Cultura

Muestran vínculos poco conocidos entre Polonia y México

La exhibición está conformada por fotografías, documentos, libros y material filmográfico

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Una historia de refugiados polacos en México

Muy pocos conocen los lazos de solidaridad que se tejieron entre México y Polonia en la década de 1940, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Pero este capítulo podrá ser explorado a través de la exposición Los niños de la Hacienda de Santa Rosa. Una historia de refugiados polacos en México 1943-1947, que comenzó el pasado 14 de octubre en la Biblioteca de México José Vasconcelos.

El campo de Santa Rosa, en las cercanías de León, Guanajuato, albergó entre 1943 y 1947 a mil 453 refugiados polacos, de ellos 280 eran menores de 20 años. Niños, mujeres, viejos y hombres a quienes la guerra y las decisiones políticas de las potencias que invadieron su país les enviaron a un destierro doloroso, a un peregrinar por el mundo que por último los trajo a México.

Esta historia, contada a través de fotografías, documentos, libros y material filmográfico, se da a conocer gracias a la colaboración entre el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), la Embajada de Polonia en México y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

La muestra fue anunciada en una rueda de prensa en la que estuvieron presentes Joanna Addeo, consejera cultural de la Embajada de Polonia en México; Miguel García Ruiz, subdirector de la Biblioteca de México José Vasconcelos; Eduardo Ruiz, representante de la CNDH, y las historiadoras Gloria Carreño y Celia Zack de Zukerman, quieres realizaron la curaduría de la exposición.

La historia de esta triste odisea comenzó con la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército nazi invadió la zona este de Polonia y la Unión Soviética invadió la parte oriental. Polonia fue fraccionada y repartida entre las dos potencias. Una, arguyendo la supremacía racial, y la otra, enarbolando los ideales del comunismo internacional llevaron a cabo operativos de represión masiva, encarcelamientos de disidentes y posibles disidentes, asesinatos masivos y desplazamientos de la población.

Tras un largo y difícil peregrinar, mil 453 refugiados polacos llegaron a la Hacienda de Santa Rosa, un poblado cercano a la ciudad de León, Guanajuato. Este campo de refugio se estableció como resultado de un convenio concertado en diciembre de 1942, entre el entonces presidente Manuel Ávila Camacho y el general Wladislaw Sikorski, primer ministro del Gobierno Polaco en el Exilio.

En ese entonces México ya había declarado la guerra a los países del Eje, y su aceptación de recibir refugiados se consideró como una contribución al esfuerzo aliado y una continuación de la política panamericanista.

Dos contingentes de refugiados llegaron a la Hacienda Santa Rosa; uno arribó el 1 de julio de 1943, y el segundo, el 2 de noviembre del mismo año. Este grupo vivió ahí hasta principios de 1947, cuando el gobierno de México disolvió el campamento y otorgó permisos de residencia a quienes desearan permanecer en el país.

En los casi mil días que vivieron ahí, hombres mujeres y niños tuvieron como principal propósito curar las heridas, físicas y psicológicas que en ellos marcó la guerra y su trashumancia de su hogar a los campos de trabajo de Siberia, de ahí a Irán, Bombay, Nueva Zelanda, Estados Unidos y finalmente México, recorrido donde el hambre, el trabajo forzado, la enfermedad, el sufrimiento, la pérdida, el desplazamiento y el desarraigo fueron la constante en sus vidas.

En el campo de refugio se reprodujo en pequeño un entramado social donde se organizó el trabajo, la convivencia, el cuidado de la salud, y en continuar cultivando la cultura del país que estaba aún bajo la guerra, y guardando la ilusión del retorno.

El grupo de refugiados polacos estuvo integrado en su mayoría por mujeres y niños, debido a que se trataba de esposas, viudas e hijas de soldados que servían al ejército de Polonia; los hombres que integraban el conjunto eran o menores de edad o aquellos no aptos para servir en la milicia, soldados en licencia o viejos.

