Gourmet

Todo empezó por culpa de una deliciosa manzana…

La manzana es un manjar familiar no se sirve en mesa formal protocolar, y saben… no se come con la mano.
Patricia Elena Blanco Ratti

Bueno, voy a dar inicio a otra aventura.

Adán, Eva y esa pobre manzana…
Capítulo I

Edad Media

Viajamos mucho en los tiempos, vimos cómo la Edad Media ofrecía el acto de comer, como íntimo, entendiendo por íntimo, a lo solitario; donde el rey gozaba de excelentes viandas, y no tenía que hacer gala de su buena educación.

Por suerte los tiempos cambiaron, y las mesas de hoy demuestran la necesidad de sociabilizar. La mesa comienza a ser el lugar ideal para agasajar. La mesa no es sólo el lugar más agradable para degustar los mejores platos, sino es el mejor lugar para demostrar la cortesía a otras personas.

Para ello fue necesario, en estos cambios profundos, elegir el lugar más adecuado para sentar a los invitados; cómo decorar las mesas, ya no tenían que ser sólo los manjares los que la vestían, se necesitó inventar la atmósfera ideal, fue necesario entonces crear comedores de gala, salas de saludo y salones para tomar el café.

Para sentarse a mesas así, no podía vestirse de cualquier manera, ni mostrar malos modales. De esta forma nacían las maneras distinguidas y el valor del buen gusto.

Del análisis del comportamiento en las distintas mesas pueden deducirse los distintos comportamientos de pueblos y culturas. Vemos cómo la mesa de la Última cena de Leonardo da Vinci —ejemplo máximo de las comidas familiares o personales, donde compartir dejaba lo propio y solitario del acto de comer, para convertirse en un acto exclusivo de las relaciones sociales entre los individuos— es el sitio más humilde y maravilloso donde se compartió el pan.

No olvidemos cuando el rey comía solo en su mesa allá en el testero, y nadie podía sentarse a ella, a pesar de que multitud de siervos se acercaban a él ofreciéndole manjares que prácticamente volvían a la cocina, sin haber sido probados, para finalmente servir de alimento para el personal del palacio.

El arte de comer

Ya he hablado de la mesa y su historia; ahora veremos el arte de comer y el uso correcto de cada elemento.

Hoy y siempre en la mesa es donde se ve al verdadero caballero y a la verdadera dama. Y alrededor de una mesa, con un plato de comida, una copa o simplemente pan, se comparten alegrías, tristezas, se deciden matrimonios, se recuerdan seres queridos; una mesa es compartir lo más lindo y sagrado que tengo en mi vida, mi familia, lo que cultivé con esfuerzo y amor.

Así que “queridos amigos, esta mesa ha sido tendida para compartir el pan, la sal y la vid, con motivo de presagios de buenos augurios, de buenos vínculos y uniones para todos ustedes y para mí”.

Tal vez estas palabras las escuché en mi niñez en la mesa donde aprendí todo lo que trato de compartir con ustedes, la mesa de ese gran anfitrión que fue mi abuelo, y donde tal vez en silencio respetuoso, escuché a uno de sus amigos, dar inicio a la comida con estas palabras, el cual sin lugar a dudas tendría dotes de gran orador improvisado.

La mesa crea un estado particularmente propicio para el acercamiento espiritual y a la comprensión.

En todos los tiempos y en todas las latitudes, la corrección, delicadeza y buenas costumbres han impuesto normas en el intercambio de la vida social.

Grandes estadistas y hombres de negocios han logrado encontrar soluciones eficaces a sus problemas simplemente sentados a una mesa con seguridad absoluta de sus movimientos.

Y memoria quédate tranquila, basta de recuerdos, los lectores se van a enojar; pero saben, recuerdo que al entrar a casa del abuelo y la abuela nos llevaban por el corredor y nos decían: “¡Silencio!, el abuelo está con gente”, y sí, el abuelo estaba acompañado; él a la cabecera de la mesa con su copa de whisky, con empresarios realizando un negocio que seguramente después de cerrado, y ahí, vendría lo que no me daba cuenta pero me fascinaba y era la gran fiesta, con música y el camión de la confitería de El Molino en la puerta con sus mozos, sus manteles, manjares y todo. Y mis primos y yo disfrutando. ¡Qué tiempos… qué hombres!

Bueno, entonces pienso que la comida y la mesa crean un estado especial de sociabilidad. De ahí la importancia de saber conducirse en ella con modales que causen buena impresión; lo que por otra parte refleja la consideración que nos merecen las personas con quienes comemos.

