Cultura

Llega a México obra del artista galés Dai Rees

Su obra está conformada por partes de seres que en algún momento respiraron

Gracias a los singulares sombreros y accesorios de formas esculturales que diseñó para varias de las colecciones de Alexander McQeen, el artista galés Dai Rees adquirió renombre en el mundo de la moda.

Su arte juega con nuestra curiosidad mórbida, al sustraer cada pieza y colocarla en un proceso de creación o en suma, en las primeras etapas de una autopsia.

Su trabajo se ha expuesto en varios museos y galerías como The Victoria and Albert Museum y The Hayward Gallery en Londres, el Museum of Modern Art en Nueva York, Musee Gallerie de París y The Museum of Fine Arts de Houston, Texas.

Dai Rees visitó México para presentar su obra Carapace (caparazón), que establece un paralelismo entre la producción de carne y el mundo de la moda. La exposición se mantendrá abierta al público hasta el 4 de febrero de 2007 en el Museo Experimental El Eco, UNAM.

Esta exposición no rompe con las líneas de experimentación que ha realizado entre las limítrofes de la alta costura y la escultura en las dos últimas décadas.

Su obra elaborada con piel de animales muertos ha sido clasificada por críticos de arte, como triste y alegre, parte de seres que en algún momento respiraron, para formar una atmósfera de imaginación y surrealismo.

En sus esculturas trascurre el tiempo, violencia, elegancia e imaginación que le otorgan originalidad contemporánea. Todas ellas conformadas con materiales orgánicos como la madera, piel de animales, plumas y cristal.

Dai Rees fusiona el arte de la costura con la escultura, sin embargo, no le gusta que se le encasille; evita la definición de diseñador. En su trayectoria lo ha dejado claro al pasar de ceramista, soldador y sombrerero.

A pesar de ello, el artista reconoce la influencia de modelos y antecedentes históricos en su obra, así como la aplicación de técnicas tradicionales que dan lugar a la marquetería y métodos técnicos para crear la piel laminada.

La exposición Carapace está conformada por nueve esculturas que yacen colgadas en el techo del museo con cadenas y ganchos.

En entrevista para Protocolo el artista señaló que esta exposición la fue conformando a partir de una autointrospección, “suelo hacer las cosas para mí, mis trabajos son autobiográficos; parto de la exploración de mi propio sentido de la historia y del pasado”.

“Cuando la gente se enfrenta a mi obra se cuestiona su actitud ante el consumismo, mis escultoras están ahí para hacer que el espectador analice su propia historia, pasado, presente y futuro”.

Las piezas que cuelgan en el museo son figuras abstractas, en su mayoría carcasas de animales, así que al mirarlas nos transportan a lo que somos o seremos, puntualizó.

Revista Protocolo

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