Cultura

La lectura puede romper fronteras, como lo hizo en Colombia, Ecuador y Perú

Graciela Prieto, creadora del proyecto Leer sin Fronteras ofreció una conferencia en México

La lectura, opina Graciela Prieto, es un elemento colmado de magia que puede no sólo ser una luz en la oscuridad, sino un bálsamo para dejar atrás las diferencias a causa de fronteras, de cuestiones políticas o por meros prejuicios sociales.

La promotora de la lectura del Ministerio de Cultura de Colombia, creadora del proyecto Leer sin Fronteras que trabaja en la reconstrucción del tejido social en los límites territoriales de Colombia con Ecuador y Perú, ofreció una conferencia el 12 de noviembre en el marco de la 33 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil.

Graciela Prieto describió cómo, con base en tratados internacionales, el proyecto Leer sin Fronteras fue abriéndose camino, partiendo de la idea de transitar entre dos naciones y encontrando en ambas un lugar propio a través de la lectura, pero reconociendo sus culturas y tradiciones.

“A menudo en esas fronteras los familiares viven en ambos lados y los habitantes en realidad no reconocen ninguna diferencia política, sin embargo los inconvenientes son que a menudo los colonos no tienen acceso a servicios básicos y mucho menos bibliotecarios, de ahí el impacto que tuvo este programa”, expuso.

Recordó que en el año 2007 la Organización de Estados Americanos (OEA) se puso en contacto con el ministerio de Colombia y puso a su disposición un portafolio para apoyar acciones multinacionales enfocadas a grupos vulnerables, y fue ahí que el proyecto Leer sin Fronteras fue evaluado por especialistas de Washington.

“En 2008 se creó finalmente con el apoyo de la OEA y una parte del gobierno colombiano esta iniciativa que de entrada promovía 30 bibliotecas públicas en zonas fronterizas con Ecuador y Perú, tomando en cuenta las comunidades donde existiera población más vulnerable.”

Refirió que desde su diseño inicial el proyecto buscó hacer de las bibliotecas públicas un centro de reunión de las culturas locales, “siendo un trabajo de gran innovación para los habitantes de esas regiones, además de ser una opción de formación para profesionales bibliotecarios”.

Leer sin Fronteras comenzó a crear resonancias inmediatas, al grado que llegó a las zonas selváticas de Perú ubicadas en Putumayo y el Amazonas, dotándolas además con equipo de cómputo y más de 600 títulos de literatura.

La especialista, quien se desempeñó como maestra de bachillerato y posteriormente se dedicó a los servicios bibliotecarios, desarrollando proyectos para el fomento de la lectura en diversas regiones de Colombia, mostró en el Teatro de las Artes diversas imágenes de las bibliotecas abiertas en zonas fronterizas, conmoviendo al público con el visible impacto que tuvieron en los usuarios locales.

“Recuerdo que antes de iniciar el proyecto hicimos diversas reuniones con bibliotecarios, así como seminarios binacionales de capacitación para promotores de lectura, creándose al mismo tiempo el manual ABC del bibliotecario promotor de lectura, donde se da cuenta de todas las acciones básicas para dirigir una biblioteca, esto realmente se convirtió en nuestra Biblia.”

Sobre las colecciones, dijo que se reforzaron los materiales dirigidos a los niños, además de poesía, cuentos clásicos y otras publicaciones de fácil divulgación.

“Recordamos especialmente el impacto en la comunidad de Caballo Cocha, en la región de Putumayo, en Perú, la comunidad recibió los libros con una gran fiesta y hasta trajeron a la banda del pueblo y los niños de inmediato comenzaron a hojear los materiales.”

Mencionó que los reportes a la oficina de la OEA en Washington muestran que el proyecto Leer sin Fronteras ha probado ser una estrategia muy novedosa y un modelo para la promoción de la lectura en zonas de frontera.

“Este proyecto no habría dado resultados sin el apoyo desde todos los órdenes institucionales, además del respaldo a la creación de materiales de formación con temas como la equidad de género o la inclusión de las tradiciones locales de Perú y Ecuador.”

Finalmente, Graciela Prieto dio cuenta de diversos testimonios de promotores de ambas fronteras en los que describen sus trabajos de campo, lecturas en voz alta y actividades lúdicas en torno al libro.

“Comenzaron a surgir a partir de este proyecto actividades de intercambio entre las bibliotecas y las diversas regiones y sus habitantes, pero además cambió la forma de pensar de muchos promotores, quienes han incluso instaurado dinámicas muy entusiastas para promover el libro y la lectura.”

Y agregó: “El proyecto llegó finalmente a 230 asentamientos abarcando lugares de selva, sierra y otros tan apartados que incluso había que llegar en canoa y cuyos habitantes no habían estado nunca en actividades de lectura en voz alta, pero lo más importante, es que se crearon vínculos humanos y los participantes comprendieron las diversas cosmovisiones de las comunidades de tres países hermanos.”

Revista Protocolo

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