Yanni Herreman, la arquitecta e historiadora del arte, ofreció la charla “Museo, patrimonio material e inmaterial y la armonía social”
 |
| Yanni Herreman |
Consciente de que los museos en el siglo XXI se encuentran en la encrucijada de las grandes transformaciones, la arquitecta e historiadora del arte Yanni Herreman aseguró que uno de los grandes retos de estos espacios es el de ser más socializantes y estar muy al pendiente de cuáles son las necesidades, los gustos y los intereses de la comunidad a la que sirven.
Así lo señaló al ofrecer la charla “Museo, patrimonio material e inmaterial y la armonía social”, que organizó el Museo Nacional de las Culturas Populares, en el contexto del Día Internacional de los Museos, el cual se celebra desde 1977 el 18 de mayo, con el objetivo de recordar al público la importancia de estos recintos en el desarrollo de la sociedad.
El Día Internacional de los Museos fue instaurado por el Consejo Internacional de los Museos (ICOM). Este año, dicho Consejo determinó que el tema para conmemorar el Día Internacional de los Museos fuera “Museos para la armonía social”, pues la armonía es a la vez un concepto significativo para la humanidad y representante de las culturas orientales.
Según el ICOM, los museos deben alertar sobre la necesidad urgente de salvaguardar la diversidad cultural y la biodiversidad como el patrimonio común de la humanidad. Los principales temas para un futuro envidiable giran en torno a la sostenibilidad ambiental, cultural, económica y social. Los museos tienen un papel que desempeñar como mediadores en estas transformaciones con la promoción de la armonía social.
“Este tema lo relaciono con el patrimonio tangible e intangible dentro del museo. Considero que tanto el tema de la armonía social como el del patrimonio tangible e intangible son fundamentales y que el museo es una de las instancias que mejor y más capacitadas está para la armonía social.
“Uno de los puntos importantes es que el manejo del patrimonio intangible es muy complejo porque vivimos en un mundo globalizado tanto cultural como económicamente, y la cultura está viva, entonces se sigue transformando. Nuestro país, que es tan rico en tradiciones, manifestaciones culturales y en su sentido de identidad, ha ido tomando necesariamente elementos de fuera, pero en muchos casos los transforma, los hace suyos, lo cual es muy interesante”, explicó la especialista.
Una de las preocupaciones a escala internacional es cómo mejorar la calidad de los servicios en los museos, dando prioridad a la creación de competencias adecuadas en todos los niveles, especialmente en lo que se refiere a las funciones básicas del museo, como son la documentación, investigación, conservación, comunicación y educación.
Yanni Herreman precisa que los museos tienen el reto de ser más socializantes. “Deben entender las situaciones, no aislarse de lo que está pasando en el día a día en el mundo, y estar muy al pendiente de cuáles son las necesidades, los gustos, los intereses de la comunidad a la que sirven para que encuentren en el museo no sólo un lugar donde se vaya a aprender —que sí es muy importante—, sino que también se pueda ir a pasar un rato agradable donde podamos ver cosas nuevas, donde se puedan recrear cosas que sucedieron y nos hagan pensar en el futuro. Los museos tienen esas propiedades porque manejan patrimonio cultural tangible: pinturas, esculturas, tallas prehispánicas, etcétera, pero manejan también lo que eso significa”, expresó.
La doctora Herreman, quien fue vicepresidenta mundial del ICOM en el periodo de 2001 a 2007 (la primera mujer latinoamericana en ese cargo), dijo que en general, México tiene en alto valor a sus museos y aunque siempre se desea tener mayores recursos para ellos, se puede presumir que tienen un buen nivel.
“México tiene un sentido fuerte de identidad, el cual quizá no lo tengamos muy consciente, pero el hecho de que sigamos comiendo tortillas y a todos nos encanten, es un signo de que sí tenemos una tradición, una identidad, una forma de ser, una visión del mundo muy nuestra.
“Debemos recordar que los museos manejan objetos, vivencias que permiten la comprensión de las personas. El que nosotros podamos ver la piedra de la Rosetta en Londres nos hace partícipes al saber que ese objeto es Patrimonio Cultural de la Humanidad y, por lo tanto, de alguna forma también es nuestra y nos hace entender a los otros. Asimismo, cuando en alguna exposición nosotros presentamos a la Coatlicue o nuestros textiles, por mencionar algo, estamos presentando cómo somos y los otros nos comprenden más y existe una mayor tolerancia y, por lo tanto, una armonía social”, concluyó.
Revista Protocolo
