Cultura

ENAH incrementa espacios para investigación académica

Un edificio integrado por más de cincuenta cubículos, destinados exclusivamente a la investigación, es construido en la Escuela Nacional de Antropología e Historia

Un edificio integrado por más de 50 cubículos, destinados exclusivamente a la investigación, es construido en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), al sur de la ciudad de México. La obra permitirá la liberación de varios espacios dentro de la institución que actualmente atiende alrededor de tres mil estudiantes.

De acuerdo con José Luis Vera Cortés, director del plantel adscrito al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), “se trata de una iniciativa que podrá concretarse después de varios años, con el trabajo colegiado de diversas instancias.

“A ello se suman otros logros recientes, como un mayor número de alumnos beneficiados con becas a nivel licenciatura y posgrado, el reconocimiento de la plantilla de maestros por su perfil académico, así como la obtención de apoyos de otras instituciones destinados a la investigación”.

La ENAH es la primera escuela de antropología en América Latina, considerada única en su tipo por las carreras que imparte en conjunto: Historia, Antropología Social, Arqueología, Etnología, Etnohistoria y Lingüística, así como Antropología Física, que hasta hace poco era el único plantel del país que preparaba estudiantes en grado de licenciatura en este ramo.

Su origen se remonta a 1938 en el Departamento de Antropología de la Escuela de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional; en 1939 se trasladó al Museo Nacional —en la calle de Moneda—, año en el que se crea el INAH. En 1942 se incorpora al Instituto y cuatro años más tarde cambia su nombre al actual.

En 1964, con la creación de Museo Nacional de Antropología, la escuela se reubica en este recinto, y en 1979 se muda a su sede actual, a un costado de la Zona Arqueológica de Cuicuilco, en Tlalpan.

Respecto al nuevo edificio, José Luis Vera indicó que se trata de una construcción de tres plantas, que se integrará de 54 cubículos dobles, salas para juntas y seminarios, así como una terraza con vista al sitio prehispánico de Cuicuilco y una pequeña cafetería. El inmueble es construido por especialistas de la Coordinación Nacional de Obras y Proyectos del INAH.

“El edificio servirá para la liberación de varios espacios dentro de la institución, que en un inicio estaban destinados a la docencia, además dignificará las instalaciones donde los investigadores de tiempo completo —adscritos a las siete licenciaturas y a los cinco programas de posgrado— desarrollan su labor cotidiana.

“El terreno de la escuela es bastante grande, sin embargo, debido a un estudio de suelo y a fin de integrar el edificio a la zona, en cuyas inmediaciones se encuentra la pirámide de Cuicuilco, los arquitectos optaron porque la construcción se ubique a un costado de la biblioteca”, abundó el antropólogo.

Otro de los proyectos que se prevé realizar a mediano plazo es la diversificación de la oferta académica, es decir, la creación de un sistema de educación a distancia, a fin de acercar a más estudiantes a la institución.

Además se tiene previsto desarrollar un plan de difusión con recursos audiovisuales que permitan divulgar las investigaciones, con un lenguaje accesible para el grueso de la población.

Respecto a los avances de los últimos años, el director de este plantel señaló que hoy día hay mayor apoyo de terceros, es decir, mientras hace tiempo el presupuesto sólo procedía del INAH, cada vez más investigaciones cuentan con el sustento de organismos como el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).

Otro de los logros es que ahora un mayor número de maestros poseen el perfil establecido por el Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep-SEP), lo que ha traído consigo la conformación de cuerpos académicos mejor preparados, a fin de elevar la calidad de la educación superior.

Actualmente en la ENAH hay más de 100 investigadores de tiempo completo, es decir, más de 10 por ciento de todos los investigadores del INAH se concentran en la ENAH, destacó José Luis Vera.

En este periodo los posgrados se han consolidado, ahora más de la mitad forman parte del Programa Nacional de Posgrados de Calidad —a cargo de la Secretaría de Educación Pública y el Conacyt—, al estar adscritos a los padrones nacionales de excelencia académica.

En el caso de las becas, cada vez son más los alumnos de licenciatura y posgrado que cuentan con apoyos económicos, montos que a su vez se incrementan año con año. También se ha diversificado el tipo de estímulos, ahora la escuela ofrece becas para la titulación, apoyo para servicio social y madres solteras, este último abierto recientemente mediante un programa del Conacyt.

Otros ejemplos son el enriquecimiento de actividades extracurriculares —cursos, talleres y diplomados— dirigidas a la comunidad estudiantil y la sociedad en general; y del programa editorial mediante el que se publican boletines, libros y revistas como Cuicuilco, publicación semestral creada hace más de 25 años, la única del INAH reconocida en el padrón de excelencia de Conacyt en el área de sociales.

Sobre la infraestructura que actualmente tiene la ENAH, Vera Cortés explicó que la institución dispone de 16 laboratorios asociados a actividades de investigación y docencia arqueológica, antropofísica y lingüística. Espacios que también contribuyen a la vinculación de alumnos e investigadores mediante las prácticas.

Otra área destaca, dijo, es la biblioteca “Guillermo Bonfil Batalla”, que tiene un acervo aproximado de 100 mil títulos; esta colección se integra por libros, folletos, obras de consulta, censos, directorios, atlas, mapas, tesis, publicaciones periódicas, discos compactos y colecciones especiales en comodato o en fondo reservado sobre temáticas antropológicas e históricas.

“Los anteriores son algunos de los espacios destinados a la formación de la comunidad estudiantil”, finalizó José Luis Vera Cortés.

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