Cultura

El Ballet Hispánico, debutará en el 51 Festival Internacional Cervantino

Durante más de 50 años de vida, esta compañía de danza —con sede en la ciudad de Nueva York— ha sido un símbolo de difusión, resistencia y celebración de las comunidades hispanas y latinoamericanas en Estados Unidos

Ciudad de México, 27 de octubre de 2023.— El Ballet Hispánico —que es la organización cultural hispana más grande en Estados Unidos— hará su debut en el 51 Festival Internacional Cervantino (FIC), donde interpretará un programa dancístico con obras de tres destacados coreógrafos de origen latinoamericano que evocan el flamenco, la icónica figura de sor Juana Inés de la Cruz y el viaje artístico del coreógrafo Gustavo Ramírez Sansano.

Su presencia en territorio mexicano se enmarca dentro de los 200 años de relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, pero también como uno de los representantes más significativos de la edición 2023 del festival, que este año tiene como invitado de honor al vecino país del norte.

Su presentación tendrá lugar el domingo 29 de octubre, a las 12:00 horas, en el Teatro Juárez de la ciudad de Guanajuato. Sus integrantes interpretarán tres coreografías, muestra de la creatividad y variedad de la riqueza cultural de la comunidad latina, migrante o nacida en suelo estadounidense.

El programa artístico que interpretará en el FIC el Ballet Hispánico —considerado un embajador cultural de EEUU— se conforma de: Sor Juana, de la coreógrafa estadounidense de origen mexicano Michelle Manzanales, inspirada en la vida y obra de la monja y erudita mexicana del siglo XVII sor Juana Inés de la Cruz. La pieza fue estrenada en junio de 2023 en el New York City Center, el escenario de danza más importante de Nueva York.

Annabelle Lopez Ochoa, de origen belga-colombiano, es autora de Línea Recta, obra que explora un aspecto intrigante del baile flamenco: la ausencia notoria de pareja. Mientras mantiene la integridad y la pasión distintiva del género, su creadora imagina un lenguaje corporal original y explosivo.

Por último, en su obra 18+1 el coreógrafo español Gustavo Ramírez Sansano llevará a los espectadores por un alegre y esperanzador viaje al pasado, el presente y el futuro, basado en su historia personal y sus memorias.

Un catalizador del legado hispanoamericano

La misión institucional del Ballet Hispánico —que posee una calle con su nombre en la ciudad de Nueva York— es abrir y sostener nuevas plataformas para el diálogo social y contribuir al desarrollo de las comunidades latinoamericanas en Estados Unidos, por medio de tres programas: la compañía de danza, una escuela de formación dancística y un espacio de impulso artístico y social.

Como agrupación artística, se ha presentado ante más de dos millones de personas en Estados Unidos, Europa y América Latina. Cuenta con un repertorio de más de 75 obras en la que trabajan más de 45 escenógrafos. Su programa incentiva el orgullo y la identidad hispanoamericana, engrandece a creadores e intérpretes y busca que la danza sea accesible para todos.

La escuela recibe alrededor de 800 alumnos al año, de entre dos y 23 años, además de clases para adultos. De este modo, se detectan talentos, quienes pueden ingresar a instituciones, como la Juilliard School o Fiorello H. La Guardia, de artes escénicas. Por sus pasillos han pasado grandes figuras como la actriz Nancy Ticotin, la cantante Jennifer López y el actor Michael DeLorenzo, entre otros.

Por otro lado, es un espacio de cohesión social entre las comunidades residentes en Nueva York que convoca a personas, grupos o celebridades para festejar la pluralidad e identidad de la migración hispana.

El Ballet Hispánico fue fundado en 1970 por Ernestina “Tina” Ramírez, hija del torero mexicano José Ramírez, “Gaonita”, y de Gloria Cestero, de origen portorriqueño, quien creció en un ambiente políticamente activo. Tina, nacida en Caracas en 1929, estudió ballet, danza contemporánea y étnica. Fue alumna de Lola Bravo y Luisa Pericet. Se formó en danza clásica con la primera bailarina rusa Alexandra Daílova y en danza moderna con Anna Sokolow.

En 2009, Eduardo Vilaro —exbailarín de la compañía y quien trabajó con Tina Ramírez— fue nombrado director artístico de la compañía de danza. Desde 2015 es el director ejecutivo del Ballet Hispánico, como organización.

Vilaro destaca la herencia africana de las comunidades latinas, por ejemplo, en baile, música y otros ámbitos: “Nuestro propósito era poder mostrar la fuerza de lo que somos, la fuerza latina, que no somos uno, sino muchos… Que tenemos que abrir caminos para que todo mundo entienda que no somos solo puertorriqueños o mexicanos, sino que también hay una fuerza en nosotros —específicamente en el Caribe o en Brasil y en otros países de Latinoamérica— que es la fuerza africana.”

“Se trata del poder del arte, de qué hacemos y cómo motivamos al público para que descubra las diásporas” que nos han dejado como legado la salsa o el jazz, destaca el también educador.

Fotografía: Erin Baiano / Ballet Hispánico

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