Cultura

México colabora en exploración de ciudad maya sumergida en el lago Atitlán, en Guatemala

En el periodo Preclásico Tardío (400 a. C.-250 d. C.) un asentamiento maya ocupó el islote que existía dentro del lago, el cual fue engullido por las aguas

Revista Protocolo

Santiago Atitlán, Guatemala, 6 de abril de 2022.— Arqueólogos subacuáticos realizan exploraciones e investigaciones en el lago Atitlán, donde se asentó una compleja ciudad maya que levantó templos, plazas, casas y estelas hasta que, súbitamente, las mismas aguas que le daban sustento comenzaron a hundirla.

A partir de los trabajos arqueológicos previos, realizados por el Gobierno de Guatemala, en los cuales se recuperaron diversos objetos cerámicos y líticos del lago Atitlán, se sabe que el sitio arqueológico data del periodo Preclásico Tardío maya (400 a. C.–250 d. C.) y que está sumergido a una profundidad de entre 12 y 20 metros.

Este sitio arqueológico sumergido es explorado por expertos internacionales de la Misión del Consejo Consultivo Científico y Técnico (STAB, por sus siglas en inglés), de la Convención Unesco 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático.

La hipótesis sobre el colapso de la isla es que, dado que el lago Atitlán es el cráter de un volcán que se levanta a más de mil 500 metros sobre el nivel del mar, pudo ser un evento natural vinculado con la actividad volcánica la que causó que la isla colapsara desde su parte inferior, aumentando al mismo tiempo el nivel del agua y orillando a los habitantes a huir.

Las exploraciones de este año permitieron relocalizar y georreferenciar edificaciones, estelas y estructuras, generando con ello un nuevo mapa planimétrico y el sensoramiento remoto de gran parte del lago.

La temporada de exploración de este 2022 se inició el 14 de marzo y terminó este 3 de abril, fue dirigida por la responsable de la Oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH, Helena Barba Meinecke, quien busca visibilizar el sitio mediante tecnologías virtuales y no invasivas, para promover su conservación y el respeto al carácter sagrado que tiene para las comunidades indígenas de la región.

“Con esta planimetría podemos hablar de un sitio que mide, al menos, 200 por 300 metros”, indicó Meinecke al destacar el énfasis dado a la transferencia de información y la capacitación hacia los arqueólogos subacuáticos guatemaltecos, a quienes corresponderá retomar las exploraciones e investigaciones en el lago.

En conjunto con dicha exploración, el equipo recolectó muestras de limos del lago con la finalidad de entender la dinámica del sitio y estudiar el proceso de su hundimiento a lo largo del tiempo.

En el sitio se realizaron buceos para georreferenciar el contexto arqueológico, precisando datos recabados en años previos por arqueólogos de Guatemala, así como para crear modelos en fotogrametría y elaborar paseos virtuales que lo acerquen a la comunidad y a visitantes externos.

“La misión permitió sentar las bases para recomendar la creación de un centro cultural donde la gente conozca y recorra el sitio a través de reconstrucciones digitales”, apuntó la también integrante de la STAB y representante de México ante la Convención Unesco 2001.

Los arqueólogos subacuáticos y especialistas de México, Bélgica, Francia, España, Argentina y del Ministerio de Cultura de Guatemala se reunieron periódicamente con el líder Nicolás Zapalú Toj, quien tiene el título de “Señor “Cabecera”, y con miembros de la comunidad de Santiago Atitlán. Además, el proyecto sumó esfuerzos antropológicos con la colaboración de miembros de la comunidad de Santiago Atitlán en el día a día de la misión.

Cabe apuntar que actualmente el sitio arqueológico es conservado gracias a la vigilancia de los habitantes de Santiago Atitlán y de los pueblos cercanos al lago, además, el buceo irregular en él está prohibido por el Gobierno de Guatemala.

(Fotografías: Cortesía de Helena Barba, SAS-INAH)

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