Literatura

Presentan obra sobre origen de la prohibición del incesto

Hace más de 20 mil años, a esta práctica no se le deba mayor importancia

La antropóloga Florence Rosemberg y la psicóloga Estela Troya realizaron una investigación incesante para desentrañar cuándo y por qué surgió la prohibición del incesto, práctica penada por las leyes y calificada como pecado por las religiones. En su búsqueda encontraron que hace 20 milenios, entre las sociedades recolectoras ya existía, sin embargo, no se le deba mayor importancia pues estaban organizados por grupos y no por parentesco.

La investigación de Rosemberg y Troya dio como resultado el libro El ocaso de la diosa, incesto, género y parentesco, que fue presentado en el Museo Nacional de Antropología, en el marco de la XXV Feria del Libro de Antropología e Historia (FLAH).

En la presentación, que se realizó en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún, participaron las antropólogas egresadas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Guadalupe Huacuz y Fernanda Núñez, así como las autoras del volumen de 380 páginas publicado por la editorial Porrúa.

Estela Troya, docente del Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia, AC, señaló que el incesto se practicaba hace más de 20 mil años de antigüedad, “lo que pasa es que antes a nadie le interesaba demasiado, primero, porque no estaba prohibido, segundo, porque no se sabía quién era el padre en un grupo recolector, no se sabía quién había fecundado a una mujer, pues vivían en grupo y no en familia”.

Rosemberg, profesora de la ENAH, agregó que la preocupación por el incesto apareció “cuando se empieza a tener memoria y se sabe quién es la mamá, el papá y los hijos, fue allí cuando surgieron los parentescos y empezaron las prohibiciones”.

Además, Troya indicó que junto con el parentesco aparecieron las ventajas de unirse a determinados grupos, y recordó que el concepto de familia con padre, madre e hijos es muy reciente, “apenas tiene cuatro mil años, cuando la historia de la humanidad es de más de 50 mil años”.

En su recorrido por la historia, las especialistas encontraron que la prohibición del incesto también tiene que ver con las sociedades patriarcales, que al querer mantener el control se apropiaron de las capacidades reproductivas y sexuales de la mujer, terminando así “con el tiempo de la ‘diosa’, es decir el tiempo de la mujer como creadora y madre del mundo”.

En su intervención, la antropóloga social Fernanda Núñez indicó que la premisa inicial de las autoras, fue indagar sobre el incesto y la manera en que ha sido sancionado. “Esto las llevo hasta la prehistoria, pero ese recorrido lo hicieron desde su condición de mujeres, investigadores, feministas, laicas y de izquierda.”

“El viaje al que nos invitan a través de los seis capítulos que componen el libro pueden ser leídos en desorden, pues lo que hacen es desmitificar e ir al origen de los prejuicios. Las autoras piensan que todo lo aprendido sobre los sexos debe de ser reinterpretado de nuevo, y en este sentido, nos ponen los mejores ejemplos que nos cuestionan sobre las relaciones entre los hombres y las mujeres. Se salen de la narrativa lineal, para seguir en una zigzagueante, que va y que viene, buscando los origines de la desigualdad de los géneros”, destacó Núñez.

Por su parte la antropóloga Guadalupe Huacuz, detalló que “el libro inicia con una presentación de Xabier Lizárraga, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), después una introducción en la que las autoras trazan los laberintos que tuvieron que recorrer para crear el texto de seis capítulos que se pueden leer de manera separada o bien en estricto orden”.

La especialista agregó que las autoras analizan de manera profunda las circunstancias que llevaron al ocaso de la diosa, y dejan en claro que el género es una construcción social basada en la diferencia sexual. “Cada cultura se construye de manera diferente y se mantiene a través de sus instituciones, mitos, religiones y organizaciones.”

“En un recorrido —añadió Huacuz— nos introducen a mundos poco conocidos a la diversidad de guiones femeninos y masculinos, y muestran que las relaciones sexo-genéricas no son fijas y están constantemente redefinidas.”

La antropóloga invitó a los presentes a conocer la cronología de la “Diosa”. Las autoras señalan que en el principio cuando la humanidad emergió de la oscuridad de la prehistoria dios era una mujer, el poder, la gran madre, “fue uno de los secretos mejor guardados de la historia, el estatus sagrado de lo femenino duró 20 mil años”.

Finalmente, dijo que el poder de la diosa pasó a manos del dios, de la reina al rey, de la madre al padre. En los últimos capítulos las autoras nos convidan a ir a mundos posibles más equitativos; para ellas, las culturas crean el hecho de que la sociedad es sexuada y muestran una variabilidad de la relaciones, de concepción de lo que denominamos género.

Revista Protocolo

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