Veamos ahora algunas normas o reglas de ese protocolo social convencional consagrado por las buenas costumbres.

La mesa crea un estado absolutamente propicio

Aunque muchas personas no lo crean, mantener normas de urbanidad es muy importante. Si nuestro comportamiento no es el correcto y mostramos mala educación en la mesa, ésa será la imagen que se llevarán de nosotros. Por eso nuestro comportamiento tiene que ser el correcto cuando somos los anfitriones, e incluso mayor cuando somos los invitados.

El transcurso del tiempo y su evolución han logrado que la mesa como relación social se haya extendido a todo el conjunto de la sociedad. Y no debemos olvidar que del comportamiento de una persona en la mesa, en la manera de comportarse, de comer y de beber, podremos ver la educación de ella.

Lamentablemente observamos a personas que en público tienen una manera correcta de hablar, de moverse, pero en cuanto se sientan a la mesa, vemos que sus buenas maneras no son tales, no saben comer, no saben manejar los cubiertos y menos tener una postura correcta y elegante.

Una persona que sabe comer, no hallará dificultad de hacerlo en ningún momento ni en ningún lugar; las reglas las debe tener incorporadas, y el lugar donde se enseñan, es en el hogar; así que señoras a comprometerse y diariamente enseñar a sus hijos desde la mesa familiar.

Y como saben que hablo desde el corazón y la memoria, recuerdo a mi bisabuela francesa que decía, en la vida hay que subir un escalón, o sea, transcribo: cada generación debe de ser mejor a la anterior.

Imagino la reunión

“Recibo a mi mesa, con mi pan, mi sal, la vid y mi linda familia”

Cuando la comida no es de mucha etiqueta, podré realizar la invitación personalmente o por teléfono.

Y para la comida de mayor importancia se hará por tarjeta.

Cuando nos invitan a comer debemos ser puntuales, ni antes ni después, simplemente puntuales.

Serán los anfitriones los que recibirán en la puerta saludando uno por uno a sus invitados.

A la hora de recibir a nuestros invitados

Recibiremos con una copa de bienvenida que podrá durar 30 minutos, es el tiempo para agasajar al invitado educado que llegó puntual y esperar al que no lo es tanto.

Luego del aperitivo y una vez que ya se encuentren todos los invitados en nuestra casa y la comida se encuentre lista para ser servida, el anfitrión o el servicio dirán que se puede pasar al comedor.

Si fuera el servicio dirá: “Señora, la mesa está servida” o “la comida está servida”. Digo la comida porque se sirve a las 21 horas. Sino diría “Señora, la cena está servida” eso es cuando se realiza a las 24 horas. Si a la comida asisten sólo caballeros se dirá: “La mesa está servida”.

En primer lugar entra la anfitriona, quien podrá ingresar acompañada del caballero de mayor edad o jerarquía, o acompañada por las damas, luego los señores acompañados por el anfitrión que lo hará en último lugar.

La anfitriona parada al lado de su silla, indica a los invitados el lugar que ya tiene en su mente diagramado, o estarán señalizados con las tarjetas de mesa.

Si los invitados entran por parejas el anfitrión lo hará acompañando a la señora de más categoría, o a la señora más amiga de la pareja. La anfitriona hará lo mismo y elegirá a un señor.

Sentarse a la mesa

Luego de haber recibido a los invitados, y estar todos reunidos en la tertulia y de haber disfrutado el aperitivo que sólo dura media hora, la anfitriona sin servicio doméstico, y una vez que vea las velas encendidas, dirá: “podemos pasar al comedor”.

Si no hubiera servicio lógicamente la dueña de la casa se sentará a la cabecera que esté más próxima a la puerta de la cocina.

Si hubiera servicio ocupará la cabecera que da hacia la entrada de servicio o de la cocina, y será ella la que al ver al personal listo con un gesto suave dará inicio a la entrada de los manjares al comedor.

La cabecera debe ser siempre ocupada por la dueña de casa y en el lugar opuesto su esposo.

El caballero o la dama de mayor representación o la persona agasajada debe ir a la derecha del anfitrión y de la anfitriona. El resto de los comensales se ubican según su posición social o prestigio, a partir de los dueños de casa, procurando alternar las damas con los caballeros.

En los banquetes lo más práctico y correcto es utilizar las tarjetas con los nombres de los invitados, en el lugar que cada uno va a ocupar.

