El mural que pintara David Alfaro Siqueiros en Argentina, en 1933, titulado Ejercicio plástico, fue deshecho, fragmentado en pedazos que fueron embalados y abandonados en contenedores. Se especula que la idea era sacarlo del país.
José Roquero De Teresa
Se localiza en una quinta del barrio de Don Torcuato, en la provincia de Buenos Aires. El mural —de 6.71 metros de largo por 3.5 metros de ancho— fue extraído del sótano donde fue pintado en techo, paredes y piso. Cortado en pedazos, colocado en bastidores de metal y guardado en cinco contenedores y trasladado a un terreno en las afueras de Buenos Aires.
Siqueiros, mediante trucos visuales, realizó muros transparentes, para que el visitante sintiera que estaba encerrado en una burbuja o en una caja sumergida en el agua, rodeado de sensuales nereidas. El mural, antes de ser desmontado y la quinta ser demolida, fue resguardado por Héctor Mendizábal, último dueño de la propiedad y quien quería rescatar el mural para venderlo en el extranjero aunque el estado no era el más óptimo ya que la casa estuvo más de 20 años abandonada y el sótano se inundó.
El 11 de noviembre de 2003 el gobierno argentino declaró patrimonio nacional este mural de Siqueiros, mediante un decreto firmado por el presidente Néstor Kirchner.
Pero el tema quedó en el olvido, y un contenedor se ha perdido.
Revista Protocolo
save
