Cultura

Clausell, el periodista. Clausell, el pintor

Sergio Corella y Patricia Clausell en un cuarto del Museo de la Ciudad de México intervenido por Joaquín Clausell

A días de inaugurarse una exposición sobre la vida y obra de Joaquín Clausell, su nieta Patricia Clausell comparte con Protocolo, en la que fuera su casa, actualmente Museo de la Ciudad de México, pasajes de la vida del periodista opositor al régimen de Porfirio Díaz, el amigo del Dr. Atl y autor de cientos de pinturas impresionistas del México posrevolucionario

Luis Felipe Hernández Beltrán

Ciudad de México, 29 de enero de 2020.— “Yo no siento los fantasmas, para mí es una cuerda sensible el pensar en el pasado”, rememora con nostalgia Patricia Clausell al recorrer en compañía del promotor cultural Sergio Corella y Protocolo Foreign Affairs & Lifestyle, el Museo de la Ciudad de México.

Y es que la apasionada del arte, es de las pocas personas aún sobrevivientes, que pueden presumir haber vivido su infancia en el actual recinto museográfico, cuando aquella emblemática construcción colonial del Centro Histórico de la capital del país era una casa.

Entre tantos recuerdos de travesuras, juegos, convivencias familiares y el ubicar dónde estaban las habitaciones principales, había un detalle que más le fascinaba a Patricia: contemplar las obras de su abuelo, quien falleció seis años antes de que ella naciera.

Patricia Clausell heredó su amor al arte gracias a su abuelo: Joaquín Clausell

Joaquín Quirico Marcelino Clausell Tronconis, simplemente Joaquín Clausell (Campeche, 16 de junio de 1866–Morelos, 28 de noviembre de 1935), fue uno de los periodistas más críticos del Porfirio Díaz, cuyos artículos quedaron plasmados en el periódico El Universal bajo el pseudónimo de Juan Pérez, y después en los memorables periódicos revolucionarios opositores al régimen porfirista El Ahuizote, El Hijo del Ahuizote y El Demócrata.

“Él iba a favor de la no reelección y a favor de la justicia y de la democracia”, comparte Patricia, además de presumir la cercanía que su abuelo tuvo con el expresidente Francisco I. Madero, a quien apoyó en sus ideales, así como con Victoriano Huerta, entre otros personajes de la vida social como Justo Sierra.

“Porfirio y Clausell fueron amigos, y Porfirio le reclamaba. Es más, se llegaron a ver muchas veces personalmente. Por eso creo que, entre muchas cosas, pudo haberlo encontrado (para hacerle algo), pero prefirió decirle: ¡Salté del país!”

“Mi abuelo era tan revolucionario y se metía en tantos líos que por eso entró y salió de la cárcel varias veces”, recuerda.

Pero si bien pocos conocen la faceta periodística de Joaquín Clausell, México y el mundo entero lo ubican más por otra cara: la de pintor.

“En 1894 mi abuelo decide irse a Nueva Orleans, en 1895 se va Nueva York y de ahí con pseudónimo italiano llega a París, y en esos tiempos de ocio, va a un museo a ver una exposición de (Claude) Monet y se queda pasmado con sus obras impresionistas, (corriente artística) que no conocía.

“Al día siguiente, (Joaquín Clausell) vuelve al Museo y Monet al ver la admiración de Clausell, lo invita a su estudio y ahí conoció a (el pintor impresionista Camille) Pissarro quien lo invita a vivir con él.”

Al regresar a México en 1901 y graduarse como abogado, con la escuela impresionista francesa, Clausell se dedica a pintar cientos de cuadros, adoptando su propio estilo y codeándose con otros artistas de renombre como Gerardo Murillo, Dr. Atl, con quien llevó una amistad fraterna, al grado de formar en conjunto “La escuela al aire libre” donde dedicaron a impartir sus conocimientos a aprendices de artistas.

“Come la pintura al periodismo”, afirma Patricia quien presume el libro Nostalgias ocultas. Anécdotas sobre la vida de Joaquín Clausell que editó en 2009 con el apoyo del gobierno del estado de Campeche bajo el sello de la editorial Miguel Ángel Porrúa, con fotografías que dejan ver la vida personal y familiar de Joaquín Clausell, así como sus principales pinturas; y que fue presentado en España y otros lugares de México. Actualmente, la obra bibliográfica está agotada.

Tras la muerte de Joaquín Clausell, han sido contados los homenajes póstumos que le han realizado, en 1945 hubo una exposición de sus principales obras en el Palacio de Bellas Artes, otra más en 1990 en la Cámara Nacional de Comercio, entre otras importantes más.

Sin embargo, a Clausell le hará justicia la revolución próximamente en el Museo Histórico del Palacio Nacional, donde se tocarán ambas facetas: la del periodista crítico y del artista impresionista. En esa exposición, se podrán ver textos, algunos de ellos inéditos, que escribió para distintos periódicos, así como algunos de sus cuadros; al igual que la obra pictórica de otros 20 artistas contemporáneos a Joaquín, entre ellos, de su amigo, el Dr. Atl. Exhibición que estará abierta al público gratuitamente por tiempo indefinido.

¿Si Clausell viviera en estos tiempos, qué pensaría del México actual?, se le pregunta a Patricia.

“Yo creo que diría: de lo que está pintado ahí, México no está. Él era demócrata, no reelección y siempre apoyó al pobre”, finaliza melancólica, contemplando el espacio, hoy convertido en museo, que alguna vez fue su casa.

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