Debo de separar a los matrimonios, este descanso matrimonial a la mesa me permitirá que haya mayor interés en la conversación. Siento solamente juntos matrimonios recién casados.

La anfitriona será la primera en sentarse siguiéndola las demás invitadas. Serán los caballeros, desde el lado izquierdo de la silla, los que ayudarán a las damas a sentarse, ellas con una sonrisa y mirándolo a los ojos dirán: “¡Gracias!!”

Así se sienta una familia

El padre preside la mesa, sentando a su hija mayor a su izquierda. Compréndase que a la mesa asisten otras personas. A la derecha de la madre lo hace el hijo menor. Siguiendo este orden se ubicarán los restantes miembros de la familia. Si los hijos fueran del mismo sexo se seguirá el mismo criterio. Los hijos casados seguirán teniendo el mismo lugar que tenían de solteros, sentando a sus hijos, en el medio de él y su pareja, en forma alternada.

El porte

Una vez sentados, la postura correcta será espalda derecha, debemos acercar lo más posible la silla a la mesa para cumplir con aquel famoso lema que dice: “La comida va a la boca y no la boca a la comida”. Imaginaremos entonces que somos hermosas princesas que comemos con nuestra corona, así que derechas en postura estupenda, colocaremos las manos en la posición que corresponde, una es en forma de oración entre la distancia que queda entre el posaplatos y el borde de la mesa, o la otra, a los costados de los cubiertos con los puños cerrados.

En la mesa se apoyan simplemente las manos, las muñecas y el antebrazo, nuestras manos siempre estarán visibles. De ninguna manera ni en ningún momento apoyaré los codos sobre la mesa.

La posición del cuerpo es importantísima no sólo por estética y salud, sino que es necesario comer y movernos apropiadamente.

Aunque muchas personas no lo crean, mantener normas de urbanidad es muy importante. Si nuestro comportamiento no es correcto y mostramos mala educación ésa será la imagen que se llevarán de nosotros.

El brazo y la mano derecha irán desde el plato a la boca. No adelantaremos el cuerpo y menos la cabeza hacia el plato. Jamás apoyaremos un codo sobre la mesa. La posición correcta es espalda derecha, codos juntos al cuerpo, muñecas apoyadas sobre el borde de la mesa.

No olvidemos el sentido común y cómo debemos estar y comportarnos en cada lugar y momento, eso es simplemente educación. ¡Qué palabra!

Mi maestra Eugenia de Chikoff dice una frase que me encanta: “¡Educación es bailar como toca la música!”

Algunos consejos para mis reinas y mis reyes

Si nos han invitado a una comida, no nos lanzaremos a los manjares con excesiva voracidad, tampoco rechazaremos los manjares o bebidas que se vayan sirviendo, por supuesto en el primer caso daré un triste espectáculo de glotonería sin límites y en el segundo demostraré descortesía a quienes me han invitado.

A la mesa, como todo lo que me han servido. No levantaremos la copa para que nos sirvan el agua o el vino. La copa se toma al beber siempre de la parte alta no del pie.

No toco el pan ni la bebida antes de comer, estos simplemente son acompañamientos de la misma.

No toco la vajilla, los cubiertos ni las copas, no acomodo nada, simplemente tomo los elementos para usarlos.

Aunque la comida sea demasiado sabrosa no debo de llenar la boca con trozos grandes, los bocados deben ser pequeños. Entonces, se toman bocados pequeños, y no se introduce el siguiente sin haber terminado el anterior.

No hablo mientras como, o sea, no hablo con la boca llena.

Antes y después de beber, hay que limpiarse la boca con la servilleta.

No elijo la porción que me voy a servir de la bandeja me sirvo el primer trozo.

No se llena demasiado la cuchara o el tenedor. Lo que haya en ella se deberá comer en una sola vez, como pausado, y después de dos o tres bocados, beberé, conversaré y continuaré con los manjares.

No se sopla la sopa cuando está demasiado caliente, se espera que se enfríe sola.

No llenar demasiado el plato.

No debemos masticar ruidosamente.

No se hace ruido al sorber el caldo.

No se saborea el vino como si fuéramos las personas más entendidas en el tema.

No diremos buen provecho, ni ya pueden empezar.

Se comienza cuando al dueño de la casa se le ha servido y la dueña de casa da comienzo, los demás seguirán su ejemplo, como anfitriona soy sin lugar a dudas el modelo a seguir.

En cuanto nos sentamos colocaremos la servilleta en nuestro regazo, nunca como babero.

