Cultura

Cuitlahuátzin, héroe que venciera a los españoles, revive en Bellas Artes

El Señor de Iztapalapa brilló en el Palacio de las Bellas Artes y en náhuatl cantó su historia, que es la raíz de todos los mexicanos

Ciudad de México, 11 de octubre de 2023.— Huipiles y plumas de La Cantata Épica Cuitlahuátzin, engalanaron el escenario del Palacio de las Bellas Artes, producción histórica musical en la que se reivindica la figura de resistencia y lucha de Cuitláhuac, Señor de Iztapalapa, penúltimo “Huey Tlahtoani” de la Gran Tenochtitlan.

Una obra que muestra al invicto héroe mexica, quien reunió a diversos pueblos y expulsó a los españoles de la cuenca del Valle de México, la noche mejor conocida como: “Noche Triste” del 30 de junio de 1520. Una obra que hoy reconoce el suceso, como la “Noche Victoriosa”.

Idea original y libreto creación del músico, literato, periodista e investigador mexicano, Samuel Maynez, a través de su cantata poética traducida al náhuatl, generó un espectáculo sin precedentes, de contenido y fundamento histórico, basado en una exhaustiva investigación, permite al espectador conocer cómo fue que Cuitláhuac retornó al centro de la gran Tenochtitlán y los motivos por los cuales debe de ser reconocida su hazaña y la noche de la Victoria.

Ver la figura histórica de Cuitláhuac, liderando a Cuauhtémoc y cómo las y los mexicanos seguían a su Gran Líder, el Señor de Iztapalapa, es sacado del olvido como máximo líder de la resistencia mexica ante unos invasores despiadados y amorales, fue una sacudida a las raíces de nuestros corazones. Fuimos testigos también de “las diferencias” en el gran reino tenochtitla, junto a las armas de fuego y ferocidad de los “otros”, llevaron a nuestro héroe y sus huestes a ser derrotados en la batalla de Otumba, para convertirlo en una víctima más de la inmisericorde epidemia de viruela, que finalmente diezmó a la población con más de tres millones de mexicas.

Esta pieza épica, invita a la profunda reflexión sobre la fragilidad de la vida humana y el valor superior que tienen adalides como Cuitláhuac, A 503 años de su muerte, la Cantata Épica Cuitlahuátzin recrea la belleza del México antiguo y redignifica el lado humano de la sociedad mexica a través de una profunda religiosidad, fortaleza y misticismo.

Se deja sentir una dualidad de la cosmovisión mexica a través de la relación manifiesta entre el mundo terrenal y el metafísico, dualidad que de nuevo invita a exploración profunda de la naturaleza y su entorno. Fusión que recrea un universo de talentos y valores sin par.

Escenografía que envuelve detalles alegóricos de la época y muestra armoniosas conjunciones de talento avasallador en movimientos y efectos multidisciplinaria que dan a luz un espacio monumental que despierta irremediablemente los sentidos de la audiencia. Imposible dejar de mencionar, las repercusiones armoniosas de la música de la Camerata Metropolitana, bajo la batuta del maestro Humberto López Sánchez, acompañadas por los ensambles prehispánicos Tribu y Yodoquinsi, además de la Sociedad Coral Cantus Hominum, presencias que llevaron el espectáculo a su máxima expresión.

El virtuosismo escénico y vocal a cargo del barítono Pablo Aranday, quien magistralmente interpretó a Cuitláhuac junto con las mezzosopranos Linda Saldaña y Paola Gutiérrez Candia y los tenores José Arturo Barrera, Josué Hernández y Rogelio Marín; además de la soprano, Diana Álvarez, llevaron al público al disfrute de lo sublime entre la majestuosidad del Palacio de las Bellas Artes.

Con música de Samuel Zyman y traducción al náhuatl del historiador Patrick Johansson, Cuitlahuátzin deslumbró por la sincronicidad de sus coreografías de danza, las cuales estuvieron a cargo de Patricia Marín, con dirección teatral de Ragnar Conde; además de una cuidadosa curaduría, selección y diseño del vestuario tradicional mexicano utilizado, de Brisa Alonso y un —también— impresionante maquillaje de Ilka Montforte.

Una puesta en escena vibrante, única, poderosa, capaz de llevar a su auditorio al aplauso eufórico y sentido que buscó corear con un dejo de nostalgia y un vasto amor el nombre de México.

Doscientos treinta y ocho personajes comprometidos e involucrados en la Cantata operística Cuitlahuátzin, fueron ovacionados y dan cuenta del talento de altos y calificados vuelos que se gestan en nuestro país.

Gracias a la alcaldía de Iztapalapa que hizo posible dar a conocer estos frutos del talento mexicano.

Fotografía: Alcaldía de Iztapalapa

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