Embajadas

Confirman a Carlos Pascual como embajador de EU en México

Desde abril pasado recibió el beneplácito del gobierno mexicano

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Carlos Pascual

El pleno del Senado estadounidense aprobó el 7 de agosto la confirmación de Carlos Pascual como embajador de Estados Unidos en México.

La confirmación de Pascual, que se había visto obstaculizada a raíz de las maniobras obstruccionistas de los republicanos descontentos con la posición estadounidense frente a Honduras, se produjo a última hora y de forma conjunta con una veintena de nombramientos que se convirtieron en la última horneada de confirmaciones del Senado antes del receso legislativo de agosto.

De origen cubano, Pascual, un diplomático con una carrera de 50 años, se convierte así en sucesor de Antonio Garza en momentos en que México y Estados Unidos han convertido la lucha contra los carteles de la droga en una de sus prioridades.

Además de una amplia y apretada agenda que incluye el rescate de las economías y el fortalecimiento de los esquemas de cooperación para hacerle frente a situaciones de emergencia sanitaria como la pandemia de influenza A H1N1, que mantiene en situación de máxima alerta a los dos países.

Egresado de las universidades de Stanford y Harvard, Pascual se convertirá así en el interlocutor de la Casa Blanca ante el gobierno del presidente de México, Felipe Calderón, que receló en un primer momento de su designación por considerar que el perfil político y académico de Carlos Pascual no se ajustaba a las necesidades y exigencias de una relación bilateral que depende en buena medida de sus buenas relaciones con los poderes Ejecutivo y Legislativo de ambos países.

Durante su única comparecencia ante el subcomité de exteriores del Senado, Pascual pronosticó un aumento en los actos de violencia y muertes a causa de la lucha sin cuartel que Estados Unidos y México libran contra los carteles de la droga:

“Una de las ironías trágicas (en la lucha contra los carteles) es que, en el corto plazo, a mayor éxito en la cooperación antinarcóticos con México, veremos un aumento de la violencia y muertes”, señaló el pasado 8 de julio.

Con sus 23 años como miembro del servicio exterior de Estados Unidos, el diplomático fungió como vicepresidente de la liberal Institución Brookings y recibió desde abril pasado el beneplácito del gobierno mexicano.

El diplomático cubano-estadounidense ha sido embajador en Ucrania, funcionario del Consejo de Seguridad Nacional y experto en estabilización post-conflicto, política de seguridad internacional y desarrollo económico.

Antes de sumarse a Brookings en 2006, encabezó la Coordinación para la Reconstrucción y Estabilización del Departamento de Estados, desde la cual condujo el esfuerzo de Estados Unidos para estabilizar países en transición después de un conflicto civil.

Cynthia Aronson, directora del programa de América Latina del Centro Woodrow Wilson de Washington, rechazó recientemente, sin embargo, que los antecedentes de Pascual lo ubiquen como un experto en “Estados fallidos”.

“Ésa es una óptica completamente errónea”, señaló la académica estadounidense.

Para Andrew Seely, director del Instituto México del Woodrow, Pascual es un respetado diplomático de carrera, más que un representante político designado por su cercanía con el presidente estadounidense.

Como académico, Pascual envió en enero pasado un memorando al presidente Obama en el que señala que el siglo XXI estará definido por amenazas que no reconocen fronteras, como la crisis financiera global, la proliferación nuclear, la pobreza, el terrorismo y el cambio climático.

“Ninguna nación, incluidos los Estados Unidos, puede confrontar estas amenazas por sí solo. Para proteger a la seguridad nacional de Estados Unidos en el mundo interconectado de hoy, usted y su equipo deben revitalizar el liderazgo de Estados Unidos”, escribió a Obama.

Una de las propuestas de Pascual fue ampliar el Grupo de los Ocho países más desarrollados del mundo (G-8), para crear un nuevo Grupo de los 13 (G-13) que incluya a México, Brasil, India, China y Sudáfrica.

Además de ser embajador en Ucrania, Pascual sirvió como coordinador de la Oficina de Asistencia a Europa y Eurasia. También colaboró como asistente especial del presidente Bill Clinton para Rusia, Ucrania y Eurasia entre julio de 1998 y enero de 2000.

Durante su trabajo en Brookings, Pascual lanzó su Proyecto de Política sobre Irak para ofrecer alternativas de política al gobierno estadounidense.

Revista Protocolo

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