Cultura

Otorgan diputados galardón a Eduardo Matos

La LXIII Legislatura le rindió un reconocimiento por 50 años de trayectoria dedicados a una pasión: la arqueología

AFRC

La Cámara de Diputados otorgó a Eduardo Matos el galardón Mexitli. Foto Melitón Tapia / INAH
La Cámara de Diputados otorgó a Eduardo Matos el galardón Mexitli. Foto Melitón Tapia / INAH

El destacado arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fue homenajeado recientemente por la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados.

Matos, quien es defensor del México multilingüe, señaló que las cerca de 70 lenguas indígenas que se hablan en el país, deberían declararse Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.

“Es preocupante que alrededor de la mitad de las hablas indígenas de nuestro país estén experimentado desplazamiento lingüístico, muchas de ellas están en esa vía. Se necesitan acciones que reduzcan este proceso considerando lo asentado en el Artículo 2 constitucional, referente a la composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas”, expresó.

El arqueólogo se mostró agradecido ante el órgano legislativo, representado por el presidente de la Mesa Directiva Javier Bolaños Aguilar, por la concesión del galardón Mexitli, una obra escultórica que recuerda al sacerdote que condujo a los mexicas hacia Tenochtitlan, autoría de Pedro Ramírez Ponzanelli.

Como expresó en su momento el diputado Jorge Carlos Ramírez Marín, Eduardo Matos es un “transgresor de siglos” y “un interlocutor entre los mexicanos de hoy y los del pasado”.

Matos Moctezuma eligió un tema que resalta la trascendencia del Escudo Nacional, “el único símbolo prehispánico sobreviviente a la colonización: el águila posada sobre una nopalera, señal para los mexicas de que habían llegado al lugar elegido. Esto, porque en un momento desafiante para México y para los connacionales que se encuentran en Estados Unidos, dijo, es importante recuperar sus signos de resistencia.

“Es el mejor momento para echar pa’lante y qué mejor que hablar de lo que nos identifica a nivel internacional: la bandera y el escudo nacionales”, expresó el maestro en ciencias antropológicas, quien aprovechó para dar a conocer que en octubre de este año iniciará la cátedra de la Universidad de Harvard que lleva su nombre, actividad académica binacional entre México y Estados Unidos, la cual comenzará con una ponencia suya en el Museo Nacional de Antropología.

“La idea es que durante los próximos cinco años haya presencia de especialistas nacionales y extranjeros en las distintas ramas antropológicas.” Para la inauguración de la cátedra se tiene prevista la asistencia de autoridades de la universidad ubicada en Cambridge, Massachusetts, específicamente de su Centro para Estudios Latinoamericanos David Rockefeller y de su Archivo Mesoamericano.

Sobre el reconocimiento que la LXIII Legislatura realizó en su honor en el Salón Verde de la Cámara de Diputados, comentó que este responde a 50 años de trayectoria dedicados a su pasión: la arqueología, disciplina que ha ejercido en sitios como Cholula, Comalcalco, Bonampak, Tula y Teotihuacan, pero sobre todo en el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, el “Lugar junto al tunal”, donde generó el proyecto de investigación homónimo y el Programa de Arqueología Urbana.

Incluso, el diputado César Camacho Quiroz recordó una frase que escuchó del propio Eduardo Matos: “En el país solo hay un sitio arqueológico… se llama México”.

El autor de Muerte a filo de obsidiana hizo un recorrido ante los asistentes —entre ellos los embajadores de Bulgaria, Costa Rica y Ecuador: Valentin Modev, María Eugenia Venegas Renauld y Leonardo Arizaga— de cómo el signo del águila posada en la nopalera resistió el embate español y tres siglos de colonia, para erigirse en el símbolo que de acuerdo con los independentistas, sería el “cordón umbilical”, la conexión entre los nacientes mexicanos y los pueblos diezmados por la conquista.

Esta travesía la inició el arqueólogo del INAH con una imagen del Teocalli de la Guerra Sagrada, un monumento prehispánico hallado a inicios del siglo XX en las inmediaciones de Palacio Nacional, donde aparece esa representación, en la que el águila, encarnación del dios Huitzilopochtli, no devora una serpiente, sino el atlachinolli (“agua quemada”).

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