Viuda e hijos del también llamado “Juglar”, declaman algunos poemas del finado dramaturgo
Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán
Pablo López del Castillo no ha muerto…
Aunque físicamente el poeta mexicano, nacido en Guanajuato en 1930, desde el 11 de mayo de 2016 dejó, físicamente, este mundo para siempre, queda su poesía, que llevó por medio de distintas representaciones teatrales a diversas partes de México y Estados Unidos.
Deja una escuela de teatro, donde quien fuera conocido como “El Juglar” enseñó desde niños hasta integrantes de los grupos de alcohólicos anónimos pasos fundamentales para envolverse, sentir y vivir el mundo de la dramaturgia.
Deja una esposa, Alma Rodríguez, y dos hijos: José Pablo y Rodrigo, quienes han decidido llevar el legado artístico del hombre que viajó en un “vochito” por algunos pueblos de la Unión Americana para promover su obra, y que hasta 25 años después, logró tener su propio techo debido a las constantes giras que realizaba al lado de su familia.
Deja amigos y fanáticos, como la primera actriz Yolanda Ciani, la periodista Wendy Coss o el escritor Alejandro Ordorica, quienes, en el homenaje póstumo, celebrado recientemente en una conocida librería de la colonia Condesa de la Ciudad de México, han dado testimonio de quien fuera en vida un maestro, amante de la puntualidad, autor de poemas y obras de teatro a base de versos de otros poetas, al que gracias a ello, la crítica lo reconoció como único en su género.
Las cosas perdurables, es el libro virtual, bajo la firma de Editorial Ink, que reúne lo más selecto de la obra de Pablo López del Castillo, seleccionada por su hijo José Pablo, y que se podrá descargar a través del sitio de internet www.editorial-ink.com
Revista Protocolo