Se desdobla con naturalidad con un movimiento natural, por la mitad y se deja sobre el regazo.

Forma correcta de utilizar los cubiertos

El uso correcto de los cubiertos a la mesa es sin lugar a dudas de gran importancia, observando a la persona que tiene dominio sobre ello, nos damos cuenta que da la imagen de persona educada, desenvuelta, que ha incorporado desde la niñez las reglas de urbanidad, notamos una madre formadora y la superación propia.

Para comer los cubiertos se utilizan de la siguiente forma: la cuchara y el cuchillo se utilizan siempre con la mano derecha, lo mismo se hará con el tenedor salvo que lo tenga que utilizar con otro de los cubiertos.

Tomaré mis cubiertos suavemente y con discreción, por la parte alta del mango con índice pulgar, cerrando todos los demás dedos, no prolongaré el índice sobre la hoja del cuchillo, tampoco sobre los dientes del tenedor.

No se gesticula con los cubiertos en la mano, ni los toco ni juego con ellos. Después de dos o tres bocados se colocan sobre el plato con el mango sobre el borde, hacia ambos lados, y las puntas en el centro.

Al finalizar la comida nuestros cubiertos deberán quedar paralelos sobre el plato con los mangos hacia un mismo lado.

Si un cubierto cae al suelo ahí queda, no lo levanto; si estoy en un restaurante le diré al mozo lo sucedido y él traerá otro. Si fuera a la mesa me dirigiré a la anfitriona y ella o el servicio me lo solucionarán.

Cuchillo

El cuchillo se toma por el mango con la mano derecha, el extremo se apoya en la palma de la mano. El pulgar lo sostiene por un lado y el índice se apoya encima sin que llegue a tocar la hoja del cuchillo, los otros tres dedos, se dejan apoyados por el lado opuesto al pulgar.

Cuchara

Ésta también se toma con la mano derecha, por la parte extrema del mango, entre el índice y el pulgar, apoyándola ligeramente, entre los dos dedos, que deberán estar ligeramente cerrados hacia la mano. La cuchara no entra en la boca de punta, la debo utilizar a 45 grados.

Los ingleses crearon varios utensilios para los distintos manjares tenían tanto metal plata que los crearon hermosos y de gran tamaño, así que al ser tan grande la cuchara, la utilizaban de esa forma, de ahí la costumbre correcta.

El tenedor

El tenedor se puede usar con las dos manos. Lo tomo con la izquierda, con los dientes hacia abajo, cuando lo necesito con el cuchillo. En ese momento lo sostendré con el mango apoyado en la palma de la mano, nunca bajaré hasta tocar los dientes del tenedor. Si lo utilizo para comer postre y ayudarme con la cuchara lo haré de la misma manera.

Si lo utilizo para comidas que sólo lo necesitan a él, lo paso a la mano derecha con los dientes hacia arriba, apoyando en ese momento el mango en el ángulo de la mano, entre el pulgar y el índice y sosteniéndolo por debajo con los tres dedos restantes.

El tenedor va a la izquierda y el cuchillo a la derecha, pero parece que en estos tiempos transgredir reglas es normal. Me consultaban sobre el tenedor que viaja. Parece ser que se está usando en comidas donde se sirve un solo plato, que no necesita cuchillo, poner sólo un tenedor, del lado derecho. No me gusta, no es correcto, me parece que rompe la armonía visual de la postura de la mesa. Y que la postura del tenedor es la de su origen, el tenedor nació a la izquierda y ahí debe quedar, está claro que deben ir juntos tenedor y cuchillo, si no necesito utilizar el cuchillo paso el tenedor a la mano derecha, con los dientes hacia arriba, saboreo el manjar, y al terminar, paso el tenedor a la mano izquierda, levanto el cuchillo que permanecía sobre la mesa, y los coloco a los dos juntos, tenedor al lado izquierdo con los dientes hacia arriba y cuchillo con el filo hacia adentro, dejándolos paralelos, lo cual significa que he dejado de comer.

Considero que debe de ser para abaratar costos y dar una comodidad al comensal, o tal vez una idea de modernismo improvisado. Sin lugar a dudas, esto es un error, la servilleta ha viajado por distintos lugares de ubicación (el cuello, el brazo, la pierna, el hombro), dentro de la historia, pero el tenedor no, su lugar es y será a la izquierda.

Veremos qué sucede si quedara o si será algo pasajero, en un intento de modernismo.

Ésta es una regla importante, y que no debemos olvidar: Cada cubierto que se levanta del mantel no vuelve al mantel, tampoco se los coloca como remos.

