporativa formal.
•    Control sobre la comunicación informal.
•    Ejemplo y credibilidad de los líderes.
•    Congruencia.
•    Confianza en el liderazgo.
•    Datos, información, argumentos cognitivos suficientes y bien respaldados.
•    Un programa de sensibilización y cambio actitudinal.
•    Seguimiento continuo aterrizado con un programa de incentivos.
•    Valores corporativos.

Pero por supuesto, lo que más inspira es el absoluto poder de los resultados obtenidos en el inmediato plazo y la suma de éstos en forma sinérgica.

Si logramos alinear lo mejor de cada colaborador a favor de la tarea de la empresa, si logramos desviar la atención emocional, depresión estrés y cansancio hacia la promesa inmediata y concreta de mejoramiento en el corto plazo, si como líderes organizacionales diseñamos estrategias sustentables, nos ceñimos a ellas y mediamos nuestra conducta congruentemente, lograremos inspirar al equipo, “pasarles aliento” y en la medida en que reaccionemos cada vez más grupos y cada vez más rápido… la sinergia empezará a hacer de las suyas y a modificar los resultados.

Piensa, Reflexiona y Actúa…

* Helios Herrera es consultor en desarrollo humano y productividad, conferenciante y escritor, está disponible para compartir tus inquietudes en helios@hhconsultores.com

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