Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán
En esta ocasión, no se trató de una junta, ni de una reunión con empresarios o directivos de instituciones, y mucho menos de un convivio social.
Ayer, jueves 30 de mayo, integrantes del cuerpo diplomático acreditado en México se reunieron en la iglesia de San Agustín de la colonia Polanco en la Ciudad de México, en una reunión que nadie hubiera deseado que se realizara.
El embajador de la República Dominicana en México, Alejandro González Pons, a casi una semana de su fallecimiento, fue recordado con una misa organizada por los diplomáticos de la embajada dominicana en nuestro país y presidida por el nuncio apostólico Franco Coppola y sacerdotes diplomáticos de la representación de la Santa Sede en nuestro país.
Una pequeña ofrenda con la foto del embajador, un arreglo floral y la bandera dominicana fueron montados en el altar principal, mismo al que se dirigió el nuncio Coppola al finalizar la misa pidiendo a los asistentes que lo rodearan para dar una oración final.
El momento más emotivo, fue cuando Paola Torres de la Cruz, encargada de Negocios y Asuntos Internacionales de la Embajada de la República Dominicana, ofreció un breve discurso hablando del legado del embajador González Pons, no sin antes dejar de agradecer a los presentes.
“Esta misa es sumamente significativa, México fue su último destino como jefe de misión, un país que lo acogió siempre con calidez. Estamos reunidos no solo para honrar su memoria, sino para celebrar su vida.
“El embajador Alejandro González Pons llegó a México en julio de 2017, desde este momento y hasta su última conversación que sostuvimos, fueron su sello de identidad indeleble, una intensa pasión por la vida, un sentido del humor todo terreno, su gentileza y su capacidad y convicción de no claudicar nunca y esa última lección me acompañará por siempre”, recordó.
No cabe duda que a partir de las próximas reuniones de diplomáticos en México, habrá un gran ausente: Alejandro César Augusto González Pons.