Cultura

Hallan vestigios de cremaciones prehispánicas en BC

Restos de huesos humanos incinerados, del grupo seminómada kumiai, fueron descubiertos durante la ampliación de la carretera Tijuana-Ensenada

Restos de cráneo, húmero y tibia de por lo menos un individuo, que muestran indicios de cremación realizada en la época prehispánica, fueron descubiertos durante las obras de ampliación de la carretera federal Tijuana-Ensenada, en Playas de Rosarito, Baja California. De acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), los restos corresponden al antiguo grupo seminómada kumiai, que practicaba la incineración de sus muertos para evitar que fueran saqueados.

Durante los trabajos de salvamento arqueológico hechos por el INAH en este punto de la localidad de El Morro, además de este entierro con fragmentos de hueso que estaban acompañados de restos de vasijas y caracoles que posiblemente formaron parte de un collar o brazalete, se detectaron otros dos con osamentas humanas más antiguas y sin huellas de cremación, que podrían datar de antes de nuestra era.

El descubrimiento confirma la ocupación continua de grupos humanos en esta región costera desde finales del periodo Arcaico (1000 a. C.-500 d. C.) y Prehistoria Tardía (500 d. C.–siglo XIX). “La comprobación de una ocupación constante es un dato novedoso dentro de la investigación ya que se pensaba que El Morro era un conchero de una temporalidad muy antigua, sin embargo ahora sabemos que siguió habitado hasta la época misional”, informó el arqueólogo Fernando Oviedo García.

Los hallazgos ocurrieron a finales de 2010 durante las obras de ampliación de dicha carretera y la construcción del puente El Morro, en la parte noroeste de esa entidad; la Procuraduría General del Estado de Baja California notificó al INAH de la presencia de restos óseos humanos antiguos y solicitó el peritaje de especialistas para hacer el levantamiento de las osamentas.

Al lugar acudió el arqueólogo Fernando Oviedo García, investigador del INAH-BC, quien desde hace varios años estudia los concheros (sitios arqueológicos con restos de moluscos usados por grupos humanos antiguos) de la región costera del Pacífico, y confirmó que se trata de restos de antiguos pobladores de la región conocidos como kumiai, motivo por el cual se procedió al salvamento arqueológico que requirió de varias semanas de excavación del área con una extensión aproximada de cien por tres metros.

Como resultado de las labores arqueológicas, en dos puntos de la exploración se confirmó la práctica de dos formas de enterramiento que corresponden a dos periodos culturales diferentes, Arcaico y Prehistoria Tardía.

A esta última temporalidad —cuyos vestigios se caracterizan por la práctica de la cremación— corresponden los restos de huesos quemados. “Este tratamiento mortuorio consistía en poner el cuerpo del fallecido directamente al fuego hasta que se consumiera, sin embargo, algunos fragmentos resistían la acción de las altas temperaturas quedando partes que depositaban en el interior de vasijas de cerámica para enterrarlas en otro punto del sitio”, explicó Oviedo.

El especialista afirmó que ha identificado con anterioridad otros sitios en la región costera pacífica de Baja California donde se practicaba la cremación, como El Vallecito, ubicado en la parte norte de la Sierra de Juárez, donde ubicó por lo menos tres puntos donde cremaban a los muertos. Ahí, se acostumbraba prender los cuerpos hasta reducirlos totalmente a cenizas y los huesos que no eran consumidos por el fuego eran depositados en ollas.

Esta práctica, abundó el arqueólogo Fernando Oviedo, fue común en el periodo tardío de ocupación indígena, en tanto que se trataba de grupos seminómadas que habitan en campamentos estacionales a lo largo del año y, por lo tanto, no tenían un lugar fijo para enterrar a sus muertos, “es así que al incinerarlos evitaban que quedaran expuestos al saqueo por otros grupos o animales”.

La otra forma de enterramiento que identificó el arqueólogo en El Morro corresponde a finales del Arcaico y se caracteriza porque el cuerpo era depositado de manera directa en el terreno. En el salvamento arqueológico se identificaron dos puntos con restos humanos que corresponden a dos o tres individuos, sin ofrendas que los acompañaran.

El investigador del Centro INAH-BC destacó que estos hallazgos corroboran la ocupación continua de grupos humanos en El Morro, desde finales del Arcaico hasta la época del establecimiento de las misiones, es decir, a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Oviedo García recordó que El Morro ya había sido excavado en 2004, también con motivo de la realización de obra pública, y se encontraron restos humanos cuyo fechamiento en el laboratorio arrojó un antigüedad de 3,770+/-15 años, es decir, corresponden a alrededor del año 1770 antes de nuestra era.

Asociados a estos entierros que no mostraron huellas de cremación, se encontraron metates y piedras de molienda, así como huesos de ballena trabajados a manera de remos o palas.

En El Morro también hace seis años se descubrió un área de fogón y de molienda, donde se recuperó un metate para procesar los restos vegetales para alimentación.

Asimismo, en ambos hallazgos se recuperó una cantidad significativa de desechos de conchas de mejillón, abulón y almeja y huesos de peces, que eran consumidos por grupos seminómadas. También se hallaron herramientas de piedra usadas para procesar los alimentos, artefactos para la fabricación de estos instrumentos y puntas de flecha.

Oviedo concluyó que los grupos seminómadas que habitaron la región eran los kumiai, quienes abarcan la región que hoy es el sur de San Diego, Estados Unidos, hasta la parte noroeste de Baja California (Tijuana, El Rosarito y parte de Ensenada).

Revista Protocolo

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