Cultura

“Esculturas Caligráficas” obra reciente de Elisa Salas

Pictogramas y jeroglíficos conforman la nueva producción de la joven artista mexicana

Gabriela Gorab

Ciudad de México, 15 de enero de 2021.— Elisa Salas es una artista asidua de la exploración de la plasticidad del lenguaje quien a su vez se dio a la misión de construir esculturas histológicas por su reminiscencia con la estructura de los tejidos orgánicos y la historia que cuenta cada hebra con el solo hecho de haberse formado.

La artista interseca el origen de la forma y la palabra en una metáfora plástica. Su manera de construir estas metáforas es con un material innovador llamado ácido poliláctico derretido a altas temperaturas en una pluma 3D. Para Elisa, el hacer estas esculturas es como dibujar en el aire.

Desde 2019, Salas ha trabajado en una colección de esculturas caligráficas de posesión única mediante esta nueva tecnología cuya característica favorita es su resultado eclipsante, es decir, la propiedad del material de proyectar sombras efímeras e irrepetibles según quien las observe, durante un cierto periodo de tiempo, desde cierta perspectiva y con una iluminación específica.

Su propuesta artística de caligramas posmodernos se creó dentro de un concepto visual inspirado en el poeta visual griego Simias de Rodas, la caligrafía asiática, jeroglíficos, textos islámicos zoomorfos, escritura cuneiforme sumeria y caligramas de Guillaume Apollinaire.

Algunas de las esculturas caligráficas pueden leerse a modo de poema concreto, como los desarrollados en Brasil en el siglo XX, ya que el proceso discursivo consiste en la aparición plástica de letras repetidas en cualquier dirección: norte, sur, este u oeste, a lo extenso de la configuración dérmica de la escultura; de esta manera, se rompe la lectura tradicional lúdicamente y se aspira a algo de compromiso que el espectador desee para así comprender la narrativa.

Mientras sea creativo al leer, el espectador que conozca la lengua podrá atar cabos al ordenar las letras que forman las palabras, de tal modo que el caligrama tridimensional propuesto por Salas sugiere una interacción sutil al estilo crucigrama multiespacial.

Al incursionar en esculturas caligráficas, la artista lleva más lejos el caligrama para hacerle justicia al manifiesto de los poetas malditos, cuyo sueño era sacar a las palabras de los libros y materializarlas al darles un peso y un lugar en el espacio. Elisa piensa que en la tridimensión del volumen de las palabras y la figura enfática que forman con su sombra, puede aportar algo nuevo al legado de la vanguardia del siglo XX.

Así pues, se dio a la tarea de investigar sobre el tema del desarrollo de los pictogramas y jeroglíficos porque en él encuentra la belleza que siempre buscó: la maximización del significado verbal particular y la universalización de la imagen, por esto Elisa Salas está escribiendo un libro sobre los antecedentes del caligrama cuyo fin ha pasado temporadas en la Biblioteca Pública Nueva York.

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