Cultura

La Catrina, la mujer más mexicana de la historia

Fue creada por José Guadalupe Posada en la época de la Reforma y fue bautizada como “Calavera Garbancera”

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán

“Calavera Garbancera”, personaje original creado en la ciudad de Aguascalientes por José Guadalupe Posada en la época de la Reforma
“Calavera Garbancera”, personaje original creado en la ciudad de Aguascalientes por José Guadalupe Posada en la época de la Reforma

Es una de las damas más campantes de todo México.

A pesar de ser de la clase alta, sus finos vestidos, siempre de gala, no impiden que se relacione con el resto de las clases sociales; sus enormes sombreros con adornos de plumas y flores siempre llaman la atención.

Se ha codeado con personalidades de todas las épocas de México, especialmente con aquellas de alta alcurnia. Políticos, intelectuales, artistas y socialités, figuran en su lista de amigos; en la época de la colonia, con Hernán Cortés, el virrey Luis de Velazco, sor Juana Inés de la Cruz, fray Juan de Zumárraga; en el México reformista, lo mismo se le vio del lado conservador con el emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota o en el liberal conviviendo con el presidente Benito Juárez; también estuvo de cerca con el escritor Manuel Gutiérrez Bravo; en la Revolución Mexicana, se supo fue admirada por el entonces primer mandatario Porfirio Díaz, pero también charló con Ricardo Flores Magón, al igual que se le vio en el norte apoyando a Francisco Villa o en el sur a Emiliano Zapata; y ya en el México posrevolucionario, fue muy amiga de Diego Rivera y Frida Kahlo; e internacionalmente, presumió de la amistad del libertador José Martí.

Pero aparte de todos los personajes antes citados, tuvo uno predilecto, pues fue el que la vistió, engalanó, lanzo a la fama y a quien se le culpabiliza de que hasta nuestros días, siga dando de qué hablar y goce de una inmortalidad que parece ser eterna: el grabador José Guadalupe Posada.

Nos referimos a La Catrina, aquel esqueleto vestido con ropa de gala, cabalgando o con alguna botella ya sea de tequila o vino fino que, aunque es muy popular en tiempos de Día de Muertos por el concepto de muerte, se ha convertido en un ícono mexicano, independientemente de la época festiva que atraviese el país, llegando a adquirir una fama internacional, pues suele ser un referente histórico, artístico y cultural, cada vez que se habla de México en el extranjero.

La obra magistral de José Guadalupe Posada

Creada por el también ilustrador y caricaturista José Guadalupe Posada en su taller en la ciudad de Aguascalientes en los tiempos de la época de la Reforma, originalmente llamada “Calavera Garbancera” (como referencia a las personas que en el México colonial vendían en las calles semillas de garbanzas), esta huesuda aparece en los periódicos de oposición en donde su figura hacía una crítica a los gobiernos presidenciales, a la clase alta, pero principalmente, a aquellos mexicanos que renegaban de sus orígenes indígenas y que tomaban actitudes europeas.

En aquellos grabados, aparecía el esqueleto únicamente vestido con un enorme sombrero de plumas, simbolizando al dios azteca Quetzalcóatl la “Serpiente Emplumada”.

Codeándose con la alta sociedad mexicana

Aunque con el tiempo su figura siempre se consideró en el tenor de burla hacia esos grupos sociales, fue hasta 1947 cuando el pintor Diego Rivera la dibuja en su obra mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, que actualmente se puede observar en el Museo Diego Rivera de la Ciudad de México.

Sin perder el concepto original de José Guadalupe Posada, el esqueleto es el personaje central de la obra y luce flanqueado entre los personajes citados al inicio de este artículo; viste con el infaltable sombrero de plumas, pero ahora, el resto del “cuerpo” es cubierto con un vestido elegante en color blanco y una estola, a partir de allí, comienza a conocerse como “La Catrina”, como se les llamaba a las damas de alta alcurnia.

Una “muerta” de todos los días, meses y años

Como se podrá notar, el origen de este personaje no es precisamente del Día de Muertos e incluso, desde su creación, nunca se le relacionó con tal festividad; fue con el paso del tiempo y por los años ochenta del siglo pasado, cuando comenzó a verse más frecuentemente en los adornos de las casas u ofrendas de muertos o en las caracterizaciones que mucha gente adopta para disfrazarse en esas fiestas; sin embargo, a propósito de ser una de las fechas más representativas en México y por relacionarlo con la muerte, el 1 y 2 de noviembre se aprovecha también para celebrar a La Catrina.

En el estado de Aguascalientes, especialmente en la ciudad de Aguascalientes, lugar en donde nació La Catrina, se hace anualmente el Festival de las Calaveras, con eventos que van desde pasarelas de catrinas, concurso de ofrendas, procesiones, música, corridas de toros, entre otros atractivos, todo en honor al popular personaje.

Con un toque de inmortalidad…

Como se podrá notar, muchos amigos “socialités” de La Catrina han muerto y muchos quienes la han venerado, coleccionado y admirado, también. Sin embargo, ella tiene un pacto con México, que es el de la eternidad en cuanto a ser un ícono distintivo de la cultura mexicana.

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