Embajadas

México y Filipinas, unidos por la guerra y por la Virgen de Guadalupe

Demetrio Tuason, embajador de Filipinas (sentado, segundo de izquierda a derecha), con los veteranos del Escuadrón 201

Se presenta Demetrio Tuason en su primer acto diplomático como embajador de México en Filipinas

Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán

La edad avanzada de más de 90 años, casi 100, no detiene a los sobrevivientes del legendario Escuadrón 201.

Unos con sus lentos caminares, otros más en sillas de ruedas, con poca sensibilidad para oír, hablar y hasta para moverse, algunos ayudados por familiares o enfermeras, llegaron contentos, ataviados con sus uniformes militares de gala, la tarde de ayer al Club Naval, pues serían parte de los invitados de honor de la Embajada de Filipinas en México para celebrar el día nacional de ese país asiático.

A pesar de que ya pasaron 74 años de aquella expedición que en la Segunda Guerra Mundial ayudó a liberar a Filipinas del dominio japonés, derribando a más de 30 mil soldados nipones y liberando la isla de Luzón, los filipinos siguen agradecidos con México gracias a aquella hazaña del Escuadrón 201; por eso fueron motivo de una breve mención en el discurso del recién llegado embajador filipino en México, Demetrio Tuason, y que al ser descubiertos por el resto de la concurrencia, recibieron una fuerte ovación.

Posteriormente, el diplomático filipino acudió hasta el rincón donde se encontraban estos militares veteranos para platicar con ellos y tomarse fotografías.

Otro que también acudió en calidad de invitado de honor fue monseñor Diego Monroy, exrector de la Basílica de Guadalupe, a cuya efigie principal, la Virgen de Guadalupe, se le conoce como la emperatriz de América y de las Islas Filipinas.

En las pláticas grupales posteriores a los actos diplomáticos, al hacer un recuento de los pasajes históricos que han incrementado la relación bilateral entre nuestro país con Filipinas, dos invitados dialogaban con humor en una interesante plática:
—¡Lástima que ya no exista nadie de los primeros expedicionistas filipinos! —comentaba uno de ellos.

— ¿Por qué? —preguntaba el interlocutor.

— Mucho antes de la llegada de Cristóbal Colón a América y de la conquista española, hay estudios que revelan que fueron expedicionarios filipinos los que llegaron a México, directamente a lo que hoy es Acapulco, solo que hay muy pocas pruebas de ello —contestaba el sapiente— por ende, deberían también de estar aquí —añadió.

Por lo que de ser ciertos los comentarios de aquella plática, las relaciones amistosas entre los dos países llegarían a casi 600 años… Por ende, Filipinas tendría otro motivo más para celebrar su día nacional en México y con los mexicanos.

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