No comeremos como en el siglo XIII

Leemos en el Romance de la rosa, poesía francesa del siglo XIII, cómo debía conducirse una joven educada de la época a la hora de comer.

“Cuidará bien de no mojar los dedos hasta las falanges, de no untarse los labios de sopa, ajos ni grasa, de no meterse en la boca demasiados pedazos ni muy grandes. Sólo con la punta de los dedos tocará el trozo que se ha de mojar en la salsa…”

También el rey Alfonso el Sabio en la segunda de sus Siete Partidas recomienda a los ayos de sus hijos “que no los dejen comer con los cinco dedos”.

En aquellos tiempos distinguían muy bien a las personas educadas en el modo de comer. Mientras que la gente grosera comía con los cinco dedos, untándose hasta la tercera falange, la gente fina sólo lo hacía con las puntas de los tres primeros dedos que luego limpiaban con el mismo pan o con la boca de donde se supone viene la frase de “chuparse los dedos de gusto”, esta actitud demostraba que había gustado mucho el manjar. Esto seguramente justifica la costumbre de lavarse las manos después de comer.

Estos escritos son nuestros primeros libros de urbanidad, bueno, los tiempos pasan, y esto es “lo que el viento se llevó” y “mañana es un nuevo día” y los cubiertos están en nuestras manos, los usaremos y demostraremos ser personas educadas.

Gracias a los franceses y a los ingleses en estos tiempos existen los cubiertos y nuestros hábitos son más correctos y estéticos a la hora de comer. Los cubiertos se colocan en la mesa de adentro hacia fuera para ponerlos ordenadamente, y se utilizan de afuera hacia adentro. Tendremos en cuenta los ingredientes y el tipo de de carnes, postres, y quesos que se servirán. Los cubiertos que se utilizan primero son los más alejados del plato, los utilizó de afuera hacia adentro.

Siglo XVII

Usaban la punta de los dedos cuenta la historia; en el siglo XVII Ana de Austria esposa de Luis XIII que era española y no le gustaba la forma francesa del tenedor, siguió usando los dedos como lo había hecho en España en tiempos de su niñez.

Tenía unas manos blancas y hermosas, y comía con sus dedos enfundados en maravillosos guantes.

En cambio Luis XIII, que era muy refinado a la hora de comer, desde niño tenía el hábito de usar el tenedor. Luis XV, su hijo, a pesar de la estupenda etiqueta que predominaba en sus mesas, seguía el modelo de su madre.

Fue tiempo después, en la época de Luis XVI, cuando empezó a ser corriente el uso de pequeños elementos parecidos a los tenedores. Sobre todo, se usaban en las llamadas “comidas de sociedad” que él y su esposa, la pobre María Antonieta, pusieron de moda, los banquetes era bastante frecuente verlo comer con la punta del cuchillo sobre una maravillosa vajilla de porcelana de Sèvres.

Es correcto

◘ Ayudar a las señoras a sentarse a la mesa, retirándoles ligeramente la silla, para que se puedan sentar con comodidad.

◘ Colocar las tarjetas con los nombres de cada comensal frente al plato correspondiente.

◘ Ubicados los invitados, los anfitriones se sentarán inmediatamente para no incomodar.

◘ Sentar primero al invitado de mayor edad.

◘ Los señores deben sentarse cuando la última de las señoras lo haya hecho.

◘ Acomodarse al ritmo de los comensales para comer, si uno de ellos es lento tendrá él que acomodarse al ritmo, porque no podrá hacer esperar a los demás.

◘ Si en la mesa no hay ceniceros, no debemos fumar.

Es incorrecto

◘ Sentarse o levantarse de la mesa antes de que lo haga la anfitriona.

◘ Colocar tarjeta con los nombres de los anfitriones.

◘ Dar la espalda a un comensal o no hablar con nuestro vecino de mesa.

◘ Manifestar quejas sobre los lugares que nos han dado.

◘ Hablar con las personas que sirven la mesa, salvo algo muy concreto y necesario; siempre me dirijo a la anfitriona, es lo correcto, no me dirijo al personal, lo único que siempre haré será agradecer en voz suave y mirando hacia delante.

◘ El anfitrión no debe hacer alarde de lo buena que está la comida ni preguntar sobre ella a los invitados, al menos no excesivamente, si algún invitado alabara los manjares él agradecerá discretamente.

