Tras el nombramiento de Eduardo José Atienza de Vega como embajador de Filipinas en la Unión Europea, se espera la llegada de Demetrio Tuasson, nombre de su sucesor
Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán para la revista Protocolo Copyright©
Solo faltaron los mariachis, pues el cantante sí estaba.
Y es que después de sorprender en varias celebraciones diplomáticas, espontáneamente, cantando música tradicional mexicana cada que había mariachis, Eduardo José Atienza de Vega, embajador de Filipinas, no tuvo esa oportunidad en su evento de despedida.
Casi cien invitados que se dieron cita, recientemente, en el área de fiestas de un conjunto de departamentos residenciales de la colonia Polanco en la Ciudad de México, esperaban tener la suerte de escuchar cantar por última vez en México a Atienza, pero ante la falta de un grupo vernáculo, un conjunto de danzas filipinas hizo su presentación de manera interactiva, al invitar a algunos concurrentes a pasar a brincar unas tablas al compás de la música.
En ese ambiente ameno de camaradería, el embajador filipino disfrutó de su último evento al frente de la embajada de su país, pues ha sido asignado para continuar con su labor, ahora al frente de la sede diplomática de su país en la Unión Europea.
El embajador de Argelia, Rabah Hadid, representando al decano del Honorable Cuerpo Diplomático acreditado en México y embajador de Angola, Leovigildo da Costa e Silva, hizo la entrega de la charola de plata conmemorativa con las firmas de todos los embajadores en México, como dicta el “protocolo” cada que un embajador termina su gestión en México.
Su estancia en México como diplomático, fue muy significativa para Eduardo Atienza, ya que es al primer país que acude en calidad de embajador, aunque anteriormente, como paseante, visitó tierra azteca en 1980, pero como dice la canción ranchera, amenaza con “Volver, volver, volver…”.
Se espera en los próximos días la llegada del nuevo embajador filipino, Demetrio Tuasson.
