Embajadas

Al ingresar a la residencia del embajador de Egipto en México, hay un don benevolente…

Zaina Morad y sus papás, Ghada Alsahsah y Yasser Morad, embajador de Egipto

En un emotivo festejo caracterizado por el buen humor, el embajador Yasser Morad presume a su hija Zaina, quien viajó desde El Cairo para acompañar a su papá en su primer día nacional de Egipto que preside en México

Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán

Cuenta la leyenda moderna que la profanación de tumbas y templos que pertenecieron a faraones o divinidades egipcias, podría traer consigo una maldición, y una muestra de ello son los problemas a los que se han enfrentado quienes han tenido la osadía de intentarlo.

Aunque no fue un acto de profanación, la tarde de ayer, 250 personas exploraron uno de los tantos “templos sagrados diplomáticos egipcios” que hay en México, la residencia del embajador Yasser Morad, para disfrutar de la fiesta nacional en la que se aprovechó para celebrar también los 60 años de relaciones diplomáticas entre Egipto y nuestro país.

Solo que a diferencia del supuesto efecto que causa aquel don maligno egipcio, el haber ingresado a las entrañas de este lugar, causó varios efectos benevolentes a los asistentes: saborearon de deliciosa comida árabe, observaron la exposición pictórica México en los ojos de la niñez egipcia, escucharon música tradicional de aquel país; todo bajo el ambiente del buen humor y un clima soleado y airoso que permitió que el evento se disfrutara sin problema alguno.

Uno que recibió los beneficios de estar en su propia casa, fue el mismo embajador Morad, quien en un perfecto dominio del idioma español, no dejó de regocijarse y hasta presumir de la compañía de su hija Zaina, quien gracias a las buenas calificaciones obtenidas en sus estudios de bachillerato, pudo viajar desde El Cairo hasta la Ciudad de México para compartir con sus padres tan especial día para los egipcios.

Quizá la encomienda de Anubis, Horus, Osiris, Isis y Amón-Ra, hacia los asistentes a este festejo, es llevar la alegría de los egipcios hacia los familiares y amigos, y animarlos a visitar tan enigmático país, cuya civilización antigua, dejó un legado histórico, cultural, enigmático y hasta misterioso que perdura hasta nuestros días.

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