Cultura

Se alista expedición 364 a recolectar muestras del cráter Chicxulub

Los avances de la misión internacional se podrán seguir en tiempo real desde la página www.mision364.com

Se alista expedición 364 a recolectar muestras del cráter ChicxulubRecientemente se ha iniciado la Expedición 364 al centro del cráter Chicxulub. La misión, con fines científicos, está integrada por alrededor de 30 investigadores de Estados Unidos, México, Japón, Australia, Canadá, China y seis países europeos. Busca responder las incógnitas alrededor del asteroide que impactó hace 66 millones de años en Yucatán y que se relacionan con la última extinción masiva en la cual desapareció el 75 por ciento de las especies que habitaban la Tierra, incluidos los dinosaurios, marcando el final del periodo Cretácico y el inicio del Paleógeno.

A la misión en plataforma, la primera en este sector central del cráter, irá la doctora Ligia Pérez Cruz, investigadora del Instituto de Geofísica (IG) de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien se internará junto con otros seis científicos a unos 33 kilómetros de Puerto Progreso, Yucatán. Durante dos meses trabajarán en los laboratorios instalados en la plataforma, de donde se perforará el suelo marino hasta alcanzar los mil 500 metros con la finalidad de extraer muestras de rocas de distintas capas en la región centro del cráter.

La propuesta de realizar perforaciones en el lecho marino se analizó en 2006 cuando se reunieron investigadores que estudian al cráter desde diferentes áreas científicas, su interés por explorarlo, comentó la científica, se debe a que “el cráter Chicxulub es el mejor conservado en la Tierra, es el más reciente, tiene un diámetro de 200 kilómetros, la mitad se encuentra en el continente y la otra en mar. Los otros dos cráteres estudiados están uno en Sudáfrica y el otro en Canadá, ambos se hallan en la parte continental por lo que esta será la primera vez que se perfora un cráter multianillo en el mar”.

La jefa del Departamento de Geomagnetismo y Exploración Geofísica del IG-UNAM señaló que “en los laboratorios que se encuentran en la plataforma de perforación Myrtle se documentará, fotografiará y medirán propiedades de las rocas y los fluidos. Estos datos preliminares servirán para determinar las propiedades químicas y físicas y edad de los estratos, y así evitar su contaminación. Mi objetivo es analizar las rocas desde el punto de vista geoquímico, al conocer su composición química elemental se sabrá en qué ambiente se formó la roca, y esto permitirá clasificar el material para posteriormente poder realizar estudios a detalle”.

Los laboratorios están dotados con detectores de rayos gamma, equipos para moler rocas, de microbiología para poder hacer pruebas analíticas de ácido desoxirribonucleico (ADN), filtrar el agua de los poros de los sedimentos, así como diversos tipos de microscopios. A bordo irán paleontólogos y microbiólogos quienes prepararán el material en laminillas donde observarán microfósiles y se realizarán secuenciaciones preliminares de ADN. Las 12 personas en la plataforma estarán divididas en dos grupos, cada grupo trabajará 12 horas, unos lo harán de medianoche a mediodía, y otros, de mediodía a medianoche. En la página www.mision364.com se podrá ver una actualización diaria de su trabajo.

De las piezas del rompecabezas que busca encontrar la especialista en geomagnetismo y exploración a 550 metros de profundidad son tapetes algales depositados en el piso marino que podrían estar intercalados con rocas calizas de hace 55 millones de años —10 millones de años después del impacto del asteroide—. Se tiene evidencia de que la temperatura promedio de la Tierra se elevó aproximadamente 5° Celsius en ese momento, “el calentamiento pudo haber producido que los florecimientos algales murieran, por lo que una de las preguntas a resolver es ¿cómo se recuperó la vida marina tras este evento conocido como Máximo Termal del Paleoceno- Holoceno?”.

El coordinador científico del equipo mexicano es el doctor Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del IG-UNAM y presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, quien ha trabajado en el tema desde la década de los noventa. Sus principales objetivos son conocer cómo este tipo de impactos están relacionados con la formación y evolución del sistema solar —el asteroide formaba parte del Cinturón de Asteroides ubicado entre las órbitas de Marte y Júpiter— y cuáles son los efectos de los sistemas hidrotermales en la Tierra producidos por su impacto.

El doctor Mario Rebolledo, del Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán, también forma parte del equipo nacional. Sus intereses de estudio son en petrofísica y paleomagnetismo. Se prevé que se integre al equipo en plataforma el 17 de mayo.

En el documento La expedición al Cráter de impacto Chicxulub los investigadores mexicanos exponen otros motivos para perforar el anillo de picos, por ejemplo, cómo impactos de velocidades altas temporalmente cambian las características de las rocas de tal forma que les permite fluir a través de grandes distancias y formar ese tipo de rasgos topográficos. Se investigará la hipótesis de que los impactos pudieron favorecer algunas formas de vida, con la idea de que éstos sustentaron a la biósfera en los inicios de formación de la Tierra. También es de interés entender cómo la vida en los océanos se recuperó después del impacto y qué cambios ocurrieron en la era Cenozoica.

La misión internacional

Con el apoyo del ICDP, siglas en inglés del Programa Internacional Continental de Perforación Científica Oceánica, y del Programa Internacional de Descubrimiento Oceánico (IODP, por sus siglas en inglés) se financió la perforación, cuyo costo es de 10 millones de dólares, que cubre la renta de la plataforma Myrtle Clase 245, con una cubierta de alrededor de dos mil metros cuadrados, que soporta una carga de 430 mil 913 kilos, proveniente de Galveston, Texas, y los barcos de soporte.

Cinco millones de dólares adicionales, estimó Ligia Pérez Cruz, se gastaron en el traslado de los contenedores con todos los equipos e instrumentos —que vienen principalmente de Europa— para los laboratorios temporales de la plataforma, pago de impuestos e importación temporal, gastos en trámites para la obtención de los permisos de perforación en aguas mexicanas, el traslado de las personas del consorcio de perforación que son los que rentaron la plataforma y el personal científico, además de los reactivos para las primeras muestras.

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