La obra se exhibirá de manera gratuita al público a partir del 27 de octubre en el Museo de la Cancillería
Texto y fotos: Luis Felipe Hernández Beltrán
“Sebastián” es el nombre con el que fue bautizado uno de los hijos predilectos del artista mexicano de nombre Mario Palacios Kaim.
Gracias a Sebastián, el artífice estuvo motivado para realizar toda una obra que consta de dos partes, la primera, de objetos encontrados, cuyo nivel de sorpresa es que algo tan común pueda ser artístico y mejor aún, estético; por otro lado, la obra pictórica, gráfica y ensamblada en forma bidimensional o tridimensional, todo un lenguaje que propone una racionalidad alternativa.
Sí, eso y más logró Sebastián, tanto así, que hoy Palacios Kim goza de una colección de nombre Perspicere que duró años en su creación para darla a conocer al público en general y que a partir del 27 de octubre hasta el 15 de diciembre, estará exhibiéndose de manera gratuita en el Museo de la Cancillería, ubicado en el número 47 de la calle de República de El Salvador en el centro histórico de la Ciudad de México.
Lo que sí es un hecho, es que quienes acudan a presenciar Perspicere, al primero que verán será a Sebastián, y cuando lo vean, comprenderán por qué fue el motivo de la creación del resto de las obras, que, según el texto curatorial, “va de la literalidad concreta y los ensamblajes magnéticos a los pasajes de ficción abstracta del resto de la muestra.
“La recepción del contenido expositivo no es lineal, sino circular. Esta cuestión es un recordatorio de que las estructuras producidas por Mario Palacios Kaim nunca son reducciones a estructuras puristas.”
Sebastián, es un esquema anatómico de la circulación linfática, un objeto que el artista convertiría en un ready-made y quien mediante el ejercicio de la observación productiva, fue bautizada como una iconografía sagrada y crítica en el diagrama de la era moderna.
Revista Protocolo
