Gourmet

Pan de muerto, comiéndose a la propia muerte

El pan de muerto está considerado parte de la gastronomía mexicana y tiene su origen en la época prehispánica

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán

pan-muertoDe todos los tipos de “panes” que existen en México, hay uno que es el más longevo de todos y por ende es el más viejo; pero a pesar de su “larga vida” tiene un nombre contrastante: “Pan de Muerto”.

Hay muchas historias sobre su origen, pero no hay una sola que sea la oficial, aunque en sí todas coinciden en que data de la época prehispánica.

Según historiadores, las tierras con las que los antiguos pobladores que vivieron en el valle de México, sepultaban a los muertos, eran las ideales para sembrar, posteriormente, semillas de amaranto y trigo, con las que después se mezclaba con otros ingredientes para preparar el pan.

Otros más, dicen que era una ofrenda que los conquistadores españoles hacían cada vez que veían un sacrificio humano, bañándolo con azúcar color roja, representando la sangre de la persona a la que se sacrificaba.

Hay quien apuesta que el pan era una representación del dios Huitzilopochtli, al que simbólicamente se sacrificaba y se invitaba a los creyentes a comerlo para tenerlo en el interior.

Lo que no se sabe, en el caso de que las historias antes mencionadas sean verídicas, es en la forma que tenía el pan. Pero hay indicios que desde la época del presidente Benito Juárez, ya existía la pieza como se reconoce en estos tiempos, y hay quien cuenta que por la forma en la que estaba representada, llamó la atención del emperador Maximiliano de Habsburgo, quien mandaba a hacer, aun fuera de las temporadas de días de muertos, muchas piezas de pan para ofrecerlas como postre en las comilonas que organizaba.

Lo que es cierto, es que este suculento alimento se deja ver en las principales panaderías de todo el país semanas antes de las fiestas del Día de Muertos y hasta días después de él.

Y de todos los alimentos que suelen ser más populares en aquellas épocas, es el único que como tal, representa a la muerte.

Su forma, plana en la parte de abajo y redonda en la parte de arriba, asemeja a un volcán o a un domo, su estructura está hecha con harina de trigo y otros ingredientes como azúcar, margarina y manteca.

Arriba de esta, distribuidos de arriba abajo y hacia sus alrededores, piezas hechas con la misma levadura en forma de huesos, representando el esqueleto de un muerto, y en la parte de arriba, una bolita que simula el cráneo.

Se espolvorea con azúcar o ajonjolí, y en algunas ocasiones, se adorna con frutas, principalmente con higo.

En ese tono dicharachero y festivo, como los mexicanos suelen bromear en esos días con la muerte, es una especie de burla y de comerse a un muerto o quizá a la propia muerte de quien lo consume, tal como lo hacían los antepasados aztecas, solo que ellos en tono más serio.

Es pan, pero aunque sea de muerto… ¡Sigue vivo!

Revista Protocolo

Países que nos están viendo

ALIANZAS