Mediante 470 objetos de la época, la exposición da cuenta de cómo se forjó su perfil público, precedente de la propaganda política
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| Los dos regímenes. Acuarela sobre papel. José Clemente Orozco |
Un acercamiento a la figura de Francisco I. Madero y a la manera como se afianzó su imagen pública, que a la postre sentó un precedente para la propaganda política de gran parte del siglo XIX, es presentado en el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec”, a través de una exposición compuesta por 470 piezas de la época que dan testimonio de la iconografía revolucionaria.
Con el título Francisco I. Madero, entre imagen pública y acción política, 1901-1913, la muestra que permanecerá en exhibición hasta el 30 de abril de 2012, además integrar objetos personales del Apóstol de la Democracia, reúne un vasto conjunto de fotografías, caricaturas, revistas ilustradas y óleos que circularon por todo México, y que en su momento dieron cuenta de los aspectos positivos y negativos del proyecto maderista.
Organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), la exposición presenta casi cinco centenares de piezas que reflejan la sensibilidad de la época y el contexto social, señaló Rosa Casanova, curadora de la muestra.
La intención de la exhibición, dijo, es entender la figura pública de Madero a través de estos objetos e imágenes, algunas de ellas poco conocidas, que se vinculan con esta primera etapa de la Revolución y que revelan tanto afinidades como antagonismos con el proyecto maderista, generando con ello una diversidad de lecturas. “Además destacan fotografías y caricaturas que fueron reproducidas en gran formato, de acuerdo con el sentido de monumentalidad que el discurso revolucionario pretendía darles.
“Hay un recorrido que privilegia el aspecto cronológico, que sigue los hitos principales desde 1901, aunque la exposición se concentra entre 1909 y 1913. Otro nivel de lectura sería la manera como objetos, documentos e imágenes fueron configurando la imagen pública de Madero, misma que ha rescatado la historiografía nacional.”
De este modo, también se exhiben grabados, dibujos, propaganda política, carteles cinematográficos, bandos, planes políticos, documentos personales, libretas de apuntes, álbumes, medallas, trajes, publicidad, pinturas y películas.
Los materiales provienen de los acervos del Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec” y de otras dependencias del INAH, así como de instituciones públicas y privadas, y de coleccionistas particulares.
Rosa Casanova detalló que el recorrido se conforma de cuatro ejes temáticos, el primero se titula La formación de una imagen y una práctica, que alude a la estructura del lenguaje visual de esos años.
El segundo, De rebeldes a revolucionarios, plantea cómo la prensa, a fines de 1910, se refería a los seguidores de Madero como salteadores o bandidos, y cómo el lenguaje se fue modificando hasta referirse a ellos como revolucionarios, lo que les confería un significado totalmente positivo en la historiografía de ese momento.
El tercer núcleo, El triunfo, se sitúa en la cúspide de la popularidad de Madero, después de la toma de Ciudad Juárez y la caída del gobierno de Porfirio Díaz, la gran campaña política que llevó a cabo para llegar a ser presidente de la República y su toma de posesión el 6 de noviembre de 1911.
“Las multitudes que siguieron a Madero fue uno de los mayores impactos que trajo el triunfo en Ciudad Juárez; en las imágenes se observa la irrupción de la población sin control. Muchas de estas fotos circularon en tamaño postal o fueron publicadas en revistas ilustradas en formato carta, con muy buena impresión. La gente coleccionaba estas postales de la entrada de Madero a la ciudad de México o de su triunfo en Ciudad Juárez; era algo que las personas gustaban de tener entre sus manos.”
El último módulo de la muestra, Gobernar desde la guerra, refiere a los diferentes grupos armados que seguían en lucha, sobre todo en el norte con Francisco Villa y en el centro con los zapatistas. Este segmento culmina con la Decena Trágica y el asesinato de Madero el 22 de febrero de 1913.
“Todos estos materiales constituyen el germen de la iconografía que identificamos con la Revolución, en muchos de ellos se ve la huella del tiempo, el uso que han tenido, el olvido en que han estado, esto nos lleva a pensar en la fragilidad de la memoria social”, subrayó la curadora Rosa Casanova.
Comentó que algunas de las imágenes más atractivas visualmente, son totalmente contrarias a Madero o a su proyecto de gobierno. “Él mismo se construyó una imagen y sus enemigos construyeron otra negativa. En este sentido, la exposición tiene diferentes niveles de lectura que responderá a los distintos intereses del público.”
La investigadora del INAH resaltó la libertad de prensa que hubo en esa época y que permitió la creación de imágenes realmente críticas. “Duraron muy poco estos aires de libertad pero fueron muy bien aprovechados por la prensa y los artistas de la época, cuyas creaciones ahora nos ofrecen un panorama muy interesante de este periodo histórico.”
Casanova considera que hacen falta estudios más exhaustivos sobre la iconografía de la época, en particular sobre esta primera etapa de la Revolución que sentó las bases de lo que sería la propaganda política del siglo XX. En los próximos días, se editará un libro que reúne ensayos de diferentes autores, que se presentará en el marco de la exposición.
La muestra Francisco I. Madero, entre imagen pública y acción política, 1901-1913, se mantendrá en exhibición hasta el 30 de abril en el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec” (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec). Abierto de martes a domingo de 9:00 a 17:00 horas. Costo de acceso: 57 pesos, entrada gratuita a niños menores de 13 años y personas mayores de 60, pensionados y jubilados, maestros y estudiantes, y personas con capacidades diferentes; domingos, entrada gratuita a público nacional y residentes extranjeros.
Revista Protocolo