Apoyado con fondos del gobierno estadounidense mediante un préstamo al Gobierno Polaco en el Exilio, del Consejo Polaco de los Estados Unidos, y de la National Catholic Welfares Conference and War Relief Services, la organización del campo orientó sus trabajos, recursos y esfuerzos a la manutención de personas, mantenimiento de la hacienda, la construcción de nuevos espacios y recursos, la asistencia médica, el vestuario, la educación, el impulso a actividades productivas como la siembra de hortalizas y una granja con vacas, cerdos, cabras y gallinas; pequeños talleres artesanales, las necesidades recreativas, la conservación de la cultura.

La historiadora Gloria Carreño explicó que el origen de la muestra fueron básicamente dos álbumes conmemorativos sobre la escuela que se instauró dentro de la colonia, uno de los cuales estaba en poder de la Embajada de Polonia en México.

En dichos álbumes se hace toda una recreación de la vida interna de la colonia con énfasis en la vida de los niños, que fue la parte más atendida de la estancia de los refugiados en México. “A partir de ahí se determinó qué es lo que se quería decir: uno de los propósitos es destacar es el carácter de México que durante el curso de sus historia ha sido solidario con diferentes puebles en procesos de vulnerabilidad.

“También quisimos destacar el trabajo de las organizaciones polacas y hablar de la importancia de la solidaridad entre los países en tiempos de guerra por la protección a los derechos de los civiles, que hoy en día es un problema que sigue vigente, pues hay 18 millones de niños que están en calidad de refugiados o desplazados en sus propios países, en un contexto de 22 millones de refugiados que hay en el mundo por diferentes conflictos bélicos”, señaló la historiadora.

Asimismo, precisó que se incluyó información de diferentes archivos del mundo que dan cuenta del proceso de invasión soviética a Polonia; también hay una serie de estudios y relatos y memorias tanto de investigadores, testigos y víctimas que contaron lo que vivieron.

“Queríamos dar el mensaje de que hay que retomar las lecciones de la historia para entender nuestro presente, porque siempre que hablamos de niños refugiados hablamos de pérdida de los derechos fundamentales, como la educación, la salud, el juego, la protección. Si no lo decimos con cierta frecuencia y lo señalamos, la humanidad va olvidando esos procesos”, indicó.

Joanna Addeo, consejera cultural de la Embajada de Polonia en México, informó que la muestra retoma la historia contada ampliamente en el libro El convenio ilusorio sobre los refugiados polacos de guerra en México 1943-1947, de las historiadoras Gloria Carreño y Celia Zack de Zukerman.

“La historia no acabó en 1947, porque algunos de los niños de aquel entonces siguen viviendo y trabajando en México. Hay algunos de ellos que viven en la ciudad de México, otros se quedaron en Guanajuato, León y otras localidades, aunque varios se regresaron a Polonia o se fueron a Estados Unidos. Lo cierto es que tenemos una presencia polaca viva porque ellos se integraron y contribuyeron a la sociedad mexicana.

“Se trata de recordar cuáles son los puntos comunes en nuestra historia. En la exposición se podrán ver, entre otras cosas, fotografías, documentos originales y digitalizados, un material documental filmado por un fotógrafo y cineasta polaco, quien durante mucho tiempo fue colaborador del Centro de Capacitación Cinematográfica, y que hace 15 años hizo un material que ahora es una valiosa fuente histórica”, dijo Joanna Addeo.

Miguel García Ruiz, subdirector de la Biblioteca de México José Vasconcelos, recordó que hay una entrañable relación entre Polonia y México y que justamente hace poco en esa biblioteca se organizó la exposición La década de la solidaridad, que tuvo una gran acogida y reconocimiento por parte de los usuarios del recinto.

“Lo reducido del grupo no significa que esta migración no sea significativa. Nos pareció importante difundirla y tomar el contacto con esta migración de polacos en México porque es muy importante y quizá en estos momentos para resaltar con mayor énfasis la vocación mexicana de aceptar y dar cobijo a los refugiados que buscan en muchos casos la sobrevivencia”, señaló.

La exposición Los niños de la Hacienda de Santa Rosa. Una historia de refugiados polacos en México 1943-1947, fue inaugurada el miércoles 14 de octubre, a las 13 horas, en la Sala de Exposiciones 1 de la Biblioteca de México José Vasconcelos, donde permanecerá abierta hasta el 29 de noviembre, de lunes a domingo, de 9:00 a 17:00 horas. Entrada gratuita.

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