El embajador Whan – bok Cho resaltó los 48 años de relaciones diplomáticas entre Corea y México
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| Hee Young Cho, Whan – bok Cho y Wendy Coss |
Para conmemorar el Día de la Fundación Nacional de Corea, el embajador de la República de Corea en México, Whan – bok Cho y su distinguida esposa Hee Young Cho, fueron los anfitriones de una celebración a la que se dieron cita los miembros del cuerpo diplomático acreditado en México, así como diversas personalidades del mundo de la cultura y la política.
Durante el festejo el embajador destacó que “en los últimos años México y Corea han dado pasos trascendentales para alcanzar el desarrollo de nuestros pueblos. Nuestras democracias se profundizan y consolidan; nuestras economías abiertas al mundo globalizado, crecen vertiginosamente y nuestra pobreza disminuye de manera importante y continua. Nuestros sentimientos son similares hacia este hermoso país. El cariño y admiración por sus artistas, intelectuales, deportistas, música, sus civilizaciones ancestrales, así como su gente”.
El diplomático también hizo hincapié en que México y Corea han compartido una historia de 48 años llenos de esfuerzos y logros comunes, “el presente y futuro nos continuará reservando un espacio privilegiado para profundizar nuestras relaciones”.
Y destacó que le enorgullece el compartir brevemente parte de la historia milenaria de su país, a la vez que agradeció “al pueblo mexicano el que se haya involucrado en nuestro festejo a través de personajes influyentes de la política, cultura, académicos y de medios de comunicación. Nos sentimos muy complacidos en fungir como sus anfitriones”, resaltó.
La celebración representó el 4,343 aniversario del ascenso al trono del rey Dangun, que según la leyenda fue el fundador de la primera dinastía coreana.
Según el mito, Dangun, un semidiós, fundó el reino de Joseon y fue el padre del pueblo coreano más de cuatro milenios atrás. Hwanung, un hijo del cielo, descendió al mundo de los humanos y les reveló al oso y al tigre el secreto para adquirir forma humana. El tigre, incapaz para permanecer como un humano, no tuvo éxito, pero el oso se transformó en una hermosa doncella con quien Hwanung se casó. De la unión nació Dangun, según la leyenda de 2333 a.C.
Los coreanos consideran ese año como el inicio de la fundación de la nación coreana. Desde entonces, el pueblo coreano ha sido constante en preservar conceptos y valores tradicionales; y, al mismo tiempo, se ha adaptado rápido y hábilmente a las circunstancias cambiantes. Por eso ese día se realiza una ceremonia sencilla sobre la montaña Manisan en Ganghwado. Dangun levantó un altar para dar gracias a su padre y abuelo en el cielo.
Revista Protocolo
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