Cultura

Retratos de Italia

Costumbres y hábitos cotidianos

Casi todo nació del dicho “Todos los caminos conducen a Roma…” y es que desde la antigüedad abarcó casi todo el mundo antiguo: Gran Bretaña, desierto del Sahara y desde la península hasta el Eufrates. Desde aquella época hasta lo que es hoy Italia, muchas de las costumbres tuvieron su origen en la familia, que se convierte en una institución, ya que no hay celebraciones sin ella.

La familia es parte importante de la vida de los ita-lianos, que se reúnen para celebrar ocasiones especiales o simplemente para estar juntos disfrutando de una comida los domingos.

Actualmente Italia cuenta con una población aproximada de 57 millones de habitantes. Con ligeras diferencias entre la gente del norte y el sur. Los ita-lianos son, en general, personas muy agradables, simpáticas y comunicativas. Y como toda sociedad tienen sus costumbres.

En los italianos del norte se nota la influencia de países como Austria y Suiza. Los amigos italianos del norte, como dice el dicho: “hablan menos, ríen algo menos que los del sur”, ¡cuestión de costumbres! Pero todos responden al prototipo del mediterráneo. ¡Mucha pasta y mucha conversación!

La mama italiana

Es toda una institución, ella es la que mantiene la unidad familiar, la que “saca la cara” por tutta la famiglia. Es símbolo de unión, de cariño familiar, siempre organiza las reuniones familiares: tíos, primos, sobrinos en torno a la mesa ¡bastante falta nos hace la unión familiar! Mangiare e parlare ¡Molto bene!

Los amigos italianos tienen pasión por comer y conversar. Les gusta hacer vida social y también comer. No hay italiano que sea mudo, siempre predispuesto a conversar, ya sea en casa o en un ristorante o café.

En Italia la conversación es una forma de arte, un ritual. Si paseas por las calles o te detienes en un café en alguna de las muchas plazas, podrás observar a italianos de todas las edades enfrascados en intensas y animadas discusiones sobre una vasta variedad de temas que van desde la familia hasta el trabajo, la política, el cotilleo, la comida, el vino y los deportes, especialmente la partita di calcio (el futbol).

El amore in el cuore
“Creced y multiplicaos”, dejad a la mama en casa, se puede decir a muchos jóvenes. Respecto al resto del mundo, Italia tiene el récord de hijos mayores de 30 años que viven todavía con sus padres. Amicis los hijos son lo mejor del mundo, nada más grato que tener varios piccolinos en casa.

Estoy seguro de que ustedes hacen alguna cosa, en cualquier momento de sus vidas, por tradición. Si alguien les pregunta el porqué, ustedes responderán que es la costumbre. Bien, pues entre ellas hablemos de las costumbres nupciales en la bella Italia. ¿Tanta cosa para ca-sarse? Así es, si recordamos al rapto de las Sa-binas ya nos daremos una idea de cómo se buscaba pareja en aquellas épocas, pero descuiden que ahora todo es distinto. Se puede contraer matrimonio por poder, a distancia, todo ha cambiado, menos esa tradición italiana de hacer la gran fiesta del matrimonio.

¿Dónde está el padrino?

La costumbre del padrino es un vestigio de esa táctica tan contundente y basada en la acción de dos hombres, ya que para tan importante tarea forzosamente había que contar con un amigo de confianza. ¡Si no, a salir corriendo al monte!
De esta práctica del secuestro, en la que la novia era arrebatada literalmente sin que sus pies tocaran el suelo, derivó el posterior acto simbólico de cruzar el umbral de la nueva casa con la recién desposada en brazos. Hace unos 2,200 años, el padrino llevaba consigo algo más que un anillo. Puesto que persistía la amenaza de que la familia de la novia tratara de rescatar a ésta por la fuerza, el padrino permanecía ante la puerta del novio durante la ceremonia del matrimonio, alerta y bien armado.

Desde luego, gran parte de este ritual pertenece al folclore germano, pero no se carece de documenta-ción escrita ni de objetos relacionados con estas prácticas. Por ejemplo, la amenaza de rescate por parte de la familia de la novia se consideraba tan auténtica que debajo de los altares de las iglesias de muchos pueblos pri-mitivos –entre ellos los hunos, los godos, los visigodos y los vándalos–, había todo un arsenal de porras, cu-chillos y lanzas. ¡Sálve-se quien pueda¡

Amada mía a la siniestra

Por si acaso, la novia iba a la izquierda, a fin de que el novio tuviera campo libre para tener el puño o algún arma para evitar que se llevaran a su novia. La tradición italiana proviene de otros países del norte de Europa. Entre los bárbaros del norte de Europa –así llamaban a estos pueblos los romanos–, el novio colocaba a su secuestrada pareja a su izquierda para protegerla, pero hoy esto sólo forma parte del folclore. ¡Tranquilos que no pasa nada!
¡Tutti a tavola a mangiare!

Qué buena comida en las fiestas de bodas, pero lo más destacado era el pastel de bodas, no precisamente para comerlo, sino para arrojarlo a la recién casada. ¿Por qué? Por creencias consideraban que era símbolo de fertilidad, tener muchos piccolinos, una familia numerosa.

El trigo, desde hace largo tiempo es símbolo de la fertilidad y la prosperidad, fue uno de los primeros cereales arrojados sobre la recién desposada, y se esperaba de las jóvenes todavía solteras que recogie-ran todos los granos que pudieran a fin de asegurarse su próximo matrimonio, tal como se hace hoy con el ramo de la novia.

Negocios son negocios

Entre las ciudades que destacan por su desarro-llo comercial, tenemos a Milano o Milán que es la ciudad más importante del norte de Italia, capital de la provincia y de la región lombarda. Está considerada como la capital financiera y económica por excelencia así como el centro principal político y cultural. Es la segunda ciudad más poblada de Italia, con 1,371,000 habitantes. Es también epicentro cultural: posee el teatro lírico más famoso del mundo y se encuentra entre las ciudades europeas que celebran mayor número de exposiciones y congresos.

Con su posición geográfica favorable, Milán es un centro de comunicaciones muy importante. Así que amigos, a hacer maletas y darse unas vacaciones en la bella y simpática Italia de mis amores. ¡Hasta la vista!

Víctor Hugo Arias Fratelli

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