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Villano III es llamado a luchar a la arena celestial

Con más de 40 años de una impecable trayectoria como luchador, Arturo Díaz Mendoza falleció a los 65 años de un infarto cerebral

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán para la revista Protocolo Copyright

Fotografías: Internet

El 17 de marzo del año 2000, el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) celebraba su evento anual en la Arena México, “Homenaje a dos leyendas”, teniendo en la lucha estelar el máscara vs máscara entre dos figurones del pancracio nacional: Atlantis y el Villano III, que llevaban meses de rivalidad protagonizando aguerridas batallas que tenían que tener un fin.

Un público que abarrotó la “Catedral de la Lucha Libre”, desbordó su emoción en una lucha pareja pero sangrienta, al grado que en la tercera caída, el color blanco, predominante en la máscara del “ídolo de los niños” y el rosa, en la tapa del “líder de la Dinastía Imperial”, se tiñeron de rojo.

“El Pantera Rosa”, hasta ese momento, se marcaba como amplio favorito pues llevaba tres décadas de reinado en luchas de apuestas, ya sea de máscaras, cabelleras o campeonatos; mientras que del “Rey de la Atlántida”, apenas asomaban algunos triunfos como las máscaras de Mano Negra y Kung Fu. Sin embargo, tras un juego de llaves y contrallaves en una batalla a ras de lona, finalmente, Atlantis realiza su icónico castigo de la “Atlántida” consiguiendo conocer el rostro de Arturo Díaz Mendoza. A partir de ahí, el “Rey Arturo” iniciaba su reinado en el mundo de la lucha libre, sin máscara.

Nacido el 23 de marzo de 1953, hijo del legendario gladiador José Díaz Velázquez “Ray Mendoza”, Arturo inició su carrera en 1970 llevando los nombres de Ray Rosas, Pulpo Blanco y Búfalo Salvaje. Fue hasta 1973, cuando decide seguir los pasos de sus hermanos Villano I (Jesús Díaz Mendoza) y Villano II (José Alfredo Díaz Mendoza) y convertirse en el Villano III; agrupación a la que posteriormente se integraron los hermanos menores Villano IV (aún con máscara) y Villano V (Ray Mendoza Jr.).

A veces técnico, a veces rudo, Arturo siempre destacó más que sus hermanos y sin perder el nombre luchístico de Villano III, destacó en solitario con otros grandes del cuadrilátero, estelarizando carteles en el desaparecido Toreo de Cuatro Caminos, donde gracias a su estilo de luchar, generalmente a ras de lona y teniendo un variado “menú” de llaves, la afición lo consagró como ídolo, convirtiéndolo así en uno de los mejores de la historia internacional. Japón y Estados Unidos fueron países donde el Villano III dio cátedra de lucha libre.

En las vitrinas del “Pantera Rosa” lucen como trofeos más de 30 cabelleras, siendo las más importantes las de Coloso Colosetti, Lobo Rubio, Babe Face, El Signo, El Texano, El Perro Aguayo, Brazo de Oro, Brazo de Plata, Escorpio Jr. y Mano Negra. Así como más 25 máscaras, entre ellas las de Rambo, Pegasus Kid y Súper Astro.

Otros “trofeos” que siempre acompañaron a Arturo Díaz Mendoza, fueron las múltiples e impactantes cicatrices en su rostro, generadas en distintas batallas a lo largo de más de 40 años de vida deportiva.

En los últimos años, ya retirado de los encordados mas no de la vida luchística, era común ver a Villano III en diversos eventos como exposiciones relacionadas con el “arte del pancracio” y labores altruistas al lado de sus hermanos Villano IV y Ray Mendoza Jr.

El 17 de marzo del año pasado, justo 17 años después de haber perdido su máscara, el CMLL lo eligió para realizarle honores en el “Homenaje a dos leyendas” en la Arena México, ahí, a “Arthur McArthur”, como se le llamaba cariñosamente dentro del gremio luchístico, se le notaban problemas de habla y movimientos corporales lentos, no así su emoción al borde de las lágrimas, al recibir su reconocimiento ante un público que no se cansaba de corear su nombre deportivo: “¡Villano, Villano!”.

“La lucha” de vida del Villano III terminó la mañana de ayer, martes 21 de agosto, tras ser “vencido” por un infarto cerebral en un hospital de la Ciudad de México, dando así paso a la leyenda.

El legado luchístico de Díaz Mendoza continúa con sus hijos Villano III Jr. e Hijo de Villano III, quienes comienzan a desenvolverse profesionalmente como gladiadores independientes.

¡Descanse en paz Villano III! ¡Que viva el rey Arturo de la lucha libre!

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