Cultura

Antropología celebra 48 años con Dioses de barro

El Museo Nacional de Antropología abrió la exposición Los dioses de barro, con la cual festeja un año más de existencia

Huehuetéotl, Dios del Fuego Viejo. Foto: DMC. INAH. M. Marat

Los dioses primordiales de Mesoamérica celebran a uno de los museos más importantes del mundo, el Nacional de Antropología (MNA), que llega a sus 48 años de existencia este mes de septiembre; más de dos millones de visitas al año, entre público nacional y extranjero, confirman que es el recinto por excelencia que identifica a México, dentro y fuera de sus fronteras.

Así lo manifestó Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), al inaugurar la víspera la exposición Los dioses de barro, que reúne nueve esculturas de deidades prehispánicas, todas ellas de gran formato, realizadas con dicho material que el hombre mesoamericano descubrió hace más de tres mil años.

Las obras maestras del México Antiguo, que se pueden admirar en el espacio de la Media Luna, en el vestíbulo del museo (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec), proceden de las propias colecciones del MNA, así como de los recintos del Templo Mayor y de Antropología de Xalapa, de manera que representan a diversas culturas, como la mexica, zapoteca, maya y totonaca.

Antes de explicar el objetivo de esta exposición, el profesor Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH, reconoció al artífice intelectual del Museo Nacional de Antropología, el poeta Jaime Torres Bodet, quien como secretario de Educación Pública entregó al pueblo de México, hace más de cuatro décadas, este y otros espacios de gran nivel, como los museos de Arte Moderno y Nacional del Virreinato.

Los dioses de barro, curada por Matos Moctezuma y Diana Magaloni, directora del MNA, se presenta a manera de un cosmograma, a partir de los cuatro rumbos en que se dividía la superficie de la Tierra, de acuerdo con el pensamiento mesoamericano, más el centro, el axis mundi, que comunicaba las tres regiones del cosmos: agua primordial (inframundo), superficie de la tierra (donde ocurren los eventos humanos) y cielo (la región superior).

Las nueve piezas que se presentan en la exhibición, comentó Eduardo Matos Moctezuma, “producto del genio de los escultores que supieron manejar el barro de una manera formidable”, reproducen el movimiento del sol ligado al flujo de energías asociadas a los rumbos. De esta forma el espacio y el tiempo estaban habitados por deidades particulares.

En esta muestra —que permanecerá hasta el 20 de octubre— se observa en la región poniente a las diosas Tlazoltéotl y Cihuatetéotl, por ser ellas las acompañantes del sol en su descenso al inframundo; mientras, Xipe Tótec y K’inich Ajaw, dios solar maya, se encuentran al sur, región que muestra al astro en todo su esplendor, y que se asociaba con el triunfo de los guerreros en batalla.

Macuilxóchitl y el Dios zapoteco de la máscara bucal de serpientes, se encuentran al oriente por ser deidades vinculadas con la regeneración e inicios, y estar asociadas con el surgimiento de Venus como estrella de la mañana. En la región norte, el lugar más oscuro y profundo del inframundo, gobernaban Mictlantecuhtli y el Guerrero de la muerte, que también forman parte de Los dioses de barro.

Al centro de la exposición, como guardián del equilibrio universal, se halla una de las representaciones más logradas de Huehuetéotl, dios del Fuego Viejo, perteneciente a la cultura totonaca y realizada entre 650 y 900 d.C., aunque la veneración en Mesoamérica al patrón del fuego y abuelo de los dioses, se puede rastrear desde 1800-100 a.C.

Estas obras de gran formato —la mayor de ellas es la representación de Mictlantecuhtli con 1.76 m de altura—, “poseen una estética poderosa”, manifestó Diana Magaloni, directora del MNA; este impacto visual que generan en el espectador, las hace totalmente vigentes pese a que fueron realizadas entre 200-1521 d.C., es decir, algunas tienen cerca de mil 800 años.

Presente en la inauguración, la coordinadora de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), María Teresa Uriarte, afirmó que esta selección de tesoros representa el pasado común de los mexicanos, de “una grandeza heredada”, pero también existe un tesoro presente y que son las instituciones de México, siendo el INAH y la UNAM, dos dignos ejemplos.

“Estamos en un recinto maravilloso, el Museo Nacional de Antropología, que alberga el tesoro de nuestros antepasados, de ahí que varias generaciones encuentran aquí un motivo de orgullo. Ojalá esto que hemos heredado nos hermane como país”, concluyó.

Durante la inauguración de Los dioses de barro, también estuvieron presentes el doctor Carlos Javier González, director del Museo del Templo Mayor, y Martha Carmona, subdirectora de Arqueología del MNA. Asimismo, se agradeció a la doctora Sara Ladrón de Guevara, directora del Museo de Antropología de Xalapa, el préstamo de obras de este recinto.

Los dioses de barro puede visitarse de martes a domingo, de 9:00 a 19:00 horas. Media Luna del vestíbulo principal del Museo Nacional de Antropología. Entrada libre al público en general.

Revista Protocolo

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