◘ Jamás fumar en la mesa. Por supuesto sabemos que el tabaco distorsiona el sentido del gusto. Por eso fumar no nos permite distinguir bien los sabores de los diferentes platos y vinos que vamos a disfrutar.

Cómo debe servirse la mesa

En la mesa, los anfitriones como los invitados deben demostrar su cortesía y buenas maneras. La persona encargada de servir la mesa debe recordar que se sirve por la izquierda y se retira por la izquierda.

Servirá primero a la señora que está a la derecha del dueño de casa, después a la que está a la izquierda, y así sucesivamente a todas las señoras y después a las señoritas, terminando por la dueña de casa. Después de servir a la dueña de casa, se servirá al caballero que está a su derecha y después a los demás en el orden que corresponde. Cuando sean varios los comensales se necesitará más servicio. Se comenzará por las señoras que están a la derecha e izquierda del dueño de casa.

Cuando no debemos tener tanto cumplido se puede servir por una señora y se va dando la vuelta por la mesa, sin tanta ceremonia. Las fuentes se presentan a una altura conveniente y siempre por la izquierda, nunca se apoyarán en la mesa. El personal deberá estar bien preparado para este menester y con tranquilidad deberá sostener la bandeja con la mano abierta, si fuera necesario, con una servilleta por abajo, la otra mano la colocará detrás de la espalda. Si hubiera salsa, se servirá aparte en una salsera.

El servicio tendrá siempre que ir vestido de negro con guantes blancos. Se debe tener mucho cuidado al servir los vinos; se sirven siempre por la derecha, no lo debemos olvidar, debemos cuidar de no manchar el mantel ni las prendas de los comensales. Otro detalle que no debemos olvidar es que las copas nunca se deben llenar hasta el borde, se sirven dos tercios de ellas.

Antes de servir los postres debemos quitar los saleros, las migas jamás se quitan con el recogemigas, simplemente con un plato del juego y la servilleta, esto lo hará el servicio, si no tuviera servicio la dueña de casa se librará de hacerlo, no le corresponde.

En una mesa protocolar, no habrá sucedido nada de eso ni será necesario este paso porque cada comensal habrá observado las reglas de etiqueta completamente. Bien realizado esto serviremos los postres, colocaremos los platos de postre. Los platos se deben retirar de uno a la vez jamás de a varios. El personal jamás dejará de observar a quien le falte el pan o el vino en sus copas, ni nada que le sea necesario, estará atento a cada detalle. Si no hubiera servicio el anfitrión será el que encargará de mantener las copas llenas y vigilará que a nadie le falte pan.

El orden de los platos debe ser…

Sopa, caldo o consomé; entremeses, siempre que éstos no se sirvan en el lugar de las carnes. Luego, huevos, pescado, carne o aves, jamás la carne antes de éstos.

Si se sirve ensalada, siempre acompaña el plato de carne, se servirá después del segundo plato, se colocará el plato en forma de riñón, o un plato de tamaño intermedio entre el grande y el de postre. Se llevará el tenedor en el momento de llevar el plato, es aconsejable un tenedor de postre, el que se utilizará con la mano izquierda. Los platos estarán acompañados siempre de una guarnición. Las salsas frías o calientes se servirán en salseras aparte.

Las bebidas

Para comenzar con una comida lo haremos con un aperitivo. A medida que lleguen los invitados ofreceremos la copa y las delicadezas.

Los caballeros permanecerán de pie mientras que las señoras podrán tomar asiento en sillones o sillas que se dispondrán para la ocasión. Se deberá evitar servir un aperitivo muy importante, pues algunas personas podrían llegar a la mesa sin apetito.

Esto ya lo he explicado en otro de los artículos, serviré una única copa, y dos o tres delicadezas por persona. Las bebidas más indicadas son jerez seco y dulce, refrescos con alcohol o sin él, jugos de frutas, whisky, cava o champaña seco muy frío y cualquier tipo de coctel. Aunque yo suelo servir sólo champaña o whisky. Y les cuento que si tenemos mucho champaña podemos servirlo desde el aperitivo hasta los postres, el indicado para esto es el de sabor Brut.

También se puede ofrecer vino blanco o tinto que es con el que acompañaremos la comida. En cuanto a los comestibles hay una variedad hoy día muy grande para este tipo de bandejas, todo estará en función del número de comensales y el menú que luego serviremos a nuestra mesa. Pueden servirse bandejas, canapés, caviar, quesos, etc.

El comportamiento

• Tener las bebidas y las bandejas preparadas antes de que lleguen los invitados.

