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Azerbaiyán, a 29 años del Genocidio de Jodyalí

Ceremonia solemne en el Monumento al Genocidio de Jodyalí en la Plaza Tlaxcoaque de la CDMX

Conmemora la Embajada de Azerbaiyán en México el acontecimiento celebrado el 25 y 26 de febrero de 1992, que costó la vida a miles de azerbaiyanos a manos del ejército armenio

Revista Protocolo

Ciudad de México, 2 de marzo de 2021.— Hace 29 años, en Azerbaiyán, en el distrito de Nagorno Karabaj, fue cometido uno de los actos de violencia étnica más brutales de fines del siglo XX.

Durante la noche del 25 al 26 de febrero de 1992, luego de un bombardeo de artillería pesada, las fuerzas armadas de Armenia, con el apoyo del 366 Regimiento de Infantería Motorizada de la antigua Unión Soviética, invadieron el distrito de Jodyalí, cometiendo atrocidades sin precedentes contra su población civil, que significaron el asesinato de 613 civiles azerbaiyanos, entre ellos 106 mujeres, 63 niños y 70 ancianos. Mil 275 personas fueron tomadas como rehenes y el destino de 150 personas permanece desconocido. Durante esa noche, ocho familias fueron exterminadas, 130 niños perdieron a uno de sus padres y 25 infantes perdieron a ambos.

El genocidio fue documentado con evidencias grabadas por periodistas de diversos medios de comunicación internacionales.

Cadáveres congelados en posturas de rendición, disparos a quemarropa, cabezas desgarradas, niños y mujeres mutilados son algunas de las evidencias terroríficas de la crueldad armenia.

Mediante la ocupación de Jodyali, Armenia tenía como objetivo obtener una ventaja estratégica y oportunidades para invadir otras ciudades de Nagorno Karabaj.

Hasta 1994 Armenia ocupó la región de Nagorno Karabaj y siete distritos adyacentes. El Genocidio de Jodyalí fue resaltado por Human Rights Watch como la masacre más sangrienta cometida en el transcurso de ese conflicto. Sin embargo, no fue el único caso, ya que Armenia cometió matanzas masivas en otras localidades de Azerbaiyán.

Giorgi Sirbiladza, consejero de la Embajada de Georgia; Timur Söylemez, embajador de Turquía; Mammad Talibov, embajador de Azerbaiyán, y Oksana Dramaretska, embajadora de Ucrania

Al mismo tiempo, la masacre cometida en Jodyalí tuvo la clara intención de aterrorizar y romper el espíritu de los azerbaiyanos a fin de garantizar una ventaja psicológica para sus futuras agresiones. Lo prueban también las declaraciones del expresidente armenio Serzh Sargsyan, quien en el libro del autor británico Thomas de Waal Black garden: Armenia and Azerbaiyán Through Peace and War confiesa: —“antes de Jodyalí los azerbaiyanos pensaban que los armenios no eran capaces de levantar la mano contra la población civil. Logramos derribar esa opinión”.

Tras un periodo de casi 30 años, la persistente ignorancia por parte de Armenia de las resoluciones de la ONU que exigían la retirada de las tropas armenias de los territorios ocupados de Azerbaiyán, así como el fracaso de las negociaciones en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) a causa de la posición destructiva de la misma Armenia, Azerbaiyán logró liberar sus territorios durante la reciente guerra de 44 días, estallada también en el resultado de otra provocación armenia.

Sin embargo, la naturaleza inhumana y terrorista en el ámbito estatal del liderazgo armenio volvió a manifestarse una vez más durante esa guerra, cuando sus fuerzas armadas, en una flagrante violación de todas las normas y principios del derecho internacional humanitario, lanzaron ataques con artillería pesada, cohetes y misiles balísticos contra la población civil azerbaiyana, incluso en las ciudades ubicadas lejos de la zona del conflicto, entre ellas Ganja, la segunda ciudad más grande del país, Barda, la ciudad que sufrió el ataque más sangriento de todos, así como Terter, Aghdám, Mingachevir, Goranboy, Gabalá, Kurdemir, Absherón, etc. Durante esos ataques se utilizaron por parte de las fuerzas armadas de Armenia municiones de racimo, hecho que también fue condenado por Human Rights Watch y Amnistía Internacional.

El mismo vandalismo se observa actualmente en territorios de Azerbaiyán liberados de la ocupación armenia, los cuales se asemejan a Hiroshima después del bombardeo atómico y donde Armenia destruyó totalmente la herencia histórica y cultural del país.

Ahora, la reconciliación con Armenia resulta complicada. A pesar de ello, Azerbaiyán sigue comprometido con su trayectoria y política de diálogo, paz y cooperación regional, convencida de que la única vía para lograr prosperidad en la región es la reconciliación y paz duradera, pero para que se logre esto, Armenia debe abandonar sus reclamos territoriales, política de agresión y odio.

En recuerdo de aquel lamentable acontecimiento, recientemente, la Embajada de Azerbaiyán en México encabezada por el embajador Mammad Talibov, conmemoró con una ceremonia solemne en el monumento al Genocidio de Jodyalí en la Plaza Tlaxcoaque del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Además, a las afueras de la Embajada de Azerbaiyán en la colonia Bosque de las Lomas de la CDMX, se instaló un altar dedicado a las víctimas de aquel genocidio. Hasta ahí, llegaron diplomáticos y ofrendas florales de otras embajadas en México.

(Información y fotografías: Embajada de Azerbaiyán en México)

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