Cultura

Restauran tesoros hallados en pirámide de Chiapa de Corzo

Vasos, cajetes y ollas de dos mil 700 años de antigüedad, descubiertos como parte de una ofrenda en la Tumba 1 de ese sitio de Chiapas, son reconstruidos por especialistas del INAH

Vasos, cajetes y ollas de dos mil 700 años de antigüedad, que fueron hallados como parte de una ofrenda en el interior de una pirámide de la Zona Arqueológica Chiapa de Corzo, en Chiapas, son restaurados por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), con miras a su exhibición permanente. La tarea de reconstrucción de estos objetos, que formaban parte de la que se considera la tumba de elite más antigua de Mesoamérica, lleva 80 por ciento de avance.

Se trata de 17 piezas cerámicas, provenientes del Montículo 11 de Chiapa de Corzo, que llegaron a mediados del año pasado a las instalaciones de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), en la ciudad de México, donde son intervenidas para devolverles su estabilidad material y estética.

La mayoría de estos objetos de arcilla fueron dispuestos en torno al personaje principal que yacía dentro de la cámara funeraria, cuyos restos óseos corresponden a un individuo masculino que tenía entre 40 a 50 años al momento de fallecer; por las características de su ajuar mortuorio, se considera que se trató de un miembro importante de Chiapa de Corzo, antigua urbe vinculada a grupos de lengua zoque. El hallazgo de este entierro se registró en 2010, como parte de un proyecto de investigación interinstitucional.

La restauradora Diana Medellín Martínez informó que al Taller de Conservación Arqueológica de la CNCPC, llegaron fragmentados vasos de engobe rojo y naranja sobre rojo; cajetes negros y rojizos, así como con decoración al negativo o esgrafiado al interior; ollas miniatura y vasos tipo florero.

“Por el contexto de enterramiento del que proceden, las piezas se encontraron rotas, aunque con pocos faltantes. Aquí en la Coordinación, después de su registro gráfico y fotográfico, procedimos a su limpieza, y en algunos casos a la eliminación de intervenciones anteriores, como los adhesivos aplicados por los arqueólogos.

“Una vez que se eliminaron materiales ajenos de vasos, cajetes y ollas, procedimos a unir nuevamente los fragmentos con adhesivos estables y reversibles, probados en la disciplina de la restauración. Asimismo, se hizo la restitución de faltantes y su resane para darles homogeneidad y estabilidad”, explicó Diana Medellín.

Después de ese proceso, abundó, se realizó el alisado de los resanes y la reintegración del color (diferenciando el original de la intervención), que depende del acabado de la pieza.

La jefa del Departamento de Conservación del Patrimonio Arqueológico de la CNCPC anotó que el avance en los tratamientos de las piezas prehispánicas también se debe al apoyo recibido por parte de estudiantes de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, quienes adquieren experiencia al involucrarse en estas labores de preservación.

En los talleres de restauración del INAH, en la ciudad de México, también fueron intervenidos otros materiales descubiertos durante las excavaciones del Montículo 11 de Chiapa de Corzo, como una olla negro sobre blanco y dos vasijas (una doble con asa vertedera y el rostro de un enano), un vaso y cuatro tejos usados como herramientas, respectivamente.

Diana Medellín explicó que las 17 piezas de cerámica de Chiapa de Corzo, forman parte de un lote de 26 objetos hallados en varios puntos de Chiapas, y que fueron enviados al DF para su restauración.

Entre las otras piezas sobresalen dos ollas, una de las cuales —de 16 cm de diámetro, 16 de largo y 13 de alto— tiene forma de calabaza. Ambas datan del periodo Preclásico Tardío 600-800, y fueron localizadas en la Cueva del Río La Venta, cavidad con 12 kilómetros de pasajes subterráneos ubicada en la selva El Ocote, en la parte occidental de Chiapas.

Igualmente, se trabaja en la restauración de una olla de grandes dimensiones que presenta al interior una decoración incisa con la figura de un pez, así como restos de pigmento rojo. La pieza de estilo olmeca procede del sitio Cantón Corralito, un asentamiento del periodo Formativo Temprano, 1300-1000 a.C., en el sureste de ese mismo estado.

La restauradora Diana Medellín Martínez puntualizó que la problemática para consolidar esta pieza —de 70 cm de diámetro y 15 de altura—, radicó en que “el borde y todos los fragmentos son muy gruesos y pesados, esto dificulta la unión de los mismos, además no presenta una cocción homogénea, lo que genera pulverulencia de la pasta y complica la unión de un fragmento con otro.

“Tuvimos que efectuar una consolidación previa de los cantos para después adherirlos y mantenerlos prensados mediante distintos sistemas, además esta olla sí tiene muchos faltantes”, finalizó la restauradora.

El lote cerámico restaurado en el DF regresará los primeros meses de este año a Chiapas, donde se prevé formen parte de las colecciones en exhibición del Museo Regional de esa entidad, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.

Revista Protocolo

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