• Tener preparado un salón para servir el aperitivo.

• El aperitivo no debe durar más de media hora. No se espera a los que están llegando tarde.

• Pasado ese tiempo la anfitriona pasará al comedor y servirá el primer plato.

• Poner porciones chicas que se puedan tomar con la mano y se puedan comer de un solo bocado.

• Disponer de una o dos mesas para poder apoyar con comodidad las fuentes.

• Colocar una mesa o mueble bar para disponer las bebidas.

• Tener preparadas las servilletas, para esta ocasión corresponden las de hilo.

• No debemos llevar la copa a la mesa, aunque no la hayamos terminado.

• Debemos servir sólo alimentos que se coman sin utilizar cubiertos.

• No debemos ofrecer bandejas muy cargadas, esto da la sensación de que se ofrecen estas bandejas para saciar el apetito.

• No ofrecer productos que se servirán luego en la mesa.

• No se debe servir productos fríos si el primer plato va a ser caliente.

• Jamás ofrecer preparaciones con huesos. Jamás poner platos para dejar los huesos.

• Y en especial no colocar palillos, lamentablemente si estuvieran los miro y no los toco, ellos también están abolidos como la esclavitud.

Los vinos en la comida

Los vinos blancos son para caldos y consomés, para los entremeses y los pescados; los tintos para los platos de pastas, huevos y carne.

Cómo comer cada alimento

Cada alimento debe comerse de una forma diferente, utilizando para ello los cubiertos que están dispuestos en la mesa.

El modo en que los utilicemos y nos comportemos en la mesa, hablará de nuestras buenas maneras y nuestra educación. Como ya lo hemos dicho, comer con los dedos era cuestión habitual en otros tiempos.

Todavía hay muchos productos que pueden comerse así y hacerlo no denota falta de educación. Muchas veces, hoy día, por la sofisticación de los platos, muchas personas no saben cómo deben manejar los cubiertos. Veremos cómo debemos comer algunos alimentos que son más habituales de servir.

Aceitunas

Si se sirven con el aperitivo se toman con los dedos. Jamás se usan los palillos.

Alcauciles

Si nos las presentan con las hojas, se sostiene con los dedos de la mano izquierda, se quita una hoja y se moja en la salsa. Una vez realizado esto nos enjuagamos las manos en el bowl. Al llegar al corazón, se usa tenedor y cuchillo.

Arvejas

Cuando nos lo sirvan como plato principal, los comeremos sólo con el tenedor sin pincharlos. Pero si nos lo sirvieran como guarnición de carnes o pescado, se emplea el tenedor y la pala de pescado como apoyo para montarlo sobre el bocado que nos llevaremos a la boca.

Aves

Con tenedor y cuchillo, nunca con las manos.

Budines

Con el tenedor solamente, sean dulces o salados.

Carnes

Con tenedor y cuchillo.

Coctel de fruta o de mariscos

Se usará la cuchara y el tenedor, el que nos ayudará a acomodar la porción sobre la cuchara. Apoyaré el tenedor y la cuchara me dará la porción a comer.

Consomé

Con la cuchara de consomé. La cuchara se introduce en la boca de costado, no de punta, procederemos silenciosamente.

Crepas

Sean dulces o saladas, sólo se comerán con el tenedor.

Croquetas

Se comerán sólo con tenedor.

Choclos

Se usarán los pinchos correspondientes, se pueden salar y untar con manteca. Se comen con ambas manos, sólo son para comidas informales.

Dulces

Con el tenedor de torta o el de postre.

Ensaladas

Se come con tenedor, con la mano izquierda, es incómoda para comer pero se debe servir en el costado izquierdo de los tenedores, para ello colocaremos el plato riñón o uno más pequeño del juego con su tenedor dientes hacia arriba.

Espárragos

Se comen con la pinza especial, o con los dedos, mojando la punta en la salsa que tenemos en el plato. Es muy incómodo de comer por eso se sirve sólo en comidas informales estamos hablando de cuando vienen enteros.

Guisantes

Con tenedor solamente, nunca con cuchara.

Helados

Se deben comer con tenedor y cuchara, de la misma forma que el coctel de langostinos, flan, arroz con leche.

Huevos

El huevo nunca se corta con cuchillo, salvo que nos lo presenten sobre pan tostado y carne, en ese caso sí utilizaremos el cuchillo para cortar. En caso de que sea omelet o en tortillas sólo utilizaremos el tenedor.

