Internacional

11-S: del atentado suicida al suicidio político

En este artículo de opinión, al conmemorarse dos décadas del atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York, la autora reflexiona sobre tres de las promesas incumplidas por el actual Gobierno de EEUU: la guerra contra el terrorismo, la transición hacia una democracia en Afganistán y el desmantelamiento a la red del tráfico de heroína

Aribel Contreras Suárez*
(Colaboración invitada)

Ciudad de México, 10 de septiembre de 2021.—Después de dos décadas, este 11 de septiembre de 2021 se conmemorará aquel atentado terrorista de las Torres Gemelas de Nueva York de una manera muy diferente a los anteriores aniversarios. Se recordará a todos los que perdieron la vida durante los atentados y después de estos por los efectos colaterales que se ocasionaron por la gran cantidad de químicos que se esparcieron en el aire y que fueron respirados por la población de Manhattan.

Pero este vigésimo aniversario debería de recordar lo que se prometió en 2001: i) la guerra contra el terrorismo, ii) la transición hacia una democracia en Afganistán y iii) el desmantelamiento a la red del tráfico de heroína. Sin embargo, ninguna de las tres promesas se cumplió. Afganistán sigue ocupando la posición número uno del Índice global del terrorismo (https://www.visionofhumanity.org/), en cuestión de democracia ocupa el lugar número 142 de un total de 167 países evaluados por The Economist y en cuestión del cultivo de la amapola para la producción del opio y luego la comercialización de la heroína y la morfina, lleva al país afgano a ser el primer productor mundial (https://elordenmundial.com/mapas/las-rutas-de-la-heroina-en-el-mundo/).

Con lo anterior quiero decir que Estados Unidos le queda a deber a los estadounidenses porque no cumplió la justificación por la cual invadió a dicho país, le queda a deber a los afganos porque no les dio la democracia prometida y le queda a deber al mundo porque su invasión disfrazada de autodefensa ha quedado humillada ante el desastre político, económico y social que ha dejado ante su salida catastrófica.

America is back, pero está de regreso a un punto de inflexión donde de haberle declarado la guerra al terrorismo por los atentados suicidas, pasa a tener un suicidio político para el mandatario estadounidense Joe Biden, es decir, tendrá un gran costo político a corto, mediano y largo plazo. A corto plazo porque los republicanos y varios demócratas le cobrarán la factura en la votación del siguiente presupuesto que debe ser votado el próximo 27 de septiembre, a mediano plazo porque en las elecciones intermedias a realizarse en noviembre de 2022 su base electoral le cargará un costo y a largo plazo porque es difícil pensar en su posible reelección para 2024.

* Coordinadora de la Licenciatura en Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana

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