Cultura

Evocan vida de Zacatecas durante la Revolución

Se llevó a cabo la Tercera Jornada Distintas Miradas sobre las Ciudades Históricas, en el Museo Nacional de Antropología

Protocolo/Redacción

Evocan vida de Zacatecas durante la RevoluciónZacatecas, ciudad declarada Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en 1993, fue tema de la Tercera Jornada Distintas Miradas sobre las Ciudades Históricas, en la que la historiadora Águeda Goretty Venegas relató que esta urbe durante la Revolución Mexicana fue presa de los rumores y de la batalla.

El coordinador nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Arturo Balandrano, fue el encargado de inaugurar la jornada que se llevó a cabo en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún del Museo Nacional de Antropología, donde se dieron cita especialistas en arquitectura, historia y música para hablar desde su perspectiva de la riqueza del patrimonio material e inmaterial zacatecano.

La doctora en historia Águeda Goretty, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, de la Universidad del Estado de Hidalgo, dictó la conferencia “¡Ahí vienen los revolucionarios!” La ciudad de Zacatecas en 1914, en la que hizo un recuento de la toma de la ciudad por parte de los revolucionarios y del papel que jugaron los rumores antes de su arribo.

La especialista dijo que la frase “¡Ahí vienen los revolucionarios!” era común que se escuchara desde 1911 en la ciudad de Zacatecas, y un tema constante en los periódicos locales que sembraban el pánico entre la población que, temerosa, mandaba a sus mujeres a la capital del país para evitar que fueran lastimadas.

Este miedo a los revolucionarios fue utilizado por el gobierno federal, quien a través de la prensa presentaba al enemigo como seres desalmados a quienes la población les temía y que la prensa calificaba como “bárbaros”.

En esa época, la ciudad ya se adentraba en la modernidad con edificios art déco, herencia del porfiriato, así como iglesias barrocas fundadas durante el virreinato; existía el tranvía jalado por mulas y las casas eran iluminadas con electricidad, pero a la llegada de las tropas revolucionarias, la luz solo era utilizada un par de horas por la noche y después todo era oscuridad, para evitar que los alzados identificaran la conformación de la ciudad.

La historiadora comentó que la primera incursión del general Pánfilo Natera en el estado fue en 1913. Durante una semana ocupó la ciudad y pidió una contribución de 110 mil pesos; luego se retiró sin grandes daños.

Sin embargo, un año después los rumores de que volvían los revolucionarios se intensificaron y, el 23 de junio, Felipe Ángeles y Francisco Villa atacaron la ciudad, en especial el Palacio Federal, donde se resguardaban pertrechos; en total hubo cinco mil 500 muertos de los dos bandos.

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