Cultura

¡Bienvenidos los muertos!

Este 1 y 2 de noviembre, millones de ánimas serán recibidas por sus seres queridos con una gran fiesta con comida, bebidas y otros tradicionales objetos

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán

Altar de muertos, ¡vive la tradición!Cuando uno espera a un invitado especial a su casa, siempre se busca recibirlo de la mejor manera, de modo que el visitante se sienta cómodo y con ganas de pasar un rato agradable.

Y qué mejor cuando el convidado es una persona a quien se le quiere mucho, a quien se le tiene un afecto sin igual, y quien tiene un lugar ganado en el corazón de la familia anfitriona.

Sonaría curioso si el asistente, sea un familiar o amigo, solo viene una vez al año, pero aunque convive y se la pasa a gusto, no tiene ninguna presencia física, sino espiritual… pues ese ser querido ya ha pasado a otra dimensión.

Esa es la celebración del Día de Muertos, el convivio simbólico que los vivos tenemos con aquellos cuya alma se ha ido al cielo y su espíritu baja únicamente el 1 y 2 de noviembre a convivir; por lo que para recibir a tan singulares personajes, se les hace una fiesta especial, de modo de recibirlos de la mejor manera, en donde destaca el altar de muertos, una ofrenda con los alimentos, bebidas y hasta algunos objetos con los que el ser al que se le dedica, gustaba disfrutar cuando estaba vivo.

El camino es largo y confuso, por lo que hay que llamar la atención del alma poniéndole la flor de cempasúchil, esa flor naranja que se da únicamente a mediados del otoño y cuyo olor fuerte y la luz de las velas para iluminar el camino, guiarán a las almas en pena hasta su altar. También hay incienso, que servirá para alejar a los seres malignos y el fallecido pueda disfrutar sanamente de su comida.

Lo primero que el “muerto” verá es un vaso de agua para beber, pues el camino ha sido cansado y hay que recuperar energías. El resto de los componentes lo integran la comida que más gustaba al difunto, platillos hechos a mayor medida, pues se comparte con el resto de la familia, al igual que bebidas como vino y otras alcohólicas, atole y refresco. Las frutas y dulce de calabaza, son las ideales para disfrutar de un suculento postre. Calaveritas de azúcar con los nombres de los familiares y amigos, para que al verlas, el espíritu se sepa rodeado de sus seres cercanos. También se suele poner un platito con sal, elemento natural que provoca hambre y que sepa el ánima que el siguiente año, se le esperará con los brazos abiertos para que vuelva a probar y disfrutar de un suculento banquete.

En la parte central habrá un retrato para que le permita al ánima verse y recordarse cómo era físicamente cuando vivía, este estará rodeado de cristos, vírgenes y santos que son los encargados de interceder entre los vivos con los muertos.

Algunos otros objetos como cigarros, ropa favorita, periódicos, revistas y hasta juegos de pasatiempos, que al recordado le gustaba disfrutar en sus ratos libres.

Y por tratarse de un festejo más allá del luto, el papel picado que lo rodea le dará un toque más colorido.

Si bien es cierto que la mayoría de los panteones mexicanos están abiertos durante todos esos días y permiten a los familiares poner las ofrendas sobre las tumbas, otros más los hacen en sus hogares, en sus trabajos y principalmente, en las escuelas.

Así que, no permitas que se muera esta tradición y vívela poniendo tu altar de muertos a tus seres queridos, una forma muy mexicana de recordarlos y seguramente, desde donde se encuentren, te lo van agradecer.

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