Cultura

Llega a México obra del artista galés Dai Rees

Su arte juega con nuestra curiosidad mórbida, al sustraer cada pieza y colocarla en un proceso de creación o en suma, en las primeras etapas de una autopsia.

Su trabajo se ha expuesto en varios museos y galerías como The Victoria and Albert Museum y The Hayward Gallery en Londres, el Museum of Modern Art en Nueva York, Musee Gallerie de París y The Museum of Fine Arts de Houston, Texas.

Dai Rees visitó México para presentar su obra Carapace (Caparazón), que establece un paralelismo entre la producción de carne y el mundo de la moda. La exposición se mantuvo abierta al público hasta el 4 de febrero de 2007 en el Museo Experimental El Eco, UNAM.

Esta exposición no rompe con las líneas de experimentación que ha realizado entre las limítrofes de la alta costura y la escultura en las dos últimas décadas.

Su obra elaborada con piel de animales muertos ha sido clasificada por críticos de arte, como triste y alegre, parte de seres que en algún momento respiraron, para formar una atmósfera de imaginación y surrealismo.

En sus esculturas trascurre el tiempo, violencia, elegancia e imaginación que le otorgan originalidad contemporánea. Todas ellas conformadas con materiales orgánicos como la madera, piel de animales, plumas y cristal.

Dai Rees fusiona el arte de la costura con la escultura, sin embargo, no le gusta que se le encasille; evita la definición de diseñador. En su trayectoria lo ha dejado claro al pasar de ceramista, soldador y sombrerero.

A pesar de ello, el artista reconoce la influencia de modelos y antecedentes históricos en su obra, así como la aplicación de técnicas tradicionales que dan lugar a la marquetería y métodos técnicos para crear la piel laminada.

La exposición Carapace está conformada por nueve esculturas que yacen colgadas en el techo del museo con cadenas y ganchos.

En entrevista para Protocolo el artista señaló que esta exposición la fue conformando a partir de una autointrospección, “suelo hacer las cosas para mí, mis trabajos son autobiográficos; parto de la exploración de mi propio sentido de la historia y del pasado”.

“Cuando la gente se enfrenta a mi obra se cuestiona su actitud ante el consumismo, mis escultoras están ahí para hacer que el espectador analice su propia historia, pasado, presente y futuro”.

Las piezas que cuelgan en el museo son figuras abstractas, en su mayoría carcasas de animales, así que al mirarlas nos transportan a lo que somos o seremos, puntualizó.

Países que nos están viendo

ALIANZAS