El saber que Usain Bolt estaba a 24 horas de realizar su última carrera en la prueba de los 100 metros en el Mundial de Atletismo de Londres, era motivo suficiente para que Jamaica estuviera paralizada por completo y no se hablara de ningún otro tema más que de ese, incluida la embajada de ese país en México.
Qué mejor que la fiesta nacional de la isla caribeña, celebrada el pasado viernes, para que la embajadora Sandra Anita Grant Griffiths, ante más de 150 personas que acudieron a la recepción, mencionara que uno de los motivos de adelantar la conmemoración por el 55 aniversario de la independencia de su país era para poder disfrutar de la carrera del máximo referente deportivo jamaiquino de los últimos tiempos.
Dejando a un lado el tema deportivo, la diplomática dio una cátedra histórica sobre su país, destacando el significado de los colores de su bandera y la importancia de productos que Jamaica le exporta al mundo como el ron jamaiquino y el café.
Pero sin duda, hablar de Jamaica, es hablar de la alegría que se desborda al compás de la música de reggae, el ritmo que impusiera mundialmente Bob Marley desde 1960 y que provoca desde pasos agigantados hasta el mínimo contoneo corporal, por lo que un grupo de baile y dos cantantes jamaiquinos, dieron una demostración de ello, al grado que diplomáticos asistentes, entre ellos la embajadora Grant, se pusieran a danzar.
Al día siguiente, en su despedida, Bolt no obtuvo el triunfo deseado en Londres y tuvo que conformarse con un tercer lugar, pero eso no fue impedimento para que Jamaica aprovechara su fiesta nacional homenajeando a su héroe, seguramente, a ritmo de reggae.