Langosta

Se cortan las patas y las bocas con la pala de pescado. Se extrae la carne del interior con la pala y se come con el tenedor. Las patas se comen con los dedos. Luego se debe utilizar el bowl para limpiarse los dedos.

La langosta se puede presentar en medallones, cuando sea así se corta con los cubiertos normales de pescado. Pero cuando se presenta entera dentro de su caparazón, partida en dos longitudinalmente, hay que ver cuál es el centro adecuado para practicar el corte y separar (con los cubiertos de servir) nuestra porción, sin realizar grandes movimientos de esgrima, y dejar a los otros comensales esperando ver los resultados de nuestra escaramuza.

Ananá

Se come con tenedor y cuchillo de postre.

Frutillas

Se comen generalmente preparadas, con la cuchara de postre y tenedor para ayudarnos.

Mariscos

Gambas, langostinos y demás mariscos se comen con tenedor y pala de pescado.

Melón

Lo más correcto es que sea servido en trozos y sin las semillas. Se come con tenedor y cuchillo.

Pan

Se trocea con la mano, jamás se utiliza el cuchillo ni se muerde directamente. Se come entonces en pequeños trozos que se cortan con los dedos. Jamás se come antes de empezar el primer plato.

Pasta

Pasta larga se come con tenedor y cuchara. Pasta ancha o rellena se come con tenedor y cuchillo o tenedor solo.

Paté o foie gras

Se unta sobre pequeñas tostadas. En este caso el anfitrión tendrá que disponer de pequeñas palas para untar.

Quesos

Los quesos se sirven cortados en el aperitivo y estarán debidamente presentados para comer correctamente.

Si se sirven enteros debemos facilitar un cuchillo para cada tipo de queso para no mezclar los sabores. Cuando los quesos se sirvan como postre se debe cortar la corteza con el cuchillo y el resto se come con el tenedor acompañando la fruta o acompañando algún pan.

Los quesos curados o secos se pueden comer con la mano. Se suelen servir en tablas. Entonces el queso blando se come sólo con el tenedor, y el duro, con tenedor y cuchillo. Siempre se lleva a la boca con el tenedor pero para ponerlo sobre el pan se utiliza el cuchillo.

Sopas

Se sirven en plato hondo, jamás llenos hasta el borde. El caldo no se mueve ni se sopla, simplemente esperamos que se enfríe. Si fuera sopa de pescado, carne con trozos grandes y no puedo cortarlos con la cuchara los dejo, jamás poner dentro el cuchillo ni el tenedor para ayudarnos.

Uvas

Se comen con la mano, y es la única de las frutas que sirvo en mesa formal, en especial en Año Nuevo.

Ostras

Se presentan siempre ya abiertas sobre hielo y con limón, se exprime éste sobre la pulpa. Se toman con dos dedos y se come con el tenedor especial o con el tenedor más pequeño. El jugo se puede beber directamente desde la concha.

Almejas

Igual que las ostras.

Arroz

Se come con el tenedor si fuera con carne, pollo, aunque sea una jugosa paella se come con el tenedor, jamás usaremos la cuchara, sino debemos ayudarnos con el cuchillo. Si está caliente no lo llevaremos hacia los bordes. Esperaremos a que se enfríe.

Les cuento y me voy hasta el próximo capítulo

Dios puso a Adán y Eva en el paraíso , el jardín del Edén, quiso probar la obediencia de ellos y les permitió comer de todos los árboles que estaban en el huerto, sólo les prohibió comer del árbol de la vida, les dijo que si comían los frutos que en él había iban a morir.

La serpiente se aprovechó de esto y tentó a Eva, quien comió del fruto prohibido y creyendo que por su hermosura y delicioso sabor éste le haría alcanzar la sabiduría, la pobre ilusa le dio de comer también a su marido.

Eva se equivocó y por no haber obedecido fueron expulsados del paraíso y castigados con la muerte, la vergüenza, el dolor y el trabajo.

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19).

Así que por culpa de una deliciosa manzana, ustedes y yo estudiamos, trabajamos, lloramos por amor, pero también tenemos esos pequeños placeres que nos da la vida, que son el amor, el amar y que nos amen, la belleza, y la buena mesa, así que a disfrutarlos, la vida es una sola y vale ser vivida.

Y querida Eva, ¡qué pena!, no pensaste que mujer prevenida vale por dos.

Doy por finalizado Adán y Eva, capitulo I, por culpa de esa manzana… y no olviden que ¡la manzana no se come con la mano!

Hasta el próximo capítulo.

Revista Protocolo

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