Cultura

Pinturas de Cacaxtla brillan de nuevo

Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) retiraron los embalajes que protegieron durante varios meses, las pinturas murales de la zona arqueológica de Cacaxtla, lapso en el que se han llevado a cabo las reparaciones de una parte de la techumbre que resultó afectada por una fuerte granizada el 21 de mayo de 2007.

Conjuntos pictóricos como las Batallas por el Poder, el Templo de Venus, el Templo Rojo y el llamado edificio de las Jambas, donde existen pinturas de caballeros águila y jaguar, entre otros, fueron objeto de protecciones temporales que preservaron su belleza y los mantuvieron intactos y a salvo de cualquier contingencia que se pudiera presentar.

La encargada de los trabajos, Diana Molatore, investigadora del INAH y directora del Museo Regional de Tlaxcala, explicó las estrategias que se siguieron para obtener un óptimo resguardo de las pinturas.

“La protección que se les aplicó a las pinturas consiste en papel silicón o kraft para cubrirla y a su vez, una capa de hule espuma o placas de poliestireno, a manera de amortiguación para prevenir daño por impactos y, posteriormente, dos placas de madera con una más de poliestireno en medio, para mayor seguridad.”

Los encargados de la manufactura y colocación de los cajones, que protegieron tanto elementos pictóricos como arquitectónicos y esculturales, fueron especialistas en restauración y conservación del INAH, y ellos mismos se encargaron de retirar los embalajes con técnicas que no dañaran las estructuras.

Se debe mencionar que los materiales utilizados permitieron a las pinturas respirar y mantener temperaturas que resultaron en una óptima conservación de las mismas, resultado que se pudo corroborar una vez que vieron la luz de nuevo.

Según Molatore, la belleza y claridad en los trazos y colores de los murales de Cacaxtla, son un caso particular. Destacó que, a pesar de las intervenciones que se hicieron en décadas pasadas, la conservación y estética visual que preservan es impresionante, a pesar de los contratiempos.

En el edificio de las Jambas, macizos laterales de un hueco hecho en la pared, las representaciones en colores como verde agua, amarillo y blanco, entre otros, resaltan por su claridad y luminosidad. De igual manera, destaca un relieve hecho en barro, el cual, según los especialistas, fue añadido en una época posterior al esplendor de la ciudad (700 d. de C.).

Además del cuidado que se les procuró a las pinturas, se cubrieron también los pisos con materiales que previnieran cualquier afectación a los mismos. “Se les puso papel, hule espuma y neopreno para poder pisar sin dañarlos, ya que son bruñidos y tienen acabados de estucado muy fino.”

En total son 11 los murales repartidos en distintas partes de la zona; cinco en el edificio “A” o de las Jambas, el de las Batallas, repartido en dos tramos; el Templo Rojo, en dos muros y glifos en la banqueta; el Templo de Venus, compuesto por dos columnas pintadas, y uno pequeño llamado “de la escalera”, situado en el extremo sur del sitio.

Es igualmente admirable la celosía que sobresale en una de las habitaciones, la cual presenta un reticulado casi perfecto que bien podría considerarse contemporáneo por su construcción y su inigualable conservación. Sin embargo, según los especialistas, fue construido en la misma época que el Templo de Venus y el Templo Rojo.

Diana Molatore hizo énfasis en la capacidad de coordinación que se mantuvo todo el tiempo por parte de especialistas y trabajadores en la zona para sacar adelante los trabajos de reparación.

En fecha próxima, el público podrá disfrutar de las pinturas murales de Cacaxtla, una vez que la zona sea reabierta después de varios meses de trabajos. El INAH alcanza sus objetivos de conservar, preservar y difundir el patrimonio cultural de México.

Revista Protocolo

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