Etiqueta y Protocolo

Reina de las Nieves

Unasur– 28-08-2009
San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina

Por Patricia Elena Blanco Ratti

Reunión de Unasur el 28 de agosto de 2009

Pienso, en esta “cumbre de Estado” en Bariloche, ciudad soñada, y me transporto a aquel cuento maravilloso llamado La Reina de las Nieves de Hans Christian Andersen, que relata:

“En un lejano lugar, un travieso genio con ganas de divertirse, fabricó un espejo, que poseía la cualidad de empequeñecer lo bueno y resaltar lo malo de cualquier objeto que se reflejase en él, deformando incluso los pensamientos de quienes lo utilizaban. Un día el espejo se rompió en millones de pedazos tan diminutos como el polvo, que se desperdigaron por todo el mundo metiéndose en los ojos de las personas…”

Recuerdo también el origen de ese lugar soñado, donde se nota la mano de Dios… quien iluminó al arquitecto Bustillo y le permitió diseñarlo:

El Llao Llao Hotel & Resort” es un tradicional hotel de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina.

El mismo se emplaza al oeste de la ciudad, específicamente en la avenida Ezequiel Bustillo, en el kilómetro 25. El predio se encuentra en una pequeña colina entre los lagos Nahuel Huapi y Moreno.

Es una construcción de principios del siglo XX de estilo canadiense, realizada en madera, piedra y tejas normandas. Con 173 habitaciones y 28 suites, cuenta además con cancha de golf de 18 hoyos, spa y pileta climatizada.

El hotel fue construido dentro del parque nacional Nahuel Huapi, rodeado de cristalinos lagos, majestuosas montañas y bosques, que le conceden una vista sin igual. Desde sus instalaciones pueden apreciarse los cerros López, Capilla y Tronador.

Esta construcción fue diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo, quien también diseñara el hotel Provincial y el casino central, ambos situados en la ciudad de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires.

Comenzó su construcción en 1936, para lo cual debieron derribarse más de cinco mil árboles en el lugar del emplazamiento. Fue construido enteramente en madera y piedra, y su techo cubierto de tejas de alerce. Para que los pasajeros pudieran apreciar el entorno, fueron construidos balcones, terrazas y grandes ventanas.

Su nombre se debe a un hongo muy común en la región, el “llao llao”, que crece adherido al ñire y al coihue, árboles muy comunes en la zona. El nombre llao llao significa, además, en lengua aborigen, rico rico, dulce dulce.

Con tal maravilla dada por la naturaleza, el dueño de casa, ¿no debería como anfitrión honrar a sus invitados con la altura y respeto que merece?

Claro, reuniones hay muchas, pero en todas, el anfitrión, y aún más el invitado, deben demostrar su educación.

Las reuniones son diferentes en la vida de relación social y las de Estado. Las personas con conocimiento de protocolo saben muy bien de la utilidad de las reglas, para manejarse con personas de otros países; entonces, digo que otra vez falló el agente de protocolo. El protocolo es necesario tanto en las relaciones diplomáticas, como en nivel de actos oficiales de los países con otros.

¿Qué es lo que sucede? —pienso—. ¡Qué pasa agentes de protocolo, que olvidan las reglas! Deben recordar que el lugar que cada persona ocupa, no es sólo un logro propio, sino que representa el rol que la sociedad o nación le han dado. Y debemos pensar que la falta de observancia de las reglas lleva a ofender no sólo a la persona sino a quien ella representa.

En esta cumbre, en el orden de banderas, precedencia más grande, hubo errores. En cuanto al lugar maravilloso, Bariloche, soñado, y aún más, el hotel Llao Llao. Si vemos los errores tal vez diga que la misión de los hoteles es prestar el servicio de alojamiento y alimentación.

El ceremonial argentino tiene la flexibilidad y los profesionales necesarios para resolver cualquier problema. Sin embargo, dio la impresión que improvisaron en la organización de eventos, pareció que no se prepararon, o que no han tenido cerca especialistas en la materia. Que los guíen o asesoren entonces en protocolo de Estado.

Hoy día, reconozco, y más aún dentro de la república, en el sistema actual todo es un evento, donde sin lugar a dudas, puede suceder lo imprevisto. Pero creo que de cometer errores, ha sido suficiente. Una vez, por diferentes causas, puede ser… dos veces… creo que ya es tan significativo como para consultar a los especialistas en psiquiatría… ¡en el Estado ya no lo podemos permitir! Estas conductas, sin lugar a dudas, llevan a la destrucción de las reglas. La república, sistema actual, y sus personas, están dando la espalda a la educación, creando ciertamente un protocolo propio. Una cumbre no se prepara improvisadamente, y menos aún en desorden.

Organizadores de eventos: tomen el rol como corresponde, sin olvidar que necesitan del “ceremonial y protocolo” que les permitirá llegar al triunfo absoluto. ¡Debemos de hacer amigos y no enemigos!

Hace tiempo escuché a un gran maestro de protocolo, comparar a un agente de protocolo con un director de orquesta. Me pareció estupendo:

El director de orquesta “es el elemento más importante para una buena orquesta. Su función es conseguir que todos los músicos comiencen a la vez y sobre el mismo pulso rítmico. Existen también otras funciones tan importantes como éstas. En primer lugar, debe conseguir que los músicos lean correctamente la partitura —aunque en formaciones profesionales eso se da, por supuesto—. Además, debe tener una clara idea de la interpretación de la obra, usando criterios estéticos que sean coherentes con la partitura, época y autor, intentando transmitir a los intérpretes, para que la ejecución no se reduzca a una simple lectura mecánica. Es la persona que marca el tiempo, que corrige los errores y que indica el carácter de la música con gestos corporales. En su mano derecha suele llevar una batuta, (término que proviene de la palabra italiana battuta, que significa: compás). Ésta consiste en una varita de madera que se mueve al ritmo del compás y con la mano izquierda indica los matices y la expresión de la obra (si la música es fuerte, el gesto será amplio, si la música es pianissimo, el gesto será lo más pequeño posible)”.

Y en esta cumbre, simplemente se ha visto una reunión de amigos en un maravilloso paisaje, y en donde desde el primer momento ¡el motivo especial no existía! Sólo da la impresión de una reunión de amigos para esquiar, compartir un momento y volver a sus casas.

Dentro del protocolo de Estado las reglas existen. Son las personas quienes por intereses propios y por total comodidad y falta de moral dejan de observarlas.

Jean-Baptiste Poquelin, llamado Molière, dijo: “Castigat ridendo mores”… “Corrige las costumbres riendo”.

Ahora me despido, esperando con paciencia y humor, que la battuta, sea tomada por un buen director de orquesta, para que podamos vivir acompañados de la mejor música, esa música que no es sólo ruido, el cual no hace bien, sino que… pensemos en la armoniosa, la adecuada; simplemente estando convencidos que “el bien no hace ruido”.

Hasta siempre.

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