Anuncia directora del MAM exposición retrospectiva de Guillermo Gómez Peña para 2017
Texto y fotos: Luis Felipe Hernández Beltrán
Aunque es uno de los recintos culturales más concurridos, independientemente de la exposición o actividad cultural que se presente, el Museo de Arte Moderno (MAM), recientemente, rebasó sus capacidades; una larga fila de más de 200 personas formadas desde la puerta principal hasta la salida del estacionamiento de Paseo de la Reforma.
Sorprende más, si estos individuos entrarían a ver un performance, la polémica disciplina artística detestada y criticada por muchos, querida y defendida por pocos, pero arte al fin y al cabo; razones había y muchas para ver congregados a tantos: la presentación de uno de sus máximos exponentes quien se la vive viajando por todo el mundo realizando acciones performativas, escondiendo en su metalenguaje críticas políticas y a empresas transnacionales, apoyo a la diversidad sexual y a las minorías en general. Y aparte, mexicano, su nombre, Guillermo Gómez Peña.
Ex-Machina 3.0 fue el título de la pieza que el Mad-mex, como también se le conoce, presentó con algunos integrantes de su colectivo artístico “La Pocha Nostra”, como Nayla Altamirano, Saúl García López y Balitrónica Gómez, y con el apoyo de otros ejecutantes invitados como el también reconocido Felipe Ehrenberg, además de Gerardo Juárez, Lola Perla y el DJ Ricardiaco.
“Bienvenidos carnales y carnalitas a este performance. Se trata de un experimento interdisciplinario y multigeneracional en el cual los participantes negocian un territorio cultural, estético y político común: el cuerpo procesado por el performance es nuestra respuesta. El cuerpo mismo como sitio de creación y reinvención permanente”, citaba Gómez Peña al inicio de la acción.
Para después invitar a los asistentes a permanecer abiertos a la experiencia, a desvestirse de convencionalidades, a conectarse con sus monstruos y locuras interiores y a darle la bienvenida a sensaciones olvidadas y remotas, pues en el recorrido performático, en la instalación humana, no se enfrentarían a un discurso narrativo convencional, sino que estarían frente a aquello que se ha olvidado o se han visto forzados a normalizar, como la cultura de la violencia real y mediática y la injusticia social en un mundo concebido por disidentes de género, raza y disciplina.
En la parte central del lobby del MAM, se encontraba una cama en donde permanecía con su cuerpo desnudo Balitrónica Gómez, mientras una acupunturista le colocaba agujas en cuya parte posterior había logotipos de marcas comerciales, partidos políticos y hasta cárteles de narcotráfico.
En un extremo del vestíbulo, otra cama en la que al cuerpo acostado y desnudo de Saúl García López, Nayla Altamirano lo “vestía” con maíz transgénico.
Mientras, el público, siguiendo las indicaciones de Gómez Peña, transitaba por el espacio, mientras ambas piezas se ejecutaban simultáneamente, conversaban y participaban sobre la obra, no trataban de comprender las imágenes sino de experimentarlas; no trataban de sacar conclusiones de algo que fue creado no para ser pensado, sino para ser recorrido, degustado, vivido con todos los sentidos; estuvo alerta a los cuerpos prendidos, alucinados, metáforas de la crisis actual y a lo que ellos despiertan en los propios cuerpos.
Más de una hora de performance que llega a su fin después que Saúl logra quitarse la mayoría del maíz transgénico que le fue pegado y a Balitrónica le quitaron todas esas insignias para encontrarse en el espacio de esta última y con un fuerte apretón de manos entre ambos artistas, vinieron los aplausos.
Gómez Peña agradece a todos e invita a disfrutar vino y alcohol… ¿Será por el éxito de la noche? O porque, previo al inicio de las acciones, Sylvia Navarrete Bouzard, directora del MAM, anunció la exposición retrospectiva del Mad-mex en el mismo recinto, para algún momento del venidero 2017.
Revista Protocolo
