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Míriam Morales, de refugiada a protectora

Cuando muy joven, Míriam Morales y su familia enfrentaron una de las experiencias más duras de su vida: el exilio de su natal Chile. Hoy, 24 años después y ya naturalizada como mexicana, Míriam Morales, desde una nueva trinchera, ayuda a aquellos refugiados extranjeros que llegan a México buscando asilo.

En entrevista con Protocolo, Míriam Morales, coordinadora general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), reflexiona y expresa: “A México me trajo el exilio. Mi padre fue un político muy perseguido por la dictadura de Pinochet. En 1975, al salir él de prisión, tuvimos que huir a Venezuela y posteriormente decidimos instalarnos aquí.

“México resultó ser un país más adecuado para establecernos, dadas las características culturales que traíamos desde Chile. Y aunque el exilio es una situación extremadamente dura, yo adoré vivir en México, y al poco tiempo de haber llegado a este país decidí que pasara lo que pasara me quedaría aquí.

“México me acogió maravillosamente, aquí pude reorientar mi vida profesional. En Chile estudié la licenciatura en derecho y en México realicé la maestría en ciencias políticas, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

“También, intenté ser actriz, ingresé al Centro Universitario de Teatro, sin embargo, las limitantes económicas que yo tenía en ese momento me impidieron continuar con esto. Además cuando yo llegué a este país venía embarazada de mi segundo hijo. Fue un momento difícil.”

Míriam Morales explica: “Cuando uno sufre un exilio, sus condiciones de vida, condiciones materiales y el estatus socioeconómico decaen por completo debido a que uno llega a un medio extraño donde hay que empezar todo de nuevo.”

El gusto por el teatro, se quedó en eso, un simple gusto, y Morales tuvo que optar por el camino más sólido: su formación jurídica.

Tal parece que el destino ya tenía preparado para ella el camino que debía seguir. Su formación en derecho, su maestría en ciencias políticas y una tragedia continental como lo fueron las guerras centroamericanas la llevaron a trabajar en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en donde aprendió todo lo referente al derecho del refugio, concepto que hasta ese entonces ella desconocía.

¿Qué es un refugiado?

Sentada en su oficina en la colonia Juárez, Míriam Morales Sanhueza sostiene que México es un país con una política de refugio muy exitosa.

El gobierno mexicano, por conducto de la Comar, otorga protección y legalidad a todos los extranjeros refugiados mientras permanecen en territorio nacional.

Los refugiados tienen derecho a vivir y trabajar en México siempre que cumplan con las leyes del país.

“Un refugiado es cualquier persona que ve amenazada su vida, su integridad física, su seguridad o libertad en el país de origen o cuando en éste existe violación masiva de los derechos humanos que perturben gravemente el orden público.

“La comunidad internacional, a través de la Convención de Ginebra de 1951, la cual fue refrendada en el Protocolo de 1967, sostiene que cualquier ser humano que es perseguido en su país por alguna de estas causales tiene derecho a solicitar refugio en otro país.”

México recibe a refugiados de diversas nacionalidades. En este momento, las estadísticas indican que la mayoría de asilados es de nacionalidad colombiana, a causa de los conflictos internos que vive aquel país, indicó la responsable de la Comar.

Y narró: “México recibe gente de todas partes del mundo, la cual generalmente ingresa a través de traficantes de personas, con visas de turistas o por la frontera caminando por su cuenta. Si bien el medio por el que ingresan

al país es ilegal, su situación –en caso de ser refugiado– no es penalizada. Nosotros no castigamos este uso de un medio ilegal para ingresar al país. De hecho, ningún país lo hace, pues constituye uno de los principios más importantes de la Convención de Ginebra de 1951.”

“Que me cuelguen del asta bandera”

Al cuestionarla sobre sus metas profesionales en el mediano y corto plazos, Míriam Morales respondió: “Yo tengo la vivencia del refugio y tengo la experiencia profesional, por lo tanto si hago mal mi trabajo deberían colgarme del asta bandera del Zócalo como castigo porque sería imperdonable”, expresó entre risas.

“Mi meta principal, es tratar de acercarnos a lo que el secretario de Gobernación, Santiago Creel, de quien depende la Comar, llama el Estado de derecho. Que el derecho al refugio esté normado por reglamentos claros y expeditos con tiempos y procedimientos totalmente transparentes que garanticen que este derecho puede ser eficazmente dado. Que el refugio no dependa nunca más de la sensibilidad o la ‘buena onda’ de los funcionarios, sino que sea algo que funcione como una institución.

“Este proyecto quiero que derive en una ley y una reglamentación que esté sustentada en una experiencia y en una práctica. Yo considero que a fin de año voy a tener una resolución sobre esto.

“Como bien lo ha expresado el secretario Creel, del trabajo que desempeñemos en la Comar depende la felicidad o la infelicidad de mucha gente, por ello debemos garantizar la plena vigencia de los derechos humanos de los refugiados”, sostuvo.
Y puntualizó: “Definitivamente para soportar el exilio hay personas que están mejor capacitadas internamente que otras. En mi caso en particular lo que me ayudó a sobrellevarlo fue mi familia y mis amigos, ellos fueron un soporte emocional indescriptible.

“Si hago un balance de mi vida, puedo decir que en mi caso –con el riesgo de parecer injusta–, el exilio representó para mí una riqueza personal, una aventura en mi vida que a lo mejor nunca hubiera tenido si me hubiera quedado en mi país de origen, donde cualquier persona está acotada por nombre, familia, amistades y colegios”, concluyó Míriam Morales.

Semblanza curricular

Nombre completo: Míriam Morales Sanhueza.
Cargo actual: coordinadora general de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
Estudios: licenciatura en derecho con maestría en ciencias políticas.
Estado civil: soltera.
Hijos: tres (una mujer y dos